viernes, 10 de mayo de 2013

Nadie les quitará su alegría


En su segundo viaje del bienaventurado Pablo, llega Corinto capital de Acaya, gobernada a partir de Julio del año 51, por el procónsul Galión, era hermano del filósofo estoico Séneca. Allí Pablo encuentra costumbres relajadas, afán por ganar dinero y honrar a la diosa Afrodita, con lujuria refinada. Era de suponer que este lugar no era el más propicio para sembrar la Palabra de Dios. Pero el Espíritu Santo es quien dirige la misión, es Dios quien puede más y su mensaje de salvación ha de ir donde hayan corazones capaces de recibir los dones que llevan a una conversión decidida. Aunque los judíos no quieran recibir el mensaje, dentro del pueblo pagano, más numeroso, haya gente dispuesta a la escucha y a la obediencia a Dios.

El pasaje del Evangelio según san Juan, nos muestra también, otra manera de percibir la vida futura, nuestro Señor Jesús al anunciar que después de las tribulaciones vendrá un gozo rebosante, que no se perderá jamás (17,13), se refiere a la alegría de la resurrección, pero también al encuentro definitivo con Jesús en el Cielo. Dice san Pablo: “estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se va a manifestar en nosotros” (Rm 8,18).

Que tristeza para nosotros encontrarnos con una historia de un Jesús Dios hecho carne, venido para anunciarnos la salvación y la vida y que luego por no encontrar en él una persona política capaz de erradicar con violencia, el domino romano; los judíos lo sometieran a la más vergonzosa muerte, y que no se hubiese sabido más de Él. Como estuviese el mundo hoy, si es que existiese. Pero no fue así; fue y será motivo de gran alegría, con su Resurrección y Ascensión al cielo para asumir la diestra del Padre, ha llenado nuestra alma de fe y de esperanza, que motiva nuestro gozo y que nadie nos podrá quitar, al sabernos que estamos en las manos del dueño de lo visible e invisible, de quien todo lo puede y que nos concederá la heredad eterna. Si alguien sobre la tierra siente tristeza es por el interés en lo material y desconocer lo de nuestro Creador, nuestro Dios.


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