miércoles, 8 de mayo de 2013

El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena


A san Pablo le dijeron en Atenas: "de esto te oiremos hablar en otra ocasión". Esto no lleva a reflexionar y vemos que hablar de Jesús resucitado ayer fue tarea ardua y lo es hoy día. Está de moda en nuestro medio todo lo que tiene que ver con el desequilibrio del homosexualismo y cuando sale un video haciendo ver que son problemas corregibles para vivir de acuerdo a la Palabra de nuestro Creador, entonces se escandaliza. Si quieren verlo: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=tFwBWNpqY3o

Hablar de Jesús, puede ser más fácil que hacer notar que es el Espíritu Santo quien vive y dirige la Iglesia de acuerdo a la voluntad divina. Quiere decir que tenemos vacío nuestro espíritu. Es el Espíritu Santo quien nos lleva a Cristo y con Cristo al Padre.

Quedan muchas cosas por decir. Pero como simples bautizados no estaremos preparados aún para comprender todo lo que Jesús debe decir. Para ser sus discípulos la solución viene dada por la actividad del Espíritu Santo. Él dará plena comprensión de todo lo dicho y ocurrido durante el ministerio de Jesús, el Verbo divino, en contraposición de lo que las culturas del mundo imponen, guiados por el espíritu del mal.

Es por el Espíritu Santo, con Él y en Él, que conoceremos la verdad plena, es quien nos abre nuestros corazones y nuestras vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida cotidiana. El Espíritu Santo es nuestro defensor ante los embates del maligno, en nuestra lucha espiritual. Si en el Antiguo Testamento se libraban luchas contra pueblos que querían impedir el caminar del pueblo elegido por Dios, hoy la lucha no es contra nuestros semejantes sino contra los espíritus del mal que quiere impedir nuestra salvación eterna.

El Espíritu Santo santifica y dirige al Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los ministerios y dando sus dones de acuerdo a la docilidad, la rectitud y la perseverancia. (1Cor 12,11). Par el servicio y el bien propio. “Con esos dones hace que estén preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia, según aquellas palabras: “A cada uno... se le da la manifestación del Espíritu para el bien común” (1Cor 12,7). Concilio V-II.


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