martes, 21 de mayo de 2013

Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos


Si queremos progresar en la fe, preparémonos para la prueba, quien confía en Dios que es clemente y misericordioso, de él recibe ayuda, beneficios que no los puede dar el mundo, protección, nos conduce en la verdad, en el camino correcto, él no te fallara. Como nos dice la primera lectura: "Fijaos en las generaciones pasadas y aprended. ¿Quién confió en el Señor y quedó avergonzado? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y no fue atendido?". Por su Palabra, por sus obras y por fe debemos confiar en el Señor, Dios es el creador de lo visible y lo invisible, dueño de todo y de todos, es quien sostiene el universo entero; nos da la plena seguridad que estamos en despensa de quien todo lo pude.

Pero al mismo tiempo Dios nos exige, nos pide que seamos servidores por amor, con obediencia y humildad, en nombre de Dios, como ofrenda a Dios. Nuestro Señor Jesús revela a sus discípulos el sobrenatural servicio a toda la humanidad, el rescate de la muerte por el pecado, el restablecimiento de la amistad de Dios con los hombres y la apertura de las puertas del cielo las cuales estaban cerradas (cf-Gn.4, 24). ¿Cómo entenderlo? si nuestras pretensiones son más fuertes que el entender y que la obediencia. Lo sobrenatural se logra abriendo nuestro corazón, nuestra voluntad, para que por medio de la gracia concedida por la persona del Espíritu Santo, quien actúa en nuestro espíritu y nuestra alama a fin de que el querer de Dios surja como fruto de lo divino.

La pasión de nuestro Señor estaba vaticinada desde el Antiguo Testamento, pero las ínfulas del poder, del tener y de la fama, impiden el entendimiento en los discípulos y es también, actual para los hombres de hoy. De lo contrario glorificaríamos a Dios siempre en espíritu y en verdad. Llevaríamos a los demás, la Buena Nueva, con ansias de salvación, de conversión, sintiendo ardor en nuestro espíritu. El servicio a los demás como miembros de un mismo cuerpo, a ejemplo de Cristo “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en redención de muchos” (Mar 10:45), no es fácil porque nos falta humildad, no es por nuestras capacidades. Es por la gracia de Dios quien actúa en concordancia de nuestra voluntad, nuestro cumplimiento del mandamiento del amor que nos hace aptos para actuar como niños.


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