jueves, 31 de julio de 2014

Separarán a los malos de los buenos


Las empresas y los juiciosos y ordenados hacen al final del mes un balance para analizar el estado y los resultados de sus finanzas; eso mismo deberíamos hacer nosotros todos los días en su final, es aun mas indispensable nuestra confrontación personal, para ver como esta nuestro comportamiento y revisar nuestro pecado de pensamiento, de palabra, de obra y de omisión. De allí surgirá nuestra contrición y nuestra conversión tan indispensable. Es llegar a la docilidad para que Dios nos moldee conforme a su voluntad santa, a imagen del alfarero según la lectura de Jeremías.

Diferenciar y separar son actividades que hacemos todos los días, en cuanto a lo material. Porque no entonces hacer también, durante nuestra vida una distinción de lo que es bueno y para bien, de lo que es malo y para el mal. “Examínenlo todo y quédense con lo bueno. Eviten toda clase de mal, dondequiera lo encuentren.” (1 Ts.5,21-22) Par ello se requiere reflexionar y pedir al Espíritu Santo el discernimiento, no olvidemos que estamos en medio de una sociedad caótica, que se desenvuelve entre verdad y falsedad, entre lo bueno y lo malo, valores y antivalores, complicada y centrada en el poseer sin justicia, sin caridad. Por tanto los Ángeles de Dios deberán separa los unos de los otros.

A todos no ocurre en algún momento de nuestra vida, nos encerramos en nuestro mundo y hacemos nuestro propio juicio, con nuestra propia capacidad, sobre el dolor, el sufrimiento, el odio, los placeres, los antojos; confinados en una cárcel que hemos construido para nosotros mismos y que nos parece infranqueable. Negamos la acción y la autoridad de Dios al olvidarnos de Él. No caemos en la cuenta del contenido de una vida sin Dios en las buenas y en las malas; confrontada con la esperanza y la docilidad a Dios que por su amor infinito es capaz de cambiar todas las situaciones. Meditemos las parábolas de nuestro Señor Jesús, de ellas sacaremos enseñanzas siempre nuevas que nos ayudan a nuestra conversión y para adaptarlas a nuevas circunstancias.


miércoles, 30 de julio de 2014

Si vuelves, estarás en mi presencia


Evangélicamente hablando, el afortunado es el de corazón humilde y sencillo, este encuentra el mayor tesoro. “Dichosos los pobres en el espíritu” Nadie es más rico que aquellos que agradecen a Dios por lo que les ha sido concedido y lo ponen al servicio para ganar amigos para el cielo. Los que se despojan de la avaricia, de cierto modo viven en pobreza porque dan, ayudan, enseñan y sirven por amor. En cambio y como ejemplo encontramos el personaje rico que se acercó a Jesús y le preguntó qué debía hacer para obtener la vida eterna, que ante la propuesta del Maestro bueno, por culpa de sus apegos regreso por donde vino entristecido. No supo apreciar la tentadora oferta de Jesús,

La parábola contiene connotaciones espirituales, Aquel que por uno u otro motivo es capaz de reflexionar sobre el vacío que siente, reacciona ante su pobreza interior, llega a darse cuenta que hay algo mas pero que aun no lo posee y por gracia lo encuentra, Dios no se hace esperar para mostrarle el gran tesoro, Para aquel que lo ha buscado todo y que no ha logrado complacer su alma, la propuesta de Dios es un tesoro porque este sí que llena, si satisface, si da paz y porque el reino de los cielos tiene un contenido muy mayor que lo percatado en nuestro planeta tierra.

Pero hay algo mas, aquel que busca y que no encuentra y que no puede llenar su faltante, es posible que no se dé cuenta que existe un tesoro escondido y aunque lo vea, tampoco es capaz de identificarlo para acogerlo. Se puede fijar más en su renuncia que en el don ofrecido; pues toda acción conlleva a una reacción, en este caso es indispensable la conversión, “la venta de lo que posee”, el cambio de la manera de pensar, para reflexionar y llegar al cambio de vida. Para llegar a ser un solo cuerpo en Cristo, como nos dice san Pablo. “Que el amor sea sincero. Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno. Que entre ustedes el amor fraterno sea verdadero cariño, y adelántense al otro en el respeto mutuo. Sean diligentes y no flojos. Sean fervorosos en el Espíritu y sirvan al Señor. Tengan esperanza y sean alegres. Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar. Compartan con los hermanos necesitados, y sepan acoger a los que estén de paso… más bien derrota al mal con el bien.” (cf. Rm.12,1-21) es como la escolaridad para la vida terrena y en el reino de los cielos.


martes, 29 de julio de 2014

No como quien sirve a hombres, sino como esclavos de Cristo.


En la primera lectura de Jeremías, encontramos cantidad de lamentos e interrogantes. Que nos ponen a pensar porque le ocurre tanto daño al pueblo escogido? Solo encontramos que la cusa principal es por la falta de lealtad a Dios, sacaban a Dios y quedaban desprotegidos. Sin embargo nuevamente el pueblo elegido, era levantado de la calamidad, por la bondad de Dios y pasado un tiempo volvían a poner su interés en otros dioses. La esperanza no estaba en Dios, no reconocían ni se disponían para recibir el amor de Dios que es para todos y por todos los tiempos. Nos ocurre hoy igual, nuestro afán no permite vivir la esperanza segura de la bondad de Dios, confiamos más bien en nuestras propias fuerzas y para peor de los males llegamos a creer mas en personas y en lo material, que a Dios quien nos ama y que quiere lo mejor para nosotros. De esta manera por nuestra propia decisión y por ignorancia nos volvemos cizaña propicia que el maligno está dispuesto a plantar en el campo de la viña del Señor.

Tiempo – impaciencia, Amor - esperanza. Los procesos requieren tiempo. nos puede invadir las preocupaciones, nos cansamos y renunciamos. Deberíamos vivir confiados en el poder y la autoridad de Dios y gozar de la esperanza y de su gran amor, para vivir en la divina voluntad de Dios nuestro creador. Como nos dice san Pablo: “llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. (2 Co.4,7) La prisa se apodera de nosotros la llevamos a flor de piel para tratar de ser dioses sin Dios; en vez de la decisión para convertirnos, para cambiar nuestra manera de pensar para cambiar nuestra manera de vivir.

La salvación que ofrece nuestro Padre por la persona de Cristo quien venció la muerte por el pecado, es para todos. El seguir a Jesús con esperanza y por amor, es garantía de salvación. «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” (Jn.14,6). Pero por supuesto, el caminar en pos de Cristo conlleva, conversión, esfuerzo y lucha, porque quiere que nos dejemos librar de la muerte, es mejor cargar nuestra cruz siguiendo al Maestro en vez de sufrir la muerte. Ya el Señor extendió voluntariamente sus brazos sobre el madero de la salvación, para que tuviéramos por Él, resurrección y vida.


lunes, 28 de julio de 2014

Y vienen los pájaros a anidar en sus ramas


Si comparamos ambas parábolas, la cuales contienen elementos diferentes de la naturaleza, como que no hallamos relación entre ellas, pero que consiste en el resultado de ambas. De lo menos a más. De lo minúsculo a lo macro. La esperanza está en conocer el potencial contenido y aguardar los resultados.

A través de estas comparaciones nuestro Señor Jesús habla del reinado en el corazón del hombre, que al comienzo tiene una connotación minúscula y germinal, que necesita tiempo, activación en estado propicio y que puede llegar a ser, por la gracia, una fuerza transformadora que hará que todas las realidades se vean y actúen de distinta manera siempre superior; que en vez de raquitismo inoperante se convierte en gozo activo y servicial. Es un don que llega por la esperanza y deseo humilde. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben aceptar y con razón dice el Señor que por las cualidades de humildad y sencillez, el hombre podrá recibirlo.

Traducido al discípulo del Señor nos indica que es un camino que lleva de la oscuridad a la luz, de la renuncia a la activación del amor para servir de fermento y de posada. El fermento de la misión y la posada para el Espíritu Santo. Todos los bautizados somos la iglesia de Cristo, por tanto la iglesia está compuesta por discípulos del Señor, que aceptan su reinado y cumplen la misión, por amor.

Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre. Esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad. Quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino. La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio.” (Papa Francisco)


sábado, 26 de julio de 2014

Dejen que crezcan juntos cizaña y trigo


Hoy, Dios por boca de Jeremías, nos hace ver que nuestro comportamiento cotidiano carece de sentido como correspondería frente a las cosas de Dios. Nuestra vida espiritual carece de autenticidad, nuestro culto a Dios contiene sentimiento hipócrita y de momento. “llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.” (Jn. 4, 23). Mientras que la mayoría del tiempo lo empeñamos a otros dioses, como son: El poseer (cf.Lc. 12,15) “No son sus posesiones las que le dan la vida”. A la avaricia se le quiere justificar con el consumismo, moda, ocio, vanidad, comodidades desmedidas, odios, venganzas, placeres, (…). Son contaminantes que esclavizan, que impiden la perfecta coherencia con Dios, que relativizan y nos vuelve insensatos, incapaces de practicar la justicia y la paz.

En el pasaje del Evangelio, se nos habla de la maleza en medio del cultivo productivo y servicial. Dios sabe de nuestras limitaciones, sabe que no somos capaces, por nuestras propias fuerzas, de erradicar la cizaña del pecado. Su respuesta nos anima a ser valientes para lograr una madurez en la fe, para alcanzar una coherencia definida y decidida de nuestra amistad con Dios.

La cizaña simboliza todo lo que se opone al Reinado de Dios en nuestras vidas. El Señor (escribe recto en renglones torcidos) de allí donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia, Dios no quiere la muerte del pecador, quiere es, que se arrepienta y viva para servir. Cuando germine el trigo la realidad será evidente, manifestada en el fruto.

En la concepción del evangelio, permite distinguir lo bueno de lo malo y la hegemonía de lo uno sobre lo otro. Pero cuidado de juzgar, esto es solo de la incumbencia de Dios, cuando solo Él sabe la intención y la rectitud de corazón. Pues es, también, una de nuestras malas costumbres, rechazamos al pecador, lo juzgamos y lo condenamos. Sin darnos cuenta que el poder y la misericordia de Dios es universal y eterna. El rechazo es una de las peores lacras que manifiesta nuestra sociedad contemporánea, debido a ignorancia, a causa de la falta docilidad al Espíritu Santo. Si estuviéramos dispuestos a la acción de Dios Espíritu Santo, cambiaría la situación de la parábola, no habría semilla de cizaña para plantar.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.» La parábola contiene, además, un sentido profético; es lo que acontecerá al final de los tiempos.


viernes, 25 de julio de 2014

Llevamos en nuestros cuerpos la muerte de Jesús.


Santiago, llamado «el mayor», era hijo de Zebedeo y de Salomé (Mc 15,40; Mt 27,56) y hermano mayor de Juan el evangelista. Junto con él fue llamado entre los primeros discípulos de Jesús, y siempre se le cita entre los tres primeros apóstoles en el Nuevo Testamento. Fue testigo privilegiado de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,37), de la transfiguración de Jesús (Mt 17,1) y de la agonía de Jesús en Getsemaní (Mt 26,37). Fue decapitado hacia el año 44, en tiempos de Herodes Agripa, en los días de la Pascua (Hch 12,1-3).

Encontramos en el Evangelio de hoy una petición y una respuesta del Señor. En segundo lugar la reacción de los otros discípulos contra los dos hermanos y la actitud de Jesús frente a todos los discípulos. Por su puesto que la petición es disonante con el programa que Jesús le ha ido trazando a sus discípulos mientras van subiendo a Jerusalén. Y por tanto dice: “no saben lo que están pidiendo”. Aparece la incomprensión del misterio de la cruz. El pueblo creía que el Reino de nuestro Señor Jesús, tendría lugar con la conquista de poder que tenían los romanos. Y de ahí que se procuren obtener posiciones dentro del sistema político. Por tanto era de esperarse, también, los celos expresados dentro de la comunidad apostólica por los primeros puestos.

Se demuestra lo difícil que es para la humanidad el reconocimiento de la persona de nuestro Señor Jesús y su Palabra y el significado grandioso y pleno del cumplimiento de su misión encomendada por nuestro Padre Dios. Aun no entendemos completamente contra quien fue la “pelea” en el misterio de la cruz y sobre todo no entendemos que si somos del bando de Jesús, también nos corresponde correr la misma gesta, la misma lucha para alcanzar la vida conquistada por el Señor.

Frente al recelo y división, el Señor la aprovecha para corregir pedagógicamente los fallos de los discípulos de todos los tiempos. El Maestro pronuncia unas reflexiones sobre el nuevo concepto de la autoridad transformada en servicio. Explica la manera como se impone la autoridad en el régimen político de las naciones. Y censura que esta manera de ejercer la autoridad no puede ser el modelo de las relaciones en la comunidad de los discípulos. Porque la novedad consiste en trabajar para rescatar y en servir incondicionalmente a los que nos rodean, que gracias a la tecnología, son todo el mundo. Como cumplimiento de la ordenanza de nuestro Señor Jesús “Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.” (Mt.28, 19). Capaces de testimoniar su vida, quien no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida en rescate por todos.


jueves, 24 de julio de 2014

Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron aljibes agrietados.


En la primera lectura que es muy diciente para los tiempos que estamos viviendo, Jeremías enfoca la bondad de Dios para el hombre y a la vez se refiere a los responsables del pueblo, por no hacer su trabajo esencial que es conducir a los hombres a Dios; «interrogar sobre Dios»: "¿dónde está el Señor?" Los especialistas de la Ley, no fueron enfáticos en el reconocimiento de Dios; considerado como una traición de los clérigos y de los intelectuales. Los mandatarios se dedicaron solo regir su gobierno conforme al parecer para sostener su poder, en vez de hacer política según el espíritu de Dios. También los profetas fallaron se les hizo más fácil la religión de los nativos que era muy popular dando culto a Baal. ¿Tendrá algo de parecido a nuestros tiempos?

El Evangelio de hoy es una continuación del pasaje de ayer cuando los discípulos hacían una pregunta sobre la comparación del “sembrador”, ¿porque las parábolas, en vez del lenguaje común? Y es el Señor quien hace una explicación detallada de lo que significa y porque las parábolas. Imaginémonos que el Señor solo hubiese utilizado el lenguaje común, que hubiese pasado en la época y hoy día cuando para el hombre todo es relativo. Se hubiese cambiado la interpretación con más facilidad y se hubiese puesto en boca del Señor mucho contenido de mentira y de engaño. Gracias a las parábolas a manera de (cuento) se conserva la verdad dicha por el Señor.

El Señor sabía que era difícil para sus contemporáneos y para nosotros hoy, entender los misterios de la salvación y de la vida verdadera. “Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender… son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón”. Algún tipo de justificación pongo en aquellos, debido a su cultura y al cambio tan repentino que estaba proponiendo el Señor. Pero para nosotros no hay disculpas, cuando siendo dóciles al Espíritu Santo, lo entenderíamos y lo haríamos muy bien. No cabe por simple razón sino por atracción el alejaros de Dios. Es porque queremos ser dioses sin Dios, por falta de conversión, por no aceptar su Reinado en nuestro corazón, por no dar testimonio de Cristo a los hermanos; y cabe decir, que no solo se debe a nosotros los laicos, también movidos por las corrientes sociales, están a su vaivén muchos consagrados. No queda ante nuestra realidad cruda y visible, otro camino que doblar rodilla ante Dios. Le propongo ahora mismo al menos un Padre Nuestro a nuestro Creador. “En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación.” (2 Co.6,2).


miércoles, 23 de julio de 2014

Mi boca contará tu salvación, Señor.


Encontramos hoy en el Evangelio de san Mateo, la pedagogía de nuestro Señor y Maestro, que nos exhorta a pensar, nos incita a reflexionar- “El que tenga oídos, que escuche.”. y es si que sus discípulos quedaron con interrogantes. Por lo mismo, la respuesta del Maestro es muy diciente para nosotros hoy día, caminamos, nos movemos como que estamos vivos, pero no vemos, no escuchamos, no entendemos, no meditamos, para seguir en las mismas. La Palabra de Dios no nos mueve, no cambiamos; cuesta la conversión. Sin embargo Dios permanece buscándonos, sin importar nuestra condición social, para Dios cuenta es el valor de nuestra alma.

Que ha importado que el Hijo de Dios viniera a rescatarnos a precio de sangre, nuestra conversión es incompleta. Y es debido a que hay alguien que nos roba lo poco y lo cambia por los afanes de lo del mundo. Quizás algunas veces podemos sentir motivaciones que nos entusiasman a ser obedientes a Dios. Pero llega alguien o algo que contradice nuestra motivación y abandonamos. Sobrevienen los acosos de lo material, las necesidades económicas y tomamos el camino de nuestras capacidades de nuestro propio esfuerzo, el interés personal, para ir perdiendo la fe y lo que Dios quiere de nosotros.

“El sembrador salió a sembrar” Dios quiere que seamos dóciles a su divina voluntad, que interioricemos sus enseñanzas, que seamos capaces de retenerlas para que se queden haciendo vida en nosotros. Aunque hayan contradicciones, aunque haya fracaso y resistencia, porque no faltará la acción del maligno que quiera deslumbrarnos con sus engaños, aunque quiera hacer ver el mal como bueno o mejor que el bien. Y la responsabilidad está solo en nosotros, por nuestro pecado de pensamiento, de palabra, de obra y de omisión. Esto nos impide reflexionar y cambiar. “No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón... Pero con eso habría conversión y yo los sanaría.”(Mt.14, 15)


martes, 22 de julio de 2014

Encontré el amor de mi alma


Hoy la lectura del evangelio nos presenta a María, la de Madala que es una población rivereña del mar de Genesaret, personaje protagónico en la vida del Señor. Se cree que fue a quien el Señor libero de una posesión demoníaca, la que lloro a sus pies y se los perfumo, estuvo al pie de la cruz venciendo los miedos y temores por amor al Señor y hoy es testigo de la victoria del Señor resucitado.

Las preguntas que el Señor hace a María, (misionera) son para nosotros hoy, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Lloramos quizás por los sentimientos que causan las pérdidas y el Señor nos invita a que lo busquemos a Él, quien suplirá toda perdida, toda angustia, todo desconcierto, toda tristeza, toda soledad, toda falta de paz, (...).

¿Qué buscamos hoy día nosotros? Muchas cosas que suplan nuestros deseos mundanos, buscamos idolatrar personas y cosas, para tratar de llenar el vacío que hay en nuestro interior. El Señor repetidamente formula esta pregunta ¿A quién buscas? “El que busca encuentra” pero esta afirmación del Señor se refiere a lo mejor, a lo realmente necesario para la vida, que se dirige personalmente a cada uno de nosotros y nos anima a vivir en su amor. Búsqueda, también es, reconocer a aquel que te reconoce a ti. La búsqueda del Cantar de los Cantares, es la inquietud que se despierta, es el deseo del Señor y se vuelve búsqueda apasionada, vital, como expresión simbólica del amor de Dios por su pueblo.

En el discurso del cap. 14 Jesús había hablado de su partida; y había garantizado su resurrección. Esta promesa se da como cumplida en la alegoría de la parábola del grano de trigo que muere y la de la vid y los sarmientos. Se cumple en nuestro Señor Jesús, que muriendo da mucho fruto, habla de la importancia de su muerte para que los creyentes vayan a Él y de la fecundidad apostólica de sus discípulos. Por tanto Jesús es también la vid en la que los sarmientos deben estar adheridos para producir fruto abundante. Jesús es la fuente de la vida de los creyentes y de las obras buenas que por gracia pueden producir.


lunes, 21 de julio de 2014

Te han explicado, lo que Dios desea de ti


«Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté? Respóndeme.” Te libre de la muerte eterna, te saque de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la mentira, de la esclavitud de la ignorancia, te doy lo que necesitas para el paso por este desierto de la vida temporal, te envié por delante a mi Hijo amado para que te conduzca por el “camino”, te envié al Espíritu Santo para que te de la luz necesaria para la vida, te puse en tu compañía a María, como amparo. ¿Por qué caminas destino a la destrucción? vas camino a la perdición. “Lo que Dios desea de ti: simplemente, que respetes el derecho, que ames la misericordia y que andes humilde con tu Dios

«Si eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan.»… «Te daré poder sobre estos pueblos, y sus riquezas serán tuyas, porque me las han entregado a mí y yo las doy a quien quiero.”…. «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, … Dios ordenará a sus ángeles que te protejan” (cf.Lc. 4, 1-13) Todo servidor del maligno emplea este tipo de estrategia para tentar, para escandalizar. La mayoría de la gente de hoy de una manera o de otra tratamos de tentar al Señor. Cuando la fe, el amor y el servicio es lo encomendado ¿para que tratar de ver con minucias la acción de Dios?, quien todos los días obra milagros en nosotros, pero que somos incapaces de reconocerlo y mas difícil agradecerle.

De manera que no fue solo cuestión de los fariseos y letrados, nosotros queremos saber todos los detalles, no tanto para creer sino para poder juzgar y contradecir. Nosotros también queremos signos que podamos utilizarlos para verificar si Dios nos escucha, si Dios es real, si lo que dice es verdad. Las cosas de Dios son misterio lucido pero no visible a nuestra vista, debido a la ceguera producida por el pecado. Entonces el Señor retoma lo que está escrito en Dt. 1,35: “Esta generación perversa y adultera” (la relación de Dios con su pueblo tiene connotación matrimonial) y complementa con el anuncio de los misterios de salvación: “pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.” La muerte no tiene el poder ni la última palabra. “De hecho, se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía.” (cf.Hch,1, 1-11) “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios” (Sl.49) «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.(Jn.14,6) En nuestro Señor Jesús se cumple toda profecía y se realiza todo reinado. No tenemos que esperar ni pensar en nadie más. Jesús es el mayor signo de Dios, que se nos ha dado.


sábado, 19 de julio de 2014

Codician los campos y se apoderan de las casas


“Los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.” Aquellos convencidos de estar por encima de la ley y de ser sus verdaderos interpretes. Resultan siendo unos ilusos, cuando el único poseedor de la verdad plena es Dios. Al saber el Señor sobre sus componendas, quedaron destemplados. No hace un cuestionamiento acerca de la calidad de testimonio que daban y su coherencia como miembros del pueblo elegido, el Señor los deja. No se trataba de una lucha porque Jesús vino fue a traer la paz, a dar ejemplo de amor y el no a la guerra ni la violencia.

Vino para implantar el derecho Jesús evita la confrontación y continúa anunciando e implantando esa ley nueva (el derecho y la esperanza de las naciones) que porta en su corazón, continúa curando, perdonando, anunciando, restableciendo, (…) Jesús es testimonio de de vida. Ante las realidades enfermas y moribundas, Jesús ni quiebra la caña cascada, ni apaga el pábilo vacilante, sino que endereza y reaviva.

Esta compostura de muerte existe desde cuando el maligno engaño por primera vez, cuando convenció con mentiras; así es como hoy vivimos en gran medida la cultura de muerte en sus diversas manifestaciones. El ser humano atraído por el poseer y la fama a cualquier precio, ha generado en nuestro mundo contemporáneo la exclusión, el utilitarismo y el deterioro humano; donde solo se le da valor a las pertenencias o capacidades, cuestiones que coadyuvan a la injusticia y hasta la violencia; y no se mueve un ápice por la dignidad de la persona humana. El mundo de los que viven este tipo de cultura, como si fuera poco, minan por todas partes ataques contra la fe y la Iglesia católica; porque saben que es élla la que se opone a la cultura de muerte y le apuesta a la vida, a la dignidad del género humano, a la presencia del resucitado como cabeza, pastor y sacerdote eterno, movidos por el Espiritu Santo.

La misión del discípulo de Jesús es levantar al que esta caído y dar fuerza a quienes lo necesitan y se encuentran en dificultad, como coherencia cristiana. No limitar nuestra acción a la simple administración o conservación, sino ir a todos y que somos todos necesitados de Dios, a “conocer la cultura” como nos dice el Papa Francisco. Conocer las luces y sombras de las personas, para llevarles la alegría del Evangelio.


viernes, 18 de julio de 2014

He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas


Dios dono la libertad, como capacidad para nuestra propia autodeterminación, a los seres humanos con el fin de que la obediencia a Dios fuese por amor, mas no por imposición, sino como medio de salvación. Sin embargo el hombre no vive el mandamiento del amor; por tanto Dios recordó a Moisés la obediencia que le debemos, y para que el pueblo de Israel se regulara, éste reglamento el decálogo con una cantidad de normas. Frente a lo que Dios nos ordena el ser humano tiene la necesidad de regularse a sí mismo, pensar y decidir las pautas de su comportamiento.

Difícil vivir la misericordia hoy día, ya que ha cundido el concepto del relativismo debido al modernismo, la ciencia y la tecnología. Quedando atrás y viendo las cosas de Dios como del antaño, como pasadas de moda; como queriendo decir, si hay faltos de misericordia la culpa no es nuestra, es Dios quien tiene que acomodarse a nuestros caprichos. Del amor a Dios y a nuestros semejantes se ha pasado a una mentalidad interés personal. La dignidad del hombre se mide solo por lo que se posee y que a su paso quiere más por querer ser dios sin Dios. Cuando la conquista de la vida es por medio de la práctica del amor con testimonio fiel dado de acuerdo con las situaciones reales de los seres humanos.

Nuestro Señor Jesús es más de lo que nos imaginamos, ve la necesidad, conoce la falta de dignidad del ser humano, ve la muerte por el pecado y espera de nosotros una respuesta de acción cuando nos dice: “Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio" Por todas partes encontramos gente necesitada mas de Dios que de pan, pero nosotros en vez de ayudar a llenar su necesidad espiritual más bien le negamos el pan físico, cuanta falta del compartir como hermanos, cuanto apropia-miento de lo ajeno, cuanta procura de interés pisoteando la dignidad del otro, cuanta injusticia social. En resumen vivimos, más bien, como en salvajismo donde se predica “sálvese quien pueda”

jueves, 17 de julio de 2014

Carguen con mi yugo


«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.” Todos por motivos diferentes nos agrupamos en múltiples categorías, pero para nuestro Señor Jesús estas distinciones son cambiantes; por tanto llama a todos que de un modo u otro estamos cansados y agobiados. El Señor no ha vendió a establecer fronteras o divisiones sino que quiere unirnos en el descanso que solo puede dar por su poder divino. Además, todos necesitamos alivio, misericordia, perdón y salvación.

Su invitación es un llamado sin imposición, con respeto, espera de nosotros la respuesta con libertad. Es una exhortación a la confianza en Dios Padre, que se preocupa por todos y quiere nuestro bien, incluso en la adversidad, como lo expresa el profeta Isaías. Pero que implica responsabilidad. Consistente en renunciar a muchas cosas y acudir y permanecer siempre con Cristo. Si para nosotros es un “Yugo” vivir el mandamiento del amor, el Señor nos ofrece el alivio, el descanso, por la práctica de su ley, porque se trata de la eterna voluntad salvadora de Dios.

De modo que aunque es difícil vivir rectamente, conforme a la voluntad divina, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos, pero contamos con el auxilio divino para poder cumplir los designios de Dios, y es con Cristo que podemos lograrlo, solo con El. También, porque todos de un modo o de otro estamos cansados de las opciones que propone el mundo, porque no sacian, no llenan el vacío del interior del hombre, ¿quién puede estas satisfecho en medio de tanta violencia, odio, confusión, mentira, engaño, corrupción, (…)?



miércoles, 16 de julio de 2014

El Señor no rechaza a su pueblo.


Hoy nuestro Señor Jesús entona un canto de alabanza y acción de gracias a su Padre, que se revela a quienes tienen en su corazón humildad. Los que son capaces de practicar la justicia sin falsedad, basada en el amor fraterno. Capaces de abandonar las conductas arrogantes para procurarse escalones de poder, de tener y de fama. Capaces de abandonar las conductas agresivas generadoras de violencia. Capaces de mantener un comportamiento comunitario razonable, como relación interpersonal y social con respeto. De esta manera el hombre se hace merecedor de la sabiduría donada que lo va formando y capacitando para una vida mejor, para una convivencia de hermandad, es decir se va adaptando para la vida junto a Dios.

“Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.» No se trata de pensar que Dios quiera discriminar, sino que la soberbia heredada de Lucifer, aparta al hombre de Dios, lo incapacita para vivir conforme a la voluntad de Dios. Y esta se manifiesta cuando confiamos en una seguridad excesiva en sí mismo, la pretensión de salvarse por las propias fuerzas, confiando en la riqueza, el poder o la fama, todo esto genera ceguera espiritual para entender y aceptar las verdades esenciales y eternas. Nos incapacita para comprender y confiar en el poder y la autoridad de Dios. Nos creemos dueños de todo, cuando todo es de Dios. Nos incapacita para conocerle, amarle y servirle.

Se trata de la humildad como virtud sólo delante de Dios. Sólo con Cristo la humildad adquiere su verdadero significado: “Era rico y se hizo pobre por nosotros para que nos hiciéramos ricos por medio de su pobreza” (2 Cor 8, 9). Para mejor entendimiento dice san Pablo: “Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús, el cual siendo de naturaleza divina, no se ensoberbeció con su igualdad respecto a Dios, sino que se despojó de sí mismo y asumió la condición de siervo, llegando a ser igual a los hombres, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, por eso Dios lo exaltó sobre todo nombre.... (Ef, 2, 5-8).

Hoy día se esta generado una anti-fe de milagreros, por todas partes aparecen servidores del maligno que embaucan a las gentes con manifestaciones curativas, con actos que afecta la parte sicológica de las personas llevándolas a creer que provienen de Dios, cuando en verdad son acciones del maligno que engaña, que miente, que utiliza el poder que Dios le dio para matar las almas y la gente por ignorancia llega a creer y a separarse de la fuente de la verdad, del camino de salvación, de la verdad, de la luz. Y esto se debe a la ignorancia y también la falta de testimonio de nosotros los que pertenecemos a la gran familia universal de Cristo.


martes, 15 de julio de 2014

Dios ha fundado su ciudad para siempre.


En la primera lectura al final del texto nos dice, “si no creéis, no subsistiréis”, afirman que la salvación del ser humano depende sólo de Dios. Esto parece de difícil comprensión, cuando hay situaciones tan extremas que parecen conducir sólo o a la muerte, o que para sobrevivir, exigen renunciar a la fidelidad y a la coherencia personal, a la honestidad (...) En esas circunstancias parece que nos ahogamos y hasta podemos perder la fe con tal de ganar una porción de vida (de bienestar, de seguridad, etc.) a cambio de vender el alma y la dignidad, renunciando a nuestras convicciones profundas.

Sabiendo el gran amor que el Señor siente por sus hijos, debe ser muy grande el dolor que siente al ver que las almas se pierden, al saber que somos desobedientes, al saber que es tanto lo que hace por cada uno de nosotros y no correspondemos a esa bondad divina; es, entre otras, consecuencia de nuestro desagradecimiento, de nuestra falta de lealtad; resulta más atractivo lo novedoso aunque sea efímero. La reprimenda la tenemos bien ganada, Dios es misericordioso, pero es que estamos poniendo en juego el alma, que es lo más valioso para Dios. No hay excusa, no hay inmunidad cuando uno es reprendido por la mismísima Verdad, merece nuestra humildad y responsabilidad para atender el llamado a la conversión.

En el mismo contexto quiere y espera el Señor de nosotros que seamos sus testigos sin rodeos ni omisiones, para ello debemos luchar contra nuestros respetos humanos y poner a nuestros amigos frente a las verdades eternas, (los novísimos) la muerte y el juicio, donde veremos toda nuestra vida como en una película y el alma se encuentra con su próximo destino. "Mira al fin en todas las cosas, y de qué suerte estarás delante de aquel Juez justísimo, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente. ¡Oh ignorante y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades?". (San Alfonso María de Ligorio)

lunes, 14 de julio de 2014

Al que sigue bueno camino le haré ver la salvación de Dios.


Los actos religiosos, como oraciones, ofrendas y sacrificios, no funcionan de manera automática; y aunque quisiéramos no compromete la voluntad divina. Todos nuestros pensamientos, palabras y actos contienen una intencionalidad y es lo que cuenta para Dios. Uno puede tratar de auto justificarse para obtener el favor de Dios, sin cambiar su manera de pensar y su conducta. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso.” (EX.20,5) Celoso en el sentido de no dar a otro lo que solo a Él pertenece. De esta manera es preciso hacer siempre una elección de lo que deben contener nuestro pensamiento y conducta, pero no siempre es fácil.

La Cruz y la espada - propuesta por nuestro Señor Jesús, es como una paradoja de vivir la fe: la posibilidad de enfrentarnos, incluso con los más próximos, cuando no entendemos quién es Jesús, el Señor, y no lo percibimos como el Maestro de la comunión. Nuestro Señor Jesús no está a favor de la violencia, pero si dice que ha venido a traer la espada y no la paz, es porque tomar partido por Él no es una elección fácil y pacífica, porque elegirle a Él es lo mismo que renunciar y denunciar el mal, aprender a obrar bien, buscar el derecho, enderezar al oprimido, defender al huérfano y a la viuda. Todo esto resulta siendo contradictorio en medio de tanta ambición e idolatría en que vive el mundo.

El amor de Dios está para todos y en todas partes, solo todo no somos aptos para recibir y obrar por amor. El amor unifica y Dios se complace en el. Por tanto Dios paga todo bien que hagamos por sus hijos, el mal disgrega y lleva a la violencia.Cuando lo que Dios quiere es que, empezando por nuestra casa y familia, seamos constructores de un mundo nuevo en paz terrena mediante la gracia divina.


sábado, 12 de julio de 2014

Yo, hombre impuro, he visto al Señor de los ejércitos


Hoy nos motiva el evangelio a reflexionar sobre la relación maestro-discípulo; lo cual implica precaución en la difracción, la distorsión, las mezclas, el relativismo a la hora del anuncio de la “buena nueva” por otra parte el Señor nos advierte sobre los peligros y ante ellos nosotros podemos sentir miedo; es propio del ser humano, especialmente cuando se trata de cuestiones que no corresponden a nuestro entendimiento ni a nuestro control. Sus efectos son variados, puede producir indecisión, impedir avanzar, echar para atrás, hacer tomar otro camino, paralizar, atrapar... Pero también puede ser un sentimiento adaptativo cuando nos previene de peligros reales y nos hace tomar las precauciones necesarias. Cuestión distinta cuando el miedo se hace presente en todas las circunstancias de la vida para vivir huyendo de todo y de todos.

“Ni un pajarito cae en tierra sin que lo sepa vuestro Padre...No temáis!” - Y el Señor hoy nos dice: “No tengáis miedo”, “no temáis” es la palabra repetida siete veces por Mateo en su evangelio, cuando los seguidores de Jesús parecen echarse atrás ante lo nuevo, lo desconocido, ante la dificultad, el riesgo. Ante tal realidad el Señor anima a sus discípulos exhortándolos a la confianza y a la valentía frente a la persecución que puede ocurrir. Es el consuelo para que superen el miedo y la angustia que trae consigo la misión. Nuestro Señor Jesús hace la comparación de los gorriones, si el Padre cuida hasta de los animalitos con mayor razón de nosotros, aunque seamos pecadores. Lo decisivo no es el mal que pueda hacer el hombre sino la vida que da Dios.

Los creyentes tenemos derecho a sentir miedo, juegan en nuestro interior miedo y confianza. Pero a la vez sabemos que el mundo y la vida están en manos de Dios. Y que Él tiene el poder y la autoridad frente a toda situación. De manera que nada podrá impedir la proclamación abierta del mensaje de salvación, de vida, de la verdad, y que acabara siendo públicamente reconocido en todos los rincones de la tierra, por la fuerza del Espíritu Santo. Y para los que atestigüen a Jesús, El se pondrá de su parte ante el Padre.


viernes, 11 de julio de 2014

Yo los envío


El Señor hoy nos advierte y nos anima a permanecer fieles a la misión encomendada. En la actualidad la Iglesia en general vive un contexto diferente a la que nos narra san Mateo. Sin embargo hoy existen otro tipo de dificultades, que cada seguidor de Jesús debe ser conocedor para afrontarlo especialmente con las armaduras de Dios. Porque la misión es proyecto de Dios con carácter permanente hasta el fin de los tiempos.

Aunque los actos de violencia por la causa sean aislados y en algunas partes del mundo, de manera general si cunde el odio por la causa del evangelio, pero con la gracia providente se podrá permanecer, resistir y perseverar hasta el final. Jesús nos prometió: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20); pero también nos advirtió: «Seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Mt 10,22). La persecución de la iglesia en el mundo por la fuerza del autor del engaño y la mentira, se hace una realidad porque logra poner en sus filas a las mayorías que son activos de una vida de pecado, de muerte y de ignorancia.

Debido al pecado (o mejor al autor del pecado) la Iglesia y el mundo son incompatibles. El mundo, como estructura apartada de Dios, obedece a otro señor, que el Evangelio de san Juan denomina como “el señor de este mundo”, el enemigo del alma; a quien el cristiano por filiación bautismal divina renuncia y por tanto recibe la gracia para no caer en sus garras y del mismo modo recibe la gracia para pertenecer sólo a Dios y a la Madre Iglesia que le ha engendrado en Jesucristo. «El que persevere hasta el fin se salvará» Y dice además: «Si os mantenéis en mi palabra seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,31). Pero no obstante estamos en el mundo y por nuestra propia libertad donada, muchos deciden convertirse opositores a Dios. "¿por qué me persigues?»... «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.(cf. Ech.9, 4-6)



jueves, 10 de julio de 2014

Gratuitamente deben dar


Con las palabras de Oseas, Dios repasa la historia de amor a su pueblo, “correspondida” con infidelidad reiterada. “Se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera... que soy Dios y no hombre”. Como bien dice el Señor, no es la lógica razonable de los hombres que llevaría al abandono o a la venganza del que ha sido infiel. El amor de Dios sobrepasa nuestras pobres concepciones, pues sale en búsqueda de aquél a quien ama, para salvarle. Cuando alguien es capaz de amar al otro no porque sea bueno, sino porque es hijo/a de Dios, eso tiene mucho parecido a la manifestación de Dios amor. Sin embargo seguimos apegados al egoísmo disfrazado de razonabilidad.

Hoy encontramos en el evangelio las implicaciones del anuncio del reino de Dios, nuestro Señor Jesús nos envía a proclamarlo y agrega, “curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón

La misión contiene una profunda reflexión, condición, aceptación y compromiso sobre el Reinado de Dios, que aunque somo inútiles, recibamos la gracia discipular para prestarle a Dios nuestra parte física y es Dios quien interviene en la sanación de enfermedades, libertad de muerte por el pecado y de demonios. Con el mismo sentimiento como lo hiciera el mismo Señor Jesús, con el mismo interés, no para sacar provecho personal, sino para dar gloria a Dios. Esta misión ha sido encomendada desde hace ya más de dos mil años, sin embargo la humanidad continua padeciendo de muchas enfermedades (la medicina es calmante, por negocio), continua padeciendo de muerte espiritual, también invadida por espíritus del mal.

¿A que se deberá esta situación? ¿Quizás nos atrevamos a pensar que Dios ya no es operante? ¿Qué Dios ya no tiene autoridad? - Equivocación. Lo que ocurre es que no hemos sido obedientes, creemos que estamos salvos con una religiosidad pasmosa, egoísta, interesada, discriminatoria y separatista. Contarle a la gente y ser testigo de la buena noticia de Vida es algo que se vuelve casi imposible porque nuestro comportamiento no es consecuente, ¿como puede guiar a un ciego otro ciego.? ¿Cómo podemos anunciar el Reinado si no lo aceptamos? ¿Cómo podemos ser testigos de vida si vivimos en muerte espiritual? ¿Cómo podemos sanar si somos enfermos de mente y de espíritu? ¿Cómo podemos llevar a cabo esta misión si pensamos que somos nosotros los reyes, los dioses y que somos los autores de la transformación que ocurra en los demás? Pensamos y queremos sentir que somos los merecedores de la vanagloria y le robamos continuamente la gloria por la acción y la autoría por amos de Dios. Es motivo de reflexión – de hacer un alto y de recomponer nuestra manera de pensar, de hablar y de actuar.


miércoles, 9 de julio de 2014

Es tiempo de consultar al Señor



Con el envío empieza la historia de la Iglesia evangelizada y evangelizadora. Jesús vino “a traer fuego a la tierra”, el fuego del Evangelio. Y entregó su llama a los que llamo y convivieron con Él. No eran seres superiores. Tampoco moralmente intachables. (En una prueba de selección de personal, no sabemos qué hubiera pasado). Pero fueron llamados por su nombre. Como tantos hombres y mujeres a lo largo de los siglos. Y el Maestro puso y pone en ellos su confianza. Aunque siempre ha habido y abra infidelidad.

“Proclamen que el Reino de los Cielos está cerca”
"Debemos tener la valentía de la fe y no dejarnos guiar por la mentalidad que nos dice: «Dios no sirve, no es importante para ti», y así sucesivamente. Es precisamente lo contrario… ¡Dios es nuestra fuerza! ¡Dios es nuestra esperanza! Queridos hermanos y hermanas, debemos tener nosotros, en primer lugar, bien firme esta esperanza y debemos ser de ella un signo visible, claro, luminoso para todos…
Nuestra esperanza de cristianos es fuerte, segura, sólida en esta tierra, donde Dios nos ha llamado a caminar, y está abierta a la eternidad, porque está fundada en Dios, que es siempre fiel… Que haber resucitado con Cristo mediante el Bautismo, con el don de la fe, “para una herencia que no se corrompe” (Rm 6,4), nos lleve a buscar mayormente las cosas de Dios… Ser cristianos no se reduce a seguir los mandamientos, sino que quiere decir ser en Cristo, pensar como Él, actuar como Él, amar como Él; es dejar que Él tome posesión de nuestra vida y la cambie, la transforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado.
Queridos hermanos y hermanas, a quien nos pida razón de la esperanza que está en nosotros (cf. 1 P 3,15), indiquemos al Cristo resucitado. Indiquémoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados. Mostremos la alegría de ser hijos de Dios, la libertad que nos da el vivir en Cristo, que es la verdadera libertad (Rm 8,21), la que nos salva de la esclavitud del mal, del pecado, de la muerte. Miremos a la Patria celestial: tendremos una nueva luz también en nuestro compromiso y en nuestras fatigas cotidianas. Es un valioso servicio que debemos dar a este mundo nuestro, que a menudo no logra ya elevar la mirada hacia lo alto, no logra ya elevar la mirada hacia Dios."
( Papa Francisco) 


martes, 8 de julio de 2014

El pueblo de Dios confía en el Señor.


Es tanto el amor que nuestro Señor Jesús siente por la humanidad que la compasión brota a flor de piel, en todos sus actos nos demuestra su misericordia al compadecerse de todos los sufrientes, necesitados, a los de menos; como que quisiera mostrarnos con sus atributos que a los ojos de Dios todos somos iguales; que las diferencias son físicas pero que lo más valioso que es el alma contiene una igualdad en dignidad a los ojos de Dios. Su compasión lleva a pedirnos que oremos para que Dios envíe más trabajadores más testigos suyos capaces de sentir compasión por los descarriados como ovejas sin pastor.

El interrogante de hoy, ¿será que Dios continúa haciendo lo mismo, y que las personas se enfrentan a las mismas situaciones donde solo la mano de Dios puede con su poder y autoridad remediar? Lógicamente, aunque el mundo lo vea de otro modo, las cosas de Dios están ocultas a los ojos de los soberbios y Dios las hace comprensibles a los humildes. Tampoco ha culminado el accionar del demonio y también esta en medio de nosotros buscando a quien matar.

La compasión del Señor es tan humana que llega mucho más cerca de las simples miradas a distancia o desde un parámetro jerárquico. El amor de Dios es tan grande que nosotros estamos en medio de él y no lo percibimos, nos toca y nos invade y nosotros lo confundimos. San Pablo nos lo explica de manera pedagógica: “El amor es paciente y muestra comprensión. La El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.” (I Co. 4-8)



lunes, 7 de julio de 2014

El Señor es clemente y misericordioso

El pasaje que leemos hoy nos narra un doble episodio de acto de fe, que no es la fe en un credo o la fidelidad a prácticas religiosas; es la certeza íntima de que se recibirá lo que otros no se atreven a pedir o que se obtendrá pasando por encima de las normas religiosas. Fe que requiere fidelidad y es la que permite que Jesús actué y pueda curar y sanar. Fe que salva, la fe que es requerida para el Reino. «El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que esté vivo y crea en mí, jamás morirá». (Jn 11,25-26). De esta manera nadie lo pide, no sólo porque se crea que es imposible sino porque se intuye que se transgrediría el límite fijado por Dios, dueño de la vida y de la muerte. Una fe contraria a la que experimentaron sus conciudadanos cuando en la sinagoga, Jesús proclamara su misión: “El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.”(Lc. 4, 18)


El acto de Jesús con las mujeres es o solo de misericordia sino que también es para elevar la dignidad de la mujer, pues según se narra, en su tiempo estaban completamente subordinadas a los varones –al padre hasta los 12 años y, a partir de entonces, al marido- y que su palabra no tenía valor en los actos públicos. Pero el Señor viene a cambiar las practicas discriminatorias y quiere hacer entender a la gente de ayer y de hoy que “Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre.» (Mt. 12,50) y san Pablo lo sintetiza en el versículo 28-29 de Gálatas 3: “Ya no hay diferencia entre judío y griego, entre esclavo y hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer, pues todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, también son descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.”


sábado, 5 de julio de 2014

Vino nuevo, en odres nuevos


Solemos entender la Palabra de Dios escasamente de manera literal; sin profundidad, sin ponerla en contexto, sin tener en cuenta el momento histórico, sin pedir el discernimiento al Espíritu Santo y sobre todo sin verla desde el amor que Dios nos tiene, su interés por la salvación de todos y su vigencia que es eterna.

Dice la primera lectura: "Haré volver a los cautivos de Israel". El guión profético es siempre el mismo. Primero se advierte las consecuencias para que el cuerpo reaccione, para crecer en la vida espiritual y poder hacer ver el amor, la misericordia y las promesas de nuestro Dios viviente que constituye en real posibilidad de un mejor mañana para el hombre nuevo. Porque Dios quiere unirnos a Él y participarnos de su vida, aunque cueste hacerse a la idea de que así es como avanza la vida verdadera.

En el evangelio también se respira aire de novedad. Los "amigos del novio" no guardan luto porque el novio está con ellos, como una exigencia concreta, la de ser nuevos odres para recibir el vino nuevo – la ley del amor. El novio representa la irrupción de lo nuevo. Aunque el mundo promulgue que las cosas de Dios se quedaron en el antaño, que no esta actualizado conforme al modernismo humano, como queriendo decir: Dios es quien tiene que acomodarse al capricho humano, como resultado de una tradición multisecular. Pero lo mejor es que siempre tenemos que reaccionar frente a la novedad, la novedad de Dios, por su manifestación y por su Palabra. Cada vez que un hombre o una mujer se deja transformar ante las palabras de Jesús, es como si naciera a un mundo nuevo, que anima a la construcción de una mejor sociedad, como semilla del Reino de Dios.


miércoles, 2 de julio de 2014

Retirad de mi presencia el estruendo del canto; fluya la justicia como arroyo perenne.


“Es mi manera de ser y de actuar, creo que lo que hago lo hago bien y para mi bien”. Podría ser las frases de auto-justificación que resonaban en nuestra mente juvenil y rebelde, pero cuantos también nos quedamos así hasta viejos, hasta que venga la muerte. Sin dejarnos ayudar de por Dios, pesar de estar en estado de esclavitud y de muerte. Posiblemente fue la razón de los habitantes de Gerasa, que no soportan a Jesús llevando el favor a los habitantes de su comarca.

Para una varadera conversión se requiere la ayuda de Dios. Todos sabemos de nuestra fragilidad, limitación y nuestra complacencia a las sensaciones de pecado. La conversión es de todos los días de nuestra vida. Estamos obligados a reflexionar sobre nuestra conducta para poderla corregir. Eso es lo que quiere Dios, un corazón contrito y arrepentido El no lo desprecia.

La narración del Evangelio de hoy, nos trae a colación, la presencia de espíritus del mal, que hacen presencia en algunos seres humanos. Que fácil penetran, sin embargo requieren de la voluntad de la persona de vida de pecado. Pero que difícil huir del pecado debido a que son muchos los que están al servicio del maligno y nos inducen. Ero caemos solo por ignorancia, puesto que al reaccionar, reflexionar y acudiendo a Dios. Podremos estar preservados del mal. ¿hasta dónde estamos dispuestos a dejar que Jesús vena a nuestro espíritu en vez de los espíritus del mal? ¿Estamos dispuestos a que el Señor venga a liberarnos? ¿Estamos dispuestos a renunciar a Satanás y sus obras para permitir que el Señor sea el Señor de mi vida?

La libertad humana: “la gente le suplicaron que se marchara de aquella región”
Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como a Dios. Oscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador (Rm 1,21-25). Lo que la Revelación divina nos dice coincide con la experiencia. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como a su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación.” ( Concilio Vaticano II)