viernes, 2 de mayo de 2014

Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús


Bien lograda la apreciación de Gamaliel. la Iglesia fundada por Cristo irá hasta el fin de los tiempos, aunque nosotros, los mismos católicos, pretendamos desparramarla, aunque haya cobardía y falta de testimonio, porque es obra de Dios, no invención de hombres. En ella como comunidad ha de lograrse el compartir como justicia que florece no del poder sino de la misericordia de Dios y del compartir entre hermanos.

La multiplicación de los panes: «Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron» (Jn 6,11). En la época muchos acudían por la novedad, otros con la intención de ser sanados y otro tanto, quizás por comprender los misterios, prodigios y enseñanzas del Maestro. Todos con hambre y sed de pan material. Contradictoriamente con lo que hoy acontece, la gente padece más de la anorexia espiritual que de lo material.

“Lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer” nos lo dice a nosotros, hoy que hay muchos con la necesidad apremiante del pan de la Palabra, pan de los sacramentos, de Jesús misterio en las especies del pan y del vino para la vida. En verdad son latentes las necesidades de hoy día, pero lo más grave es la falta de testimoniar a Jesús conscientes de lo que a la gente le falta lo primordial; en medio de tanta oscuridad, en medio de tanta falta de luz. Hace falta mucha gente como Andrés que sabe mirar la realidad para redescubrir el recurso y ponerlo a disposición de Jesús que sabe muy bien lo que va a hacer, sabrá poner todo en comunidad y para todos. Aunque el catolicismo temeroso, falto de compromiso y relativizado de hoy no lo logre, lo será después de la gran tribulación que por tal motivo tengamos que padecer.


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