viernes, 31 de mayo de 2013

El Señor será el rey de Israel en medio de ti


“Canta de gozo, hija de Sión” María santísima había sido informada por voz divina, que su prima Isabel, estéril, anciana, tendría un hijo. Por Ella bajaría el Hijo del Altísimo. María encuentra que se está cumpliendo las promesas de Dios en el A/T. Ve que está en los días donde “Reuniré de ti a los que están en agobio parta quitarles la deshonra”. Por lo acontecido y por la aceptación a la voluntad de Dios por parte de san José. María siente el impulso de ir a visitar a su prima, para llevarle a ella, también, la buena nueva del acontecimiento más grande que haya hecho Dos por la humanidad. De camino ¿cuánta cosas pasarían por su mente? ¿Cuánto fue lo inspirado por el Espíritu Santo? quien estaba con ella. ¿Cuantos Ángeles de Dios la custodiarían? Ella no viajo sola, como tampoco jamás lo estará. Ella sería la precursora de la “Nueva Alianza”

Durante la larga jornada tuvo tiempo de componer esa sinfonía maravillosa “el Magníficat” al llegar a casa de su prima y al sentir la alegría y el reconocimiento de Isabel, un acto lleno de ternura, en explosión de júbilo lo recita a modo de oración, como reconocimiento de la grandeza de Dios, de sus obras, sus promesas; por tanto es un cántico para glorificar a Dios. Desde ya no quiere reservarse para ella nada, demuestra su entrega humilde a Dios, su vida, su trabajo, su dolor, ha de ser para dar gloria a Dios. Es muchísima la pedagogía de nuestra Madre, de lo cual podremos aprender y sacar provecho positivo. De hecho ella intercede, por quien a bien lo considere, para hallar de Dios la gracia que necesitamos.

Veo la ceguedad de los hermanitos separados, cuando no encuentran en ninguna parte de la sagrada Escritura a la santísima Virgen, solo ven en ella a una persona de sexo femenino. Ella fue preservada por Dios, de todo pecado, “Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo” esta frase de Dios dicha por el Embajador. Y “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” pronunciada por María, tienen un significado grandísimo para la humanidad, que viene desde el Génesis – y va - hasta el Apocalípsis 21 y 22 – con trascendencia del fin del mal y los cielos nuevos y tierra nueva, - (la Divina Voluntad). Por tanto un poco largo y dispendioso de explicar y comprender.


jueves, 30 de mayo de 2013

Maestro, haz que pueda ver


La primera lectura Barsirac (hijo) nos narra la manera como hace una exaltación del omnipoder, de la omnisciencia, de la omnisabiduria, de la omniperfeccion, de la creación y todas las obras de Dios. Todo lo creado tiene un sentido, responde a un porqué, todo lo creado expresa la idea y perfección de Dios. Con cuanto reconocimiento y dedicación pudo este personaje hacer dicho análisis. ¿Cómo estamos nosotros para reconocer los atributos de Dios?

En pasaje del Evangelio encontramos a Bartimeo (hijo) pidiendo a Dios su caridad, y el Señor sin pérdida de tiempo hace un milagro, uno más de tantos que están en la sagrada Escritura y uno más de tantos que con seguridad no son narrados. Este personaje también es capaz de reconocer los atributos del Señor y acude a quien lo puede todo, de ese reconocimiento nace su fe. Parra nosotros que lejos de imitar.

Nosotros quizá estamos más ciego aun, por tanto Bar hijo de Timeo nos lleva ventaja, el reconocía su ceguera y poseía la fe. Nosotros aunque ciegos, sordos, desobedientes y desagradecidos, no tenemos la conciencia de reconocerlo. Tampoco tomamos en cuenta de lo que puede hacer y que permanentemente hace; por lo tanto carecemos de fe. Y más difícil reconocer nuestro pecado y sentir dolor por la ofensa. Como resultado no alcanzamos la conversión. Por nuestra vida imperfecta, continuamos juzgando, prejuzgando, relativizando, y llegamos hasta a confundir el mal como lo bueno y al revés.

Pidamos al Dios de la vida, de la salud, de la luz, de los dones, que nos conceda lucidez divina para nuestro entendimiento, a fin de poder reconocerlo y que nos purifique para seguirlo por todas partes. Para obrar en caridad, con justicia a la manera de Cristo. ¿A cuál de los tanos necesitados le diremos “¿Qué quieres que haga por ti?” La mayor parte de la humanidad esta oprimida y nuestra buena voluntad no es suficiente; ante el mal se asoman sentimientos de complicidad, de omisión y hasta de hecho. Sin embargo al mirarlo en un primer plano parece estar todo bien, pero en tercera dimensión veremos los defectos, las imperfecciones. Ciegos espiritualmente estamos postrados a la vera del camino.


miércoles, 29 de mayo de 2013

Que sepan las naciones que no hay Dios fuera de ti


La primera lectura es una súplica a Yahvé para que manifieste su gloria con todo su esplendor en el deseo de que todos los pueblos le reconozcan como único Dios verdadero. Una oración partiendo de los acontecimientos del momento. Ben-Sira escribe haciendo eco al celo del pueblo por el templo de Dios, por la ciudad santa, de Jerusalén; el pueblo de Israel lo sentía entrañablemente. Para nosotros desconocido por que no tenemos sentimientos muy claros por el templo de Dios, la casa donde el Señor hace presencia de manera muy especial; no tenemos muy definido el sentido de pertenencia de lo físico y de sus ministros; más bien por el contrario muchos de nosotros somos hábiles para criticar,. Sin darnos cuenta que estamos persiguiendo es a Cristo, cabeza de la Iglesia. Sin embargo, el Señor no escucha, sino que opta por el camino de su misericordia y amor manifestado en su Unigénito. Dios se ofrece a quien le busca con corazón contrito, sencillo y humilde.

Jesús lo conoce todo, no es un accidente, algo banal o una fatalidad inevitable. ¡Allá se dirige voluntariamente! ¡Es un paso hacia la vida! La finalidad es la resurrección... ¡es la gloria! Es el cumplimiento de la voluntad del Padre, “que todos se salven que nadie se pierda” (1 Timoteo 2:4. Jn.17,3.- …). Nosotros queremos buscar los primeros sitios, sin la santidad, sin los requisitos para obtenerla. Nos aferramos a la creencia de que el Señor es misericordioso, que arregla todas nuestras cosas sin tener que servir, sin reconocimientos de pecado, sin conocer el daño espiritual que hacemos en nuestra alma. Sin conversión.

Ante la petición de carácter mundano de Santiago y Juan, la respuesta de Jesús es una pregunta: “¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?...” Beber la copa y bautizarse, indican, en forma figurada, los dolorosísimos sufrimientos de la pasión de Jesús; un donarse total de sí mismo. Una ofrenda a Dios por nuestro rescate. Un servicio con poder infinito para bien de la humanidad.

Sin embargo el hombre desde antes y en nuestro tiempo continúa la persecución contra la iglesia de Cristo. Pero también, queremos los mejores puestos, sin tener en cuenta los méritos, y mucho menos la voluntad de Dios; en muchos casos sin permitir el reino de Dios, sin el sentido profundo del servicio; es el servicio lo que caracterizará a quien haga las veces del Señor. «No se mueve la Iglesia por ninguna ambición terrena, sólo pretende una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu Paráclito, la obra del mismo Cristo, que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido» (C. Vat. II, Gaud. et sp. 3).


martes, 28 de mayo de 2013

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna

En la primera lectura al reflexionar, ¿Que podremos ofrecer a Dios que compense todo lo que Él nos ha dado? Aparte de todo lo que es necesario para nuestra existencia, nos la sostiene; no dio a su único Hijo divino, para que por medio de su sacrificio cruento, nos rescatara de la muerte eterna. Que podemos pedir a cambio de nuestras miserias, mezquindades y soberbia. La lectura nos da una pequeña síntesis de lo que agrada a Dios, y lo que no le agrada: Cumplir la Ley por amor, ser agradecidos con Dios. Apartarnos del mal y de la injusticia y no presentarnos con las manos vacías. Si supiéramos agradar a Dios esa ofrenda seria como perfume para Dios, la cual Él no olvidaría, porque conoce muy bien nuestra intensión; pues no será posible sobornarlo con la mediocridad material, sino en espíritu y en verdad. Lo recibirá o lo rechazara de quien sea Dios no hace distinciones entre las personas.

Desde ya podemos obtener por gracia obtener macro-ganancias.  Nuestro Señor Jesús expresa la parte buena y positiva de la entrega, el deponer a un segundo plano todo por seguir los pasos del Señor y su Evangelio. Recibe la esperanza de la vida, así como la experiencia de la verdad de la Escritura. La esperanza no engaña, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,5). El discípulo al ser y darse cuenta que es hijo de Dios, hermano de sus hermanos, reconocer que todo es de Dios y que por Dios lo podemos disfrutar; empieza a recibir en forma múltiple lo que ha depuesto, pero lo mejor, con gozo, sin preocupaciones, en paz. También puso el Señor de por medio las dificultades, pero estas serán superadas por gracia y el poder de Dios, “llamaron a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa del Nombre” (Hch. 5,40-41)


El discípulo se siente lleno al dejar los afanes y los apegos. Siente fortalecido al dejar las seguridades terrenas. Se siente libre y sabio, cuando se abandona a la gracia y a la acción del Espíritu Santo. Los discípulos y cristianos de nuestra Iglesia incipiente, aunque sufrieron persecuciones hasta el martirio experimentaron que los lazos que los unían eran más profundos que los lazos familiares. Encontraron más casas, más atenciones, más niños, jóvenes y adultos contados en esa gran familia. Pedro se interroga ¿qué sacaremos de esto? Y la promesa del Señor es cien por uno. A nosotros parece que nos cuesta arrancar, seguimos pensando que la seguridad para nuestra vida está solo en lo material. Que el discipulado es para otros; queremos la salvación y hasta ponemos la mano en el arado pero sin dejar de mirar atrás. Jesús quiere ser nuestro mejor amigo. Para el católico no basta con solo ir a misa. Para ser, se necesita la obediencia con humildad. 


lunes, 27 de mayo de 2013

Vende lo que tienes y sígueme


Durante toda la vida hemos de arrepentirnos, porque toda la vida estamos pecando de pensamiento, palabra, obra u omisión. En materia grave o leve, con consentimiento o inconsciente. "El sacrificio grato a Dios es un espíritu contrito. Un corazón contrito y humillado, Dios mío, no lo desprecias". (Sal 51:19) – “Porque del corazón proceden los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias" (Mat 15:19) (…) Y Dios nos concede la conversión; el cambio por nuestras propias fuerzas es imposible, aún más difícil la fidelidad y si fallamos nuestra oración queda en vacío.Es por la gracia de Dios, “para Dios todo es posible” nosotros somos necesitados y frágiles. “¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para quienes a Él se convierten!” leemos en la salmo. Al vivir en conversión permanente estamos aceptando que sea Dios quien reine, que sea el director de nuestra vida.

En el pasaje del Evangelio, encontramos que al Señor le reconocían como “Maestro bueno” y no como Dios. “El ave triste” como le llama san Josemaría E. La conducta de este, es aprovechada por el Señor para volver a exponer la doctrina sobre el uso de los bienes materiales y de paso le hace un juicio en vida, vio en éste el apego a lo material, vio que toda su esperanza como idolatra la tenía puesta en el dinero, quería sentirse justificado con el cumplimiento de la Ley. Su alma le gritaba en su interior deseos de salvación, pero este quería obtenerla poniendo en primer lugar el dinero, la fama, el poder; los pecados propuestos a Jesús en la tentación al inicio de su vida pública. - Pero se fue triste, no quería arrepentirse, por tanto no obtuvo la gracia para dejar sus seguridades y empezar la conversión.

Nuestro deseo de trascendencia debe estar primero que la importancia de lo material. La fórmula a simple vista de lectura, parece fácil, pero no somos capaces de reconocer nuestra culpa para entender que estamos infringiendo para hacernos un mal irreparable y que solo Dios puede remediar. Por eso dijo nuestro Señor Jesús: “Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios”. En la falta de contristar nuestro corazón recae el peso de nuestra soberbia. De todas maneras nuestra salvación viene de Dios, por eso nos sigue llamando, no se cansa de tocar el corazón de las personas y espera de nosotros el reconocimiento del mal que nos hacemos así mismos y un deseo de abandono de la manera de pensar, de la manera de actuar; y Dios no tarda en concedernos la alegría que brota del ser liberado y perdonado, y la gracia para vivir en concordancia de su divina voluntad, con lealtad radical.


sábado, 25 de mayo de 2013

La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.


Al meditar los primeros capítulos del Génesis, Ben Sirac encuentra la relación el hombre en la creación y ve que el hombre es un ser frágil y dependiente. Que al hombre le fue dado por Dios el don de transformar la naturaleza mediante la ciencia. Y para su desempeño el hombre seguirá siendo un «ser moral» para la buena administración de lo creado y puesto a su servicio. Dios fundió en el interior del hombre el bien y el mal. Demostró el amor con que lo creo y lo sostiene. Y la relación con sus semejantes. Además el hombre tiene un papel religioso e importante frente a Dios, dentro de la creación es quien tiene capacidad de alabar y glorificar a Dios. Para el hombre de hoy, pareciera que esto no le incumbe, cada vez somos más agresivos consigo mismo, con la naturaleza y el medio, con más alejamiento de Dios y avanza el libertinaje, el querer ser dioses sin Dios. Pareciera que desbandada abandonamos la voluntad de Dios como hijos desobedientes y quisiéramos ser irracionales decorados.

Los pensamientos apuntan a que el A/T contenía un Dios “Temor” y el N/T. un Dios “Amor” pero si vemos en muchos pasajes de los libros antiguos, encontramos calificativos "amor" " ¡ternura! " ¡Dios es bueno! ¡Dios es amor! ¡Dios es Padre! ¡Ese es Dios!. Y Jesús siendo Dios demuestra lo mismo, se hace ejemplo de la ternura de un padre son sus hijos, nos enseña a meditar y a relacionarnos con Él. "Padre nuestro, que estás en los cielos.. hágase tu voluntad.. perdona nuestras ofensas...". "Amad a vuestros enemigos, entonces seréis hijos del Dios Altísimo, porque Él es bondadoso con los ingratos y los malos". (Lucas 6. 27-38).

Los discípulos en su pensamiento estaba el cuidado como escoltas de Jesús quien según ellos sería el rey a vencer la tiranía y el imperio al cual estaban sometidos. Además los niños como la mujer en su cultura no tenían un rol adecuado. Pero el Señor aprovecha la circunstancia para aclarar que de los que son como niños será el Reino de Dios, como un don aun sin merecerlo; porque Dios es nuestro Padre eterno. Es para los que tienen inocencia, los que no tienen en su corazón sentimientos de odio, de venganza, del mal… los que están dispuestos a dejarse amar de Dios como niños suyos. «Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños... rezar como rezan los niños» (S. Josemaría Escrivá, Sto. Rosario. prolog.).

Para Dios todos somos significativos, ninguno se ha de “perder” el que para nosotros es considerado pequeño, débil, insignificante, para Dios es valioso. Nos enseña mediante su ejemplo que debemos mirar a los demás como almas, no por sus apariencias, sus estados, creencias, política, riquezas, conocimientos… Todos somos hijos de Dios, la diferencia la ponemos cada quien frente a Dios. La escena de los niños es para nosotros invitación a la dependencia total de Dios nuestro Padre, como hijos suyos, obedientes, disponibles; sin pretextos, prejuicios ni cálculos. Es también, una amonestación vital: “quien no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él” Por lo visto, depende de nuestra condición espiritual el recibir la gracia, lo sobrenatural. “Sed niños en la malicia, pero hombres maduros en el uso de la razón” (1Co 14:20)

viernes, 24 de mayo de 2013

El amigo fiel no tiene precio.


El amigo fiel es más que un tesoro; los que amen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es, así será su compañero. El sentido profundo de la amistad es el amor común de Dios. «Adorar juntos al Señor», esa fusión de amor profundiza una relación. La fe es el punto común de una amistad espiritual. Jesús revelará que no hay amistad allá donde no se sea capaz de morir por sus amigos -Jn 15, 13. "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos". En todas partes encontramos quien quiera ser amigo por interés; viene a la memoria las amistades que le llevaron a gastarse todo el dinero al hijo prodigo (Cf. LC. 15, 14)

Amistad y matrimonio, estado y condición de vida donde se conjuga gran parte de nuestro caminar por este mundo y el Señor nos inspira para vivirla a la manera del amor. Una y otra requieren de sinceridad, de confianza, de lealtad, sacrificio, servicio, el dar sin interés (entre otras). Y de la mejor manera para lograr el gozo es con la ayuda de Dios, nada podemos sin Él. Me pregunto por la manera como el mundo lo propone: amistad mientras de ella pueda sacarse provecho. Y el matrimonio como mandato divino, como obra procreadora a la obra de Dios, con la bendición de Dios y la ayuda de Dios. Ahora bien, podríamos pensar que también hay procreación sin el matrimonio instituido, se da porque Dios respeta nuestra libertad, pero queda sin la bendición de Dios, y esto acarrea problemas espirituales. Como desobediencia pienso en lo que el mundo actual propone al respecto: - casarse hoy mañana cansarse porque otra persona apareció en su camino - casarse hoy para mañana separarse – unirse un hombre y una mujer sin casarse – unirse dos personas del mismo sexo y verlo como matrimonio. Las adopciones desplazando la procreación – la adopción por parejas del mismo sexo.

Nuestro Señor Jesús explica que el verdadero mandato es el que Dios instituyó en el momento de la creación (Gn 2,24); El amor de los esposos exige, por su misma naturaleza, la unidad, la indisolubilidad y la fidelidad como comunidad que involucra la vida entera de los esposos. “De manera que ya no son dos sino una sola carne” (Mt 19,6). “Están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recíproca donación total” (Juan Pablo II, Fam. cons. 19). Es por eso que el matrimonio católico es el que cumple con la voluntad de Dios, pero que en muchos casos nosotros somos los que fallamos.

La vida de matrimonio tiene grandes connotaciones que por dureza de corazón, ignorancia y descuido, se pasan por alto, nos dice el Señor “Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla” y cuantos casos en que por embeleco se puede incurrir en esta falta al mandamiento. En otro pasaje nos amonesta el Señor, “el que se separe de su mujer, es como mandarla a cometer adulterio: el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio” (Cf. Mt.5, 32). Y continua la ilustración en, (Mt.19,1-12) “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. El adulterio también se comete cuando: “Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. (Mat 5:28).


jueves, 23 de mayo de 2013

No te sientas seguro con tu riqueza ni pienses: «¡Me basto a mí mismo!»


Para definir el infierno, nuestro Señor Jesús, retoma dos imágenes que se leen en los profetas la gehena, cementerio y profanación, lugar cercano a Jerusalén y el fuego y el gusano (cf.Is,66, 24) Para nuestro tiempo Dios ha querido mostrarlo de manera directa por medio de algunos en vida terrena, como fue a los niños en la aparición de Fátima y muchas personas que en el tempo han dado testimonio, porque el Señor les ha permitido ver, como revelación para nosotros los que queremos dejarnos amar por Dios. Lógicamente que el incrédulo encontrara razones para evadir; quera decir que hasta no meter el dedo en esas brasas y sentir los gusanos, luego si cree.

El Señor quiere con comparaciones, hacernos caer en la cuenta que nuestro cuerpo es débil frente a la tentación. Como esto es así, nuestro deber es hace frente a las influencias de quien nos puede llevar l infierno perpetuamente, el seductor, por engaño, por mentira, por astucia. También nos puede llevar al fracaso eterno nuestro descuido, por no ser vigilantes de nuestra conducta; por la esclavitud del pecado que nos hace ser servidores del maligno, como es el escándalo, llevar a otros al pecado, a la condenación.

Si meditamos con detenimiento cuanto de esto nos ha ocurrido, sin pensar en las consecuencias, sin ver la responsabilidad frente a la Palabra que nos trae las lecturas de hoy. Cuantos están apoltronados en sus costumbres creyéndose sabios y les parece impropio lo que nuestro Señor enseña. Confiados en las cosas terrenas, no cambian la manera de pensar para ir a una conversión; falta de vida en concordancia con el mandamiento del amor, de la caridad, de ejemplo de vida.

Entrar en el Reino, es decir permitir que Dios sea nuestro Rey. Requerimos en primer lugar nuestra aceptación voluntaria, la conversión y la purificación. Otros dirían, encuentro con uno mismo, para poder encontrase en unión con Dios. No hay vida cristiana sin la conversión humilde por amor. A partir de ahí Dios nos concede la gracia para el progreso espiritual, el crecimiento en la fe, La capacidad de obrar la caridad, las virtudes, de ser para hacer, a manera de la sal que sirve de condimento esencial; en otros términos, nos habilita para vivir en la “divina voluntad de Dios”, la cual se vivirá enteramente después del fin del mal.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Dios ama a los que aman la sabiduría


La primera lectura nos invita a amar la vida. La sabiduría nos habilita para servir, para amar y para vivir con gozo. La sabiduría es un don que debemos pedir al Espíritu Santo, desde el amanecer, es Él el motor de nuestra existencia, quien nos proporciona lo que necesitamos espiritualmente para vivir mejor. Los que actúan con sabiduría glorifican a Dios. A los que actúan con sabiduría donada los ama Dios. Pidamos la sabiduría a Dios añadida del discernimiento, no sea que la empleemos mal. Quien la escucha y práctica, al principio le hará ver recovecos, sentirá timidez, miedo y hasta pavor; entre aciertos y correcciones su disciplina le afligirá hasta obtener confianza en Dios, quien nos conducirá por el camino correcto, nos regocijará y nos revelará sus secretos. El que desprecia la sabiduría donada está caminando a su propia ruina.

Es inaplicable que alguien actúe correctamente en nombre de Jesús vaya acto seguido a hablar mal de él. Se trataba de un exorcista, a quien le habían prohibido arrojar demonios en nombre de Jesús porque no era del grupo. Lejos de ser excluyentes, pensemos que debemos acoger a tantos simpatizantes por sus adhesiones doctrinales y gestos testimoniales de la vida ordinaria, para que alcancen una conversión verdadera y se integren a la comunidad en Cristo.

De tal manera que el Señor nos inspira a vivir una conducta de comunidad eclesial. La intolerancia hace mucho daño al cuerpo eclesial de Cristo. El egoísmo nos dispersa y nos hace ver enemigos en todas partes. Nuestra actitud como católicos no debe ser excluyente; por desventura en muchas ocasiones miramos por encima del hombro a los demás, queremos los primeros puestos; absorbentes no servidores, por tanto se dificulta el testimonio como reflejo de Cristo. Esa actitud de ideologías de grupo autoritario, lleva al apoltronamiento con retroceso, nos hace discriminatorios especialmente con los más necesitados de la sabiduría de Dios, de conversión, de bienes materiales.

“El que no está contra nosotros, con nosotros está” Jesús no reprueba abiertamente esta conducta, pues sabe que no había en ello mala voluntad. Sabía que actuaba en favor del Reino de Dios; que era un luchador más, contra los espíritus que atormentan y alejan de Dios. Para nosotros hoy día pensemos para que Jesús, instituyo el sacramento de la penitencia? ¿Porque la penitencia si no es por el pecado?, ¿Por qué el pecado si no es por el diablo y sus espíritus malignos? Es porqué el diablo y sus espíritus en primer lugar quieren habitar en el cuerpo material del ser humano, segundo porque odian a Dios y al hombre que es lo que más ama Dios, en secuencia, quieren descansar de su desgracia, hacernos sus servidores…En todo caso, se trata de una guerra espiritual que incumbe a todos. La tentación procede de fuera, pero también muchos pecados son por nuestra concupiscencia, heredad de pecado; de ahí que debamos estar vigilantes para no caer debido a nuestras propias inclinaciones.


martes, 21 de mayo de 2013

Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos


Si queremos progresar en la fe, preparémonos para la prueba, quien confía en Dios que es clemente y misericordioso, de él recibe ayuda, beneficios que no los puede dar el mundo, protección, nos conduce en la verdad, en el camino correcto, él no te fallara. Como nos dice la primera lectura: "Fijaos en las generaciones pasadas y aprended. ¿Quién confió en el Señor y quedó avergonzado? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y no fue atendido?". Por su Palabra, por sus obras y por fe debemos confiar en el Señor, Dios es el creador de lo visible y lo invisible, dueño de todo y de todos, es quien sostiene el universo entero; nos da la plena seguridad que estamos en despensa de quien todo lo pude.

Pero al mismo tiempo Dios nos exige, nos pide que seamos servidores por amor, con obediencia y humildad, en nombre de Dios, como ofrenda a Dios. Nuestro Señor Jesús revela a sus discípulos el sobrenatural servicio a toda la humanidad, el rescate de la muerte por el pecado, el restablecimiento de la amistad de Dios con los hombres y la apertura de las puertas del cielo las cuales estaban cerradas (cf-Gn.4, 24). ¿Cómo entenderlo? si nuestras pretensiones son más fuertes que el entender y que la obediencia. Lo sobrenatural se logra abriendo nuestro corazón, nuestra voluntad, para que por medio de la gracia concedida por la persona del Espíritu Santo, quien actúa en nuestro espíritu y nuestra alama a fin de que el querer de Dios surja como fruto de lo divino.

La pasión de nuestro Señor estaba vaticinada desde el Antiguo Testamento, pero las ínfulas del poder, del tener y de la fama, impiden el entendimiento en los discípulos y es también, actual para los hombres de hoy. De lo contrario glorificaríamos a Dios siempre en espíritu y en verdad. Llevaríamos a los demás, la Buena Nueva, con ansias de salvación, de conversión, sintiendo ardor en nuestro espíritu. El servicio a los demás como miembros de un mismo cuerpo, a ejemplo de Cristo “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en redención de muchos” (Mar 10:45), no es fácil porque nos falta humildad, no es por nuestras capacidades. Es por la gracia de Dios quien actúa en concordancia de nuestra voluntad, nuestro cumplimiento del mandamiento del amor que nos hace aptos para actuar como niños.


lunes, 20 de mayo de 2013

¡Creo, Señor; ayuda mi incredulidad!


“Muchas y extensas enseñanzas se nos han transmitido mediante la Ley, los Profetas y los otros que han continuado tras ellos; se debe, por tanto, agradecer a Israel por su doctrina y sabiduría. (cf. Rm.9, 4). Toda sabiduría viene del Señor y está en él eternamente. Y la ha infundido en todas sus obras, en todo viviente, conforme a su generosidad, y la ha comunicado a los que le aman”

Con el milagro y la posterior explicación a sus discípulos, Jesucristo nos enseña la necesidad de la oración hecha con fe inconmovible. La importancia del ayuno que mortifica la carne a manera de renuncia a lo material y fortalece nuestro espíritu, para ser ayudado por el Espíritu Santo. Nuestro Señor Jesús, en el dialogo con papá del muchacho va llevándolo a una oración con fe madura; mediante una lamentación “¡Si puedes...!” esto hace reflexionar el pensamiento y su credibilidad del papá del muchacho y también es igualmente valedera para nosotros que contamos con tan poquitica fe. (¿será que Dios si puede?)

Nos debe conducir a una oración sincera, a pedirle al Espíritu Santo que aumente nuestra fe pequeña, bien nos lo decía el Señor comparándola con un granito de mostaza; tan mal formada, siempre hemos creído en primer lugar en lo material, en lo que vemos, en nuestras capacidades y en los demás; sin danos cuenta que somos limitados; mal cimentada, porque hemos relegado a Dios a un segundo o tercer plano; y estos casos tan especiales que tocan directamente nuestro destino eterno, ya como que paso al olvido, como si el maligno no existiera, como que ya no actúa y lo consideramos inocuo. O si reaccionamos frente al pecado, es verdad que la misericordia de Dios es inagotable, pero también en Dios hay justicia. Frente a Dios esta el mandamiento del amor que nos lleva a la obra en nuestros semejantes y la responsabilidad con nuestra propia existencia.

En el presente pasaje, encontramos, también la importancia de la oración y del ayuno. Que además conceptos muy relativizados. La oración – el hablar con Dios – cuando tenemos necesidades, cuando se afectan nuestros sentimientos, cuando debiera ser para alabar y agradecer. El ayuno (la oración permanente nos lleva al ayuno (cf. Jn.4, 23), siendo tan importante para expulsar espíritus del mal, de donde se arrastran y de donde se alimentan como descanso, que es en el cuerpo de barro de quienes se lo permiten; como lo contempla la sagrada Escritura, está casi echado al olvido o si no, al menos relativizado como la ofrenda de Caín. (cf. Lc.11, 24-26 – Mt.12, 43 – Gn. 3, 14)


sábado, 18 de mayo de 2013

Este es el discípulo que da testimonio


Pedro y Pablo son figuras máximas, ejemplares, piezas fundamentales en la tarea de la evangelización, modelos de vida para los discípulos de todos los tiempos. Pablo aunque prisionero, puso toda su intensión para predicar el Evangelio de Cristo. Y allí como suele suceder, muchos lo aceptaron uniéndose al camino (Iglesia católica) y allí ante la persecución de Nerón muere mártir por los años 65 o 66. Igual que Pedro; el primero degollado por ser ciudadano romano y el segundo crucificado.

No sabemos la intensión de Pedro con su pregunta, pero el Señor que lo sabe todo, da una respuesta fuerte; pero lo que sí sabemos es que el destino de todos está en sus manos; y que seguirlo exige testimonio verdadero, fiel, en espíritu y en verdad. De manera que para el seguidor demanda conversión permanente, pureza en sus pensamientos, obediencia, toda su energía y su vida en fidelidad a Jesús. Del destino de los demás se ocupa el Señor. Por tanto nuestra concentración debe ser en la persona de Cristo, sin distraernos en mirar a los demás. Los demás deben estar en nuestra preocupación por su conversión para que se dejen amar por el Señor y lo demás corre por cuenta del Maestro, por acción del Espíritu Santo. A ejemplo de lo que nos aconseja san Pablo: “Tened los mismos sentimientos los unos hacia los otros, sin dejaros llevar por pensamientos soberbios, sino acomodándoos a las cosas humildes. No os tengáis por sabios ante vosotros mismos” (Rom 12:16)

El apóstol amado, personificación de discípulo ideal por el amor al Señor, por su presencia junto a Jesús en la cena, la presencia junto al Crucificado-Exaltado en el Calvario, y otros momentos muy especiales como testigo de Cristo. Ha dado testimonio de lo que ha visto y ha contado lo que ha oído. “Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva” esta continuidad indica, más bien, un acontecer cronológico en el espacio y el tiempo. Cada uno de nosotros puede ser el discípulo amado por intercesión de nuestra Madre del cielo, en la medida en que nos dejemos amar por Dios, guiar por el Espíritu Santo y seamos obedientes con fidelidad, es decir permaneciendo y perseverando.


viernes, 17 de mayo de 2013

Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.


Pedro más que los demás apóstoles sufrió varias pesadumbres, el Evangelio nos los muestra con unas características especiales, por tal el Señor le delega la dirección de su iglesia por siempre, aunque tenga que pasar por tribulaciones siempre estará ahí al frente. Y el Señor le quiere hacer entender que en base al amor, aparecerá la virtud para promulgar la doctrina, la dirección y la administración de su Iglesia le fortalecerán para ir a la Cruz. Como prefiguración de lo que le acontecerá en el futuro a su Iglesia, pero con todo el sufrimiento prevalecerá, porque será la base de los tiempos nuevos y definitivos.

Nuestro Señor Jesús sabe de nuestra flaqueza y fogosidades, él quiere que nuestra voluntad en su seguimiento sea una decisión radical, no sea que al día siguiente olvidemos y nos desviemos por caminos que nos lleven a la oscuridad, a la irrealidad, por engaño. Nuestra lucha espiritual no es fácil, no es fácil de entender, no es fácil de reconocer y no es fácil de salir airosos. “Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará”. (Mat 24:13) Sabe bien Dios que el astuto se arrastra sigilosamente como fiera en búsqueda de presa para devorar. Pero como tampoco es visible, no lo entendemos; el “inicuo” querrá hacer de las suyas hasta el día en que: “el Señor "exterminará con el soplo de su boca" y destruirá con su venida majestuosa. Aquél, por la acción de Satanás, vendrá con todo poder, y con falsas señales y prodigios, y con todo género de engaños malvados, dirigidos a los que se pierden, puesto que no aceptaron el amor de la verdad para salvarse” (2Ts 2:8-10)

El Señor quiere que seamos radicales en el mandamiento del amor, “amémonos unos a otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. (1Jn 4:7-8). Como miembros de su Iglesia debemos contribuir en la recuperación de las ovejas perdidas, en su cuidado, su formación, su edificación espiritual y acompañamiento. Si amamos a Dios, él nos capacitará para obrar por amor. La interpelación de Jesús a Pedro ocurre "después de comer". Como el mandamiento del amor nos fue dado después de comer y es después de compartir la mesa con Jesús que nos comprometemos a escucharlo, a seguirlo y cumplir su voluntad. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros” (Jn. 13:35)


jueves, 16 de mayo de 2013

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti


Encontramos en el pasaje que leemos hoy, sin que nuestro Señor lo manifieste, una tristeza que invade su corazón, al ver que sus criaturas a las que ama tanto, no pueden llegar a la unión por el egoísmo, por el individualismo, por la soberbia. De manera amable y compasiva que caracteriza al Señor, pide al Padre por todos nosotros para que por gracia lleguemos a la unión con Cristo nuestro Señor. Para que el amor de Dios nos una y para que sintiéndonos amados permanezcamos en Cristo que nos une.

La voluntad de Dios es que permanezcamos unidos a Él. Nos falta inteligencia para lograrlo, si permanecemos en su unidad podremos decir como el salmista: “Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.” Cristo es lo más importante para nosotros, de tal manera que individualmente queremos su cercanía, porque a la vez sin darnos cuenta sentimos nuestra insuficiencia; pero también nos interesa demasiado poco que otros se unan a esa gran razón que es la unidad con Dios a quien se lo demos todo.

El pasaje de hoy también nos enseña que debemos pedir a Dios a ejemplo del Señor, para que nos conceda la unidad ecuménica en su iglesia cuya cabeza es Cristo. Así podremos corresponder a ese gran deseo divino: “Así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado”. Por eso nos ha dejado como norma el mandamiento del amor que libera y une, es lo que nos acerca a Dios y a nuestros semejantes, pero este mandamiento no es posible por nuestras propias fuerzas y voluntad, es por mediación divina, es el Espíritu Santo quien nos ilustra y mueve a obrar en consecuencia; Él nos proporciona fuerza y valor para enfrentar las dificultades en la misión que nos encomienda. Y para obtener su gracia el medio eficaz es el dialogo sincero con Dios.

«Jesucristo quiere que (...) su pueblo crezca y lleve a la perfección su comunión en la unidad: en la confesión de una sola fe, en la celebración común del culto divino y en la concordia fraterna de la familia de Dios. (...) El modelo y principio supremo de este misterio [de la unidad de la Iglesia] es la unidad de un solo Dios Padre e Hijo en el Espíritu Santo, en la Trinidad de personas» (C. Vat. II, Unit. redint. 2). Y también a ejemplo de Cristo, el mismo Concilio ha recomendado insistentemente la oración por la unidad de los cristianos, definiéndola como el «alma de todo movimiento ecuménico» (ibid. 8).


miércoles, 15 de mayo de 2013

Que sean uno como nosotros


San Pablo en esta despedida emocionada quiere animar a la iglesia a permanecer y perseverar con lealtad a Dios y a su Palabra. Como buen servidor tiene la suficiente autoridad moral para la exhortación y la suficiente convicción en la obediencia a Dios; con su vida abnegada proclamo la Palabra sin escatimar esfuerzo, exhortando y reprendiendo sin perder la calma. Aprovechando toda oportunidad, insistiendo, sin acomodamientos personales sino con el ferviente anhelo por la conversión de los necesitados de Dios, que somos todos, y el cumplimiento de la misión encomendada. Quería con sus palabras y su ejemplo mostrar a quienes trabajen en esta gesta sean más humildes y leales.

Nuestro Señor quiere insistir en la unidad – unidad como don, comunión íntima, profunda, existencial, esa unidad de la misma naturaleza que la que él mantiene con el Padre. La que nos puede habilitar para la obediencia y la lealtad. Puesto que no es fácil el seguimiento, el actuar, el permanecer y el perseverar, por estar en medio de este mundo secularizado, egoísta, envidioso, mentiroso, falto de compromiso y por tanto alejado de Dios.

De la unidad que Dios quiere para nosotros, emana el gozo de sentirnos plenamente hijos de Dios, el gozo de sentirse salvado, el gozo de saber que se cuenta con la presencia del Espíritu Santo, quien nos inspira y habilita para amar, para no juzgar, para adorar y glorificar a Dios en espíritu y en verdad. Expresión de todo nuestro ser como ofrenda a Dios. En la verdad con claridad mental, con reconocimiento sincero, con intención pura como autenticidad de vida. Todo reflejara en los demás como espejo testigo de Cristo, condiciones que convencerán y muchos querrán imitar mediante una conversión sincera y decidida.

El Señor al pronunciar la palabra “mundo” se refiere a las culturas y el materialismo, en las que el hombre de todos los tiempos debe debatirse y defenderse. «Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o mujeres mundanos» (S. Josemaría Escrivá, Camino 939). La aceptación a Dios y su palabra, el defendernos del mundo lleva incluso al odio, cuando alguien se rehúsa a seguir las corrientes del mundo es motivo de rechazo. Por eso nuestro Señor Jesús intercede ante el Padre por todos nosotros para que permanezcamos fieles y alcancemos la paz provisoria y la felicidad eterna. Dios nos ha hecho conocer la salvación y la gloria que espera a quienes creen en Él con fidelidad por ser el único camino (iglesia), verdad y vida.

Por lo tanto queda claro que el mundo es dirigido por el maligno, hace ver maravillas fungibles, como medio de distracción, capaces de alejarnos de Dios. Capaces de separarnos a unos de otros, capaces de volvernos individualistas, egoístas y jueces; capaces de hacernos sentir dioses sin Dios. Jesucristo quiere que su pueblo crezca y lleve a la perfección su comunión en la unidad, que todos los bautizados alcancemos la confesión de una sola fe, en la celebración común del culto divino y en la concordia fraterna de la familia de Dios. Como fruto de la unidad de la Iglesia será la fe de todos los hombres en Cristo y en su misión divina.


martes, 14 de mayo de 2013

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido


El episodio de la elección de San Matías revela la constitución de la Iglesia, como son el número de los Doce y el lugar que ocupa Pedro en la comunidad. Los doce que significa las doce tribus de Israel que en A/T. era el pueblo elegido y ahora después de Cristo el pueblo de Dios o sea su Iglesia. Matías es elegido antes de la venida del Espíritu Santo, en Pentecostés, acontecimiento que celebraremos en este próximo fin de semana a los cincuenta días de la resurrección del Señor. Con esta elección por infusión del Espíritu Santo, por lo cual queda conformado lo que llamamos el Colegio Apostólico. Y pedro es la figura principal en los acontecimientos de la Iglesia naciente. De Matías se dice muy poco en la sagrada Escritura, en algunos apuntes se dice que como apóstol llevo la Palabra a Etiopía y que por lo cual llego al martirio, probablemente en Colquidia de la hoy Georgia.

Hoy el Evangelio nos está recalcando la importancia del mandamiento del amor. Del auténtico amor, en primer lugar a Dios y luego a nuestros semejantes. La exigencia de la Ley de Dios no es ya el temor, sino el amor: es la respuesta a Dios que nos ha amado primero, y nos ha mostrado su amor en la cruz de Jesús. Que no es de un sentido comparativo sino que da una idea de causa, el Hijo ama a sus discípulos con el mismo amor divino que el Padre le tiene y que se expresa en obediencia y amor. De la misma manera brotara la alegría de sus discípulos al permanecer la presencia de Dios en ellos, mientras permanezcan y perseveren en su misión para dar frutos.

Allí encontramos unos requisitos indispensables, la lealtad; no como un acto humano sino como don de la virtud de la lealtad. Y el conocimiento de Dios, inspirado por el Espíritu Santo, es por El que podemos reconocer a Jesús como Dios. Y Jesús es el Verbo divino, del cual debemos recibir capacitación y entendimiento. “Ella es para los hombres un tesoro inagotable; los que lo alcanzan consiguen la amistad de Dios, pues les recomienda el don de su enseñanza” (Sab 7:14).

Requisitos indispensables para que el Señor nos denomine sus amigos. Para que Dios nos conceda en nombre de Cristo lo que pedimos y Dios nos lo concede conforme a nuestra lealtad, nuestra obediencia a su palabra y el cumplimiento del amor y la obra. Pero en todo caso, Dios sabe lo que necesitamos y lo que nos conviene. “¿Qué padre de entre vosotros, si un hijo suyo le pide un pez, en lugar de un pez le da una serpiente?” (Luc 11:11)


sábado, 11 de mayo de 2013

El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado.


En el común y además, entre nosotros mismos se manifiesta un cierto celo al creer que somos nosotros por propia habilidad lo que convierte a los demás; debido a nuestra soberbia desconocemos la obra del Espíritu Santo. Allí en el pasaje de los hechos, Apolo es bien acogido, como debe ser. Todos podemos ser artífices de la misión encomendada, desde la perspectiva de la intercesión y es Dios quien penetra al interior del converso y hace su obra. Tenemos la obligación de difundir la doctrina del Señor y permitir que otros también lo hagan, ya que Dios se vale de las personas para salvar a otras. Se vale de hombres y mujeres a quienes ha conocido su intención, su fe y su rectitud y de acuerdo a la fidelidad; y Dios acrecentara los dones. Todos como Iglesia, debemos ser evangelizados y evangelizadores. Otra cosa es el conocimiento, los métodos, la disponibilidad.

En la misma línea de conducta, alcanzaremos los dones, por intercesión. Nos valemos de intercesores para llegar a nuestro Señor Jesús quien intercedera por nosotros ante el Padre y el Padre no negara nada de lo que le pida. “el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado”. Por el amor y la fe que nos habilita para amar y servir; alcanzaremos la vida. “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17,3). Contamos con la poderosa intercesión de nuestra Madre que implora a su Hijo y el nada le negara. También nosotros debemos ser intercesores por los demás y empleando el mismo conducto regular. Esto nos da la idea de cómo funcionan las cosas de Dios para con sus criaturas; lo cual debemos entender y emplear para nuestro bien.

Lo difícil es dejar de la idea de ser dioses sin Dios. Pensamos que lo material es lo que puede satisfacer nuestras necesidades y llenar nuestro vacío. Difícil reconocer nuestra pequeñez limitada, ante la grandeza y poder de Dios. Difícil entender que Dios trabaja todos los días para sostener nuestra existencia porque nos ama, aunque seamos ingratos. Difícil entender que Dios permite incluso el dolor para darnos a entender que el pecado siempre traerá sufrimiento y que la paz y el gozo pleno solo lo concede Dios; de manera que nuestra meta es llegar al Padre por medio de su Hijo, la luz del Espíritu Santo y la intercesión de los santos y la ayuda de los santos Ángeles.


viernes, 10 de mayo de 2013

Nadie les quitará su alegría


En su segundo viaje del bienaventurado Pablo, llega Corinto capital de Acaya, gobernada a partir de Julio del año 51, por el procónsul Galión, era hermano del filósofo estoico Séneca. Allí Pablo encuentra costumbres relajadas, afán por ganar dinero y honrar a la diosa Afrodita, con lujuria refinada. Era de suponer que este lugar no era el más propicio para sembrar la Palabra de Dios. Pero el Espíritu Santo es quien dirige la misión, es Dios quien puede más y su mensaje de salvación ha de ir donde hayan corazones capaces de recibir los dones que llevan a una conversión decidida. Aunque los judíos no quieran recibir el mensaje, dentro del pueblo pagano, más numeroso, haya gente dispuesta a la escucha y a la obediencia a Dios.

El pasaje del Evangelio según san Juan, nos muestra también, otra manera de percibir la vida futura, nuestro Señor Jesús al anunciar que después de las tribulaciones vendrá un gozo rebosante, que no se perderá jamás (17,13), se refiere a la alegría de la resurrección, pero también al encuentro definitivo con Jesús en el Cielo. Dice san Pablo: “estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se va a manifestar en nosotros” (Rm 8,18).

Que tristeza para nosotros encontrarnos con una historia de un Jesús Dios hecho carne, venido para anunciarnos la salvación y la vida y que luego por no encontrar en él una persona política capaz de erradicar con violencia, el domino romano; los judíos lo sometieran a la más vergonzosa muerte, y que no se hubiese sabido más de Él. Como estuviese el mundo hoy, si es que existiese. Pero no fue así; fue y será motivo de gran alegría, con su Resurrección y Ascensión al cielo para asumir la diestra del Padre, ha llenado nuestra alma de fe y de esperanza, que motiva nuestro gozo y que nadie nos podrá quitar, al sabernos que estamos en las manos del dueño de lo visible e invisible, de quien todo lo puede y que nos concederá la heredad eterna. Si alguien sobre la tierra siente tristeza es por el interés en lo material y desconocer lo de nuestro Creador, nuestro Dios.


jueves, 9 de mayo de 2013

Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría


El arribo de Pablo a Corinto fue en un estado muy diezmado, me parece verlo, de acuerdo como nos lo cuenta: «Me he presentado ante vosotros débil, y con temor y mucho temblor, y mi mensaje, y mi predicación, no se han basado en palabras persuasivas de sabiduría, sino en la manifestación del Espíritu y del poder» (1 Co 2,3-4). Y tampoco en Corinto fue fácil para Pablo ante los judíos que acudían a la sinagoga. Además el ambiente moral no era favorable, puesto que esta ciudad tenía unas características especiales por ser cosmopolita y comercial, allí acudía gente de todas partes y de diversas culturas. Pero como vemos hubo muchas personas del común pagano que acogieron el Evangelio, El Espíritu Santo movía corazones conforme al querer de Cristo, “id a todos los pueblos”. los gentiles, que jamás habían oído hablar del Señor hasta que Pablo y los demás apóstoles les narraron su vida y sus profecías, estos confortados se llenaron de alegría y de fe; renunciaron a los ídolos y por medio de su conversión se adhirieron a Cristo al Dios ingénito.

La confusión entre los discípulos es eminente ante la afirmación de Jesús, aparentemente contradictoria, de no verlo y de volverlo a ver. Resucito y lo volvieron a ver, como prefiguración de los últimos tiempos o fin del mal. Para nosotros ya es entendible. Estuvo en medio de nosotros ocupando cuerpo carnal como nosotros, murió por nuestros pecados para rescatarnos de la esclavitud, resucito y está a la diestra del Padre, pero volverá revestido de poder y de justicia a retomar los planes iniciales de Dios. Lo volveremos a ver revestido de majestad y donde, luego, los pobladores de la tierra vivirán conforme a la divina voluntad de Dios. Porque ya el pecado no tiene asidero en los hijos de Dios. San Pablo nos dice: “Porque ahora vemos como en un espejo, borrosamente; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de modo imperfecto, entonces conoceré como soy conocido. Ahora permanecen la fe, la esperanza, la caridad: las tres virtudes. Pero de ellas la más grande es la caridad” (1Co 13:12-13)

Mientras tanto, viviremos en medio de contradicciones, aciertos y desaciertos, de tristezas y medianas alegrías, solo con la presencia divina hallamos paz, mediante esa unión espiritual que nos permite ver a Jesús, a sentir la fortaleza y claridad que nos proporciona el Espíritu Santo, por tanto esta unión por gracia se convierte en motor para la acción con fe y por amor, causales de alegría para sus discípulos, donde se cumple la promesa del Señor: “vuestra tristeza se convertirá en alegría


miércoles, 8 de mayo de 2013

El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena


A san Pablo le dijeron en Atenas: "de esto te oiremos hablar en otra ocasión". Esto no lleva a reflexionar y vemos que hablar de Jesús resucitado ayer fue tarea ardua y lo es hoy día. Está de moda en nuestro medio todo lo que tiene que ver con el desequilibrio del homosexualismo y cuando sale un video haciendo ver que son problemas corregibles para vivir de acuerdo a la Palabra de nuestro Creador, entonces se escandaliza. Si quieren verlo: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=tFwBWNpqY3o

Hablar de Jesús, puede ser más fácil que hacer notar que es el Espíritu Santo quien vive y dirige la Iglesia de acuerdo a la voluntad divina. Quiere decir que tenemos vacío nuestro espíritu. Es el Espíritu Santo quien nos lleva a Cristo y con Cristo al Padre.

Quedan muchas cosas por decir. Pero como simples bautizados no estaremos preparados aún para comprender todo lo que Jesús debe decir. Para ser sus discípulos la solución viene dada por la actividad del Espíritu Santo. Él dará plena comprensión de todo lo dicho y ocurrido durante el ministerio de Jesús, el Verbo divino, en contraposición de lo que las culturas del mundo imponen, guiados por el espíritu del mal.

Es por el Espíritu Santo, con Él y en Él, que conoceremos la verdad plena, es quien nos abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. El Espíritu Santo es nuestro defensor ante los embates del maligno, en nuestra lucha espiritual. Si en el Antiguo Testamento se libraban luchas contra pueblos que querían impedir el caminar del pueblo elegido por Dios, hoy la lucha no es contra nuestros semejantes sino contra los espíritus del mal que quiere impedir nuestra salvación eterna.

El Espíritu Santo santifica y dirige al Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los ministerios y dando sus dones de acuerdo a la docilidad, la rectitud y la perseverancia. (1Cor 12,11). Par el servicio y el bien propio. “Con esos dones hace que estén preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia, según aquellas palabras: “A cada uno... se le da la manifestación del Espíritu para el bien común” (1Cor 12,7). Concilio V-II.


martes, 7 de mayo de 2013

Si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes


Dios es siempre fiel a sus promesas. Él está atento a nosotros porque somos hechura de sus manos e hijos suyos en Cristo Jesús y no se arrepiente de su amor por nosotros. Por nuestra concupiscencia caemos en las tentaciones, seremos mal interpretados y perseguidos, pero Dios jamás nos abandonará ni nos dejará a merced de la maldad ni de la muerte. Somos obra suya, le pertenecemos; por eso nunca podemos perder la confianza en El. Pues Él nunca nos abandonará.

La Palabra de Dios no está encadenada. El Evangelio no puede quedar mudo en nuestros labios, aunque quieran someternos con burlas y amenazas. Habrá el momento para ser testigo del Señor y llamar a otros a la fe. Y esta misión es para todo bautizado, es decir, a toda la Iglesia de Cristo cimentada desde los Apóstoles. Por eso no podemos faltar al mandamiento del amor y la fe, porque seremos condenados.

El unigénito nuestro Señor Jesús fue engendrado por obra del Espíritu Santo en el seno de María Virgen. El Espíritu del Señor bajó y se posó en Él, lo ungió y lo envió a Evangelizar a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor. Jesús proclama la conveniencia de irse para enviarnos, desde el seno del Padre al Espíritu Santo, quien es la tercera persona de la Santísima Trinidad, y que habita en medio de nosotros en Espíritu.

Esta aquí para condenar a quien no crea en Jesucristo, “Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado”. (Jua 15:22) Está aquí para acusar a quien obre con injusticia. “Si no hubiera hecho ante ellos las obras que ningún otro hizo, no tendrían pecado; sin embargo, ahora las han visto y me han odiado a mí, y también a mi Padre” (Jn15, 24). Esta aquí para dar testimonio de Cristo nuestro Señor, porque el príncipe de este mundo ya está condenado; y se condenaran también, sus seguidores.

Es una obligación reconocer la presencia del Espíritu Sano en medio de nosotros, pues al rechazar su presencia y su actuar no viviremos como hijo de Dios en Cristo, sino bajo la ley del pecado que conduce al juicio y a la condenación. Es el Espíritu Santo quien nos capacita para vivir en la voluntad de Dios, esa capacitación es algo que el mundo no puede asimilar; por tano nosotros decididamente debemos disponer nuestra voluntad y nuestra docilidad a Él, para convertirnos y dar testimonio de la verdad que lleva a la luz, que es Cristo.


lunes, 6 de mayo de 2013

Esto os lo harán porque no han conocido a mi Padre, ni a mí


El pasaje de los Hechos nos presenta el don divino de la vocación y el agradecimiento humano. Es Dios quien abre el corazón, es quien conoce el interior de cada persona, es el Espíritu Santo quien por infusión hace la obra en nuestra alma. «nadie puede prestar su asentimiento a la predicación evangélica de un modo verdaderamente salvífico, a no ser por la luz y la inspiración del Espíritu Santo, que da a todos la suavidad necesaria para afirmar y creer la verdad» (C. Vat. I, Dei Filius 3).

Era necesario el conforte que Jesús da a los discípulos ante su inminente partida, con la promesa de su vuelta y del envío del Espíritu Santo, en medio de las circunstancias donde aquellos pudieran tener razón para creer que Jesús quedaba en la ausencia. A fin de que fuese realizada la obra evangelizadora, les anima a entender que no estarán solos. La misión a cumplir no era lo que fácilmente recibiría la gente de esa época, tampoco es lo de moda en nuestro tiempo; por tal no seremos bien recibidos por muchos – teniendo en cuenta que no somos los expulsados sino que es el Señor del Evangelio y el Espíritu Santo que habita en medio de nosotros. Además esta obra especial solo puede ser realizada mediante la dirección del Espíritu Santo, en efecto es el que va a descubrir al discípulo de Jesús el sentido de sus palabras y del mismo modo todo su mensaje evangélico, lo contrario, la obra quedaría cimentada en terreno árido y los frutos no se verían.

A pesar de nuestra indiferencia, es un trabajo para todos, misión dada desde el sacerdocio bautismal, y la fuerza para llevarla a cabo se recibe como don. El Espíritu Santo lucha con nosotros. Es Él, el Protector, quien nos libra de los peligros. Es Él, quien hace fructífero el Evangelio mediante la conversión. Con Él al lado nada hemos de temer. Como verdaderos discípulos de Cristo con cruz, hemos de permanecer unidos a Él nuestro Rey, permaneciendo con fe en su amor y fomentando su Reinado en el corazón de los bautizados; “caminando, edificando y construyendo”; como nos lo pide Francisco I. Y el Espíritu Santo permanecerá con nosotros para guiarnos y para hacer el trabajo interior en la persona receptora.

A la iglesia incipiente la persiguieron los judíos porque no podían aceptar un rey derrotado en la Cruz. Mejor porque no conocieron a nuestro Señor Jesús y por tanto se perdieron el gran don del conocimiento del Padre. No vivieron la fe y menos el mandamiento del amor, requisitos indispensables para conocer a Dios y a nuestros semejantes. “Y esto os lo harán porque no han conocido a mi Padre, ni a mí”. No es ajena nuestra actualidad a la contradicción, el rechazo y la persecución, por la ignorancia.


sábado, 4 de mayo de 2013

Reconozcan que el Señor es Dios


El ritmo y la dirección evangelizadora son impuestas por el Espíritu Santo, mediante nuestra docilidad y fidelidad a Él. No somos nosotros, aunque parezca formas simples o ingenuas; sin embargo es Dios quien conoce el interior de cada persona. Por tanto Dios puede dirigirse a una persona, a un grupo o al mundo entero y manifestarle su voluntad. Lo que corresponde a nosotros es poner nuestra voluntad al Servicio, vida sacramental, actos penitenciales para ser obedientes y para dejarnos guiar por el Espíritu Santo. No es obra de hombres la conversión de almas, es obra divina y nosotros apenas podemos ser intercesores.

Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a El pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño” --"Y vosotros ¿Quién decís que soy Yo?" - ¿Cual es el conocimiento que tenemos de Dios?Y Nuestro Señor Jesús nos está diciendo que si el mundo nos odia es porque el mundo no conoce al Padre y que si fuéramos del mundo, el mundo nos amaría. Dicho de otra manera si fuésemos hijos del maligno seriamos herederos del engaño de la mentira y del mundo. Pero falta el reconocimiento para sentirnos hijos de Dios, como en efecto lo es; somos pues, de la de la luz, de la verdad y con razón el mundo (personas y culturas de vida en pecado), nos pueden odiar debido a la soberbia impuesta por el maligno.

Somos hijos de Dios, nos lo ha demostrado de una manera sobrenatural, tanto amo Dios a sus criaturas que envió a su Unigénito para que con su sacrificio no rescatara de la esclavitud del pecado, para devolvemos su amistad que nosotros habíamos perdido por voluntad. Éramos del mundo, actuábamos conforme a sus razonamientos de maldad, destrucción y muerte; pero ahora hemos sido salvados gracias a Aquel que por nosotros murió y resucitó.

Y el mundo arrastra a otros al pecado, a la muerte, valiéndose del engaño de la mentira. Utilizando los medios que más convenga, cegando ojos, tapando oídos y poniendo como relevante lo material el goce pasajero, el capricho y la idolatría.

A partir de estas premisas es deber nuestro difundir la doctrina en forma verbal y con actitud para que otros crean y se salven; para que se dejen amar por Dios nuestro creador, para reconciliarnos todos con su amistad eterna. Es el gran deseo de nuestro Dios. “Si han guardado mi doctrina, también guardarán la vuestra”. Tan poco la doctrina es para complacer los caprichos del mundo, es por la salvación y la salvación tiene un precio. Se trata de la vida eterna, no es un azar, no se lo debemos a otros y en cambio otros si nos pueden llevar a la perdición, arguyendo actualidad y modernismo.

Esta acción de obediencia a Dios nos puede causar persecución y contrariedades; pero estamos advertidos por nuestro Señor Jesús: “Si me han perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán”. También podemos adoptar una postura de espectadores, incluso como piadosos, participativos en actos litúrgicos y creer estar cumpliendo; pero sin pasar de una actitud ordinaria, sin trascendencia y cargando falencias ante la voluntad de Dios y desperdiciando nuestras virtudes y dones concedidas para nuestro bien y el de nuestros semejantes.


viernes, 3 de mayo de 2013

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida


San Pablo quiere dejar muy en claro el misterio de la Resurrección de nuestro Señor Jesús. Se hace testigo, como muchos otros, del mayor acontecimiento divino para bien de la humanidad. ¿Qué fuera de nosotros si no estuviéramos acompañados por el Creador de todo y que no supiéramos nada de nuestro futuro eterno? Jesucristo es el Evangelio viviente del Padre. No tenemos otro nombre ni otro camino mediante el cual podamos salvarnos. Por tanto el Evangelio no se puede cambiar ni modificar, menos acomodarlo a nuestros antojos, como pretenden muchos al considerarlo como pasado de moda. La verdadera conversión es a través de su Iglesia con la doctrina del único Evangelio que proclamo el Señor.

Porque Dios nos ama, sacrifico a su Unigénito enviándolo a morir en la Cruz, (la cual es hoy el día de su exaltación) Oración para hoy día de la santa Cruz: Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, que, por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.- Detente Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma, porque el Día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús”. Jesús, Jesús, Jesucristo. Jesús, mi Jesús por siempre. Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte. Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos. (Hasta completar mil veces Jesús)

La creación entera en la comunión de los santos elevan su voz para alabar al Señor, Creador nuestro. Porque por medio de la obra redentora de su Hijo, nos ha reconciliado con Él y nos ha hecho partícipes de su divinidad. Es por esos que debemos progresar en el conocimiento y en la docilidad al Espíritu Santo hasta lograr que todo encuentre su verdadero significado en el Señor de la historia. Y a Él sea dado todo honor y toda gloria ahora y por siempre.

Hoy el Señor nos deja una cátedra muy especial. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la santísima Trinidad, es el Templo Santo de Dios amor, uno y trino. Nuestro Señor Jesús quiso aclararnos el misterio de la Santísima Trinidad, misterio mayor. “¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo no las hablo por mí mismo. El Padre, que está en mí realiza sus obras” y Jesús es, por tanto, Camino para llegar al Padre pues nos lo revela. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida...; nadie va al Padre si no es a través de mí.” Además nos dejó la certeza de saber quién y cómo es el Padre, “El que me ha visto a mí ha visto al Padre” nos revela que el Padre anima y sostiene la búsqueda y la lucha por una vida digna y feliz para todos sus hijos. Es lo que hay que saber para creerlo, no andamos en tinieblas sabiendo que Jesús vive y que el Espíritu Santo nos guía para seguir a Jesús que es camino, verdad y vida y es quien nos conduce al Padre. “Nadie va al Padre si no es a través de mí”. Nos quiere participar de la misma comunidad beatísima de la Trinidad, al permanecer unidos a Cristo de la mano del Espíritu Santo, con el auxilio intercesor de nuestra Madre celestial, de todos los santos y los santos Ángeles de Dios. 



jueves, 2 de mayo de 2013

Considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios


En la Iglesia hay algo esencial, por no ser cambiante ni perecedero, es la fe en Jesús como único camino de salvación, la clave del amor. Unidos a Él, por don divino recibimos la presencia del Espíritu santo y sus dones para optimizarnos en la tarea de glorificar a Dios con nuestras vidas en la obediencia del mandamiento del amor. Y esta Unión se lleva a cabo mediante los sacramentos, nuestra conversión, nuestra vida de manos limpias y corazón puro, para honrar a Dios en espíritu y en verdad. No son señales exteriores sino la comunión en la presencia de Dios permanentemente para vivir la divina voluntad de Dios.

Es importante todo lo que hemos recibido de nuestros antepasados con relación a nuestra fe, pero estamos llamados es perfeccionar y a madurar esa fe, si permanecemos unidos a Cristo el Espíritu Santo ilumina nuestra vida, para trabajar y acompañar quienes emprenden acciones por la justicia, por la dignidad de toda persona y por la buena administración de toda la creación, de todo lo que Dios no ha dado para la vida de todos. Es la manera de proclamar a Dios con los labios y con las obras, ante todos los pueblos, y así toda la tierra y todos los pueblos alaben y bendigan a Dios y, teniéndolo como centro de su vida, se conviertan en testigos suyos para que muchos más reconozcan al Señor como a su Dios y, juntos en la comunión de los santos tributemos la alabanza perpetua a Dios.

De manera que la permanencia en la presencia de Dios, no es un romanticismo, sino un acontecimiento actuante de salvación propia y de los demás. La permanencia en Cristo es a través de la fidelidad a sus mandamientos en la misma medida en que Él es fiel a los mandatos de su Padre Dios. La exigencia de estos mandamientos no es ya el temor, sino el amor como respuesta a Dios que nos ha amado primero, y nos ha mostrado su amor en la cruz de Jesús.

Si el cumplimiento de los mandatos de los hombres nos hace libres, con mayor razón nos causara alegría el permanecer en fidelidad del mandamiento del amor, entonces si viviremos la alegría desde ahora, incluso en medio de las pruebas, hasta el final cuándo podremos experimentar la alegría plena y la participación del Reino de los cielos, la salvación que ya nadie nos podrá arrebatar; pues viviremos eternamente en el misterio del amor de Dios como sus hijos amados, en quien el Padre Dios se complace.

La paz, venida de Dios, se vive como miembros del “Cuerpo místico de Cristo” – “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Es vivir en la presencia de Dios y la mirada en nuestro prójimo con el ejercicio de la caridad que lleve a la justicia,y asi poder escuchar del Señor: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor». (Mt.25,23); mientras esto no sea realidad habremos recibido la paz, pero fácilmente podemos perderla; y en lugar de vivir en alegría, viviremos en la angustia, en la división, en el riesgo de pasar a la soberbia y convertirnos en un signo de muerte para nuestro prójimo; y como resultado la perdida grande será propia personalmente.