lunes, 28 de julio de 2014

Y vienen los pájaros a anidar en sus ramas


Si comparamos ambas parábolas, la cuales contienen elementos diferentes de la naturaleza, como que no hallamos relación entre ellas, pero que consiste en el resultado de ambas. De lo menos a más. De lo minúsculo a lo macro. La esperanza está en conocer el potencial contenido y aguardar los resultados.

A través de estas comparaciones nuestro Señor Jesús habla del reinado en el corazón del hombre, que al comienzo tiene una connotación minúscula y germinal, que necesita tiempo, activación en estado propicio y que puede llegar a ser, por la gracia, una fuerza transformadora que hará que todas las realidades se vean y actúen de distinta manera siempre superior; que en vez de raquitismo inoperante se convierte en gozo activo y servicial. Es un don que llega por la esperanza y deseo humilde. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben aceptar y con razón dice el Señor que por las cualidades de humildad y sencillez, el hombre podrá recibirlo.

Traducido al discípulo del Señor nos indica que es un camino que lleva de la oscuridad a la luz, de la renuncia a la activación del amor para servir de fermento y de posada. El fermento de la misión y la posada para el Espíritu Santo. Todos los bautizados somos la iglesia de Cristo, por tanto la iglesia está compuesta por discípulos del Señor, que aceptan su reinado y cumplen la misión, por amor.

Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre. Esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad. Quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino. La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio.” (Papa Francisco)


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