miércoles, 30 de abril de 2014

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.


Dios es puro amor. Su voluntad es solamente comunicar una vida que supera la muerte. Dios no juzga, no condena, no manda a nadie al infierno. Es la libertad humana la que determina la propia suerte. La luz está encendida y hay quienes cierran los ojos. En verdad no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y no queremos ver porque nuestras obras no son del todo buenas; aunque creamos auto justificarnos faltaría la cruz. Este texto es una radiografía propia de los que conformamos la sociedad actual. Con solo escuchar y notar como actúan algunos dirigentes y poderosos nos escandaliza el cinismo con que hablan de la pobreza como costo social. Se nota la dureza de corazón, los catalogamos de insensibles. Podemos notar que son ciegos que no quieren ver porque notamos que sus obras son malas. Pero tampoco nosotros queremos reflexionar y caer en la cuenta que también nos parecemos unos a otros porque tampoco somos valientes para obedecer a Dios y cargar la cruz, hacer a obra, desear la salvación de los demás, testimoniar la luz de Dios que es la verdad y que es lo que puede anteponerse a la violencia, a la injusticia, al desamor, al relativismo, al materialismo.

Vemos como grave lo que notamos en los demás sin darnos cuenta que debemos dar testimonio de vida para que el mundo cambie, Sin darnos cuenta seguimos sepultados en las tinieblas y presos de las sombras de muerte (cf. Mt 4,16; Is 42,7), nuestra dejadez es aun mas grave porque en siento modo lo que reflejamos es oscuridad. Como católicos nos hemos dejado invadir por la ceguera y hemos cerrado los ojos ante la injusticia, el engaño, la corrupción y la mala administración del mundo que en que nos corresponde vivir a todos. Por eso Dios nos llama a vivir en comunidad, en fraternidad y el cumplimiento del mandamiento del amor. Quizás no decimos ni hacemos nada por el acomodamiento, por la indiferencia que nos está carcomiendo. Por no llevar la contraria a las corrientes del modernismo, que nos quiere hacer creer que está superando a la ciencia, la luz, la verdad, la autoridad y el poder de Dios. Con urgencia necesitamos volvernos a Jesús. Cuánta falta nos hace abrir los ojos y volver a ver la luz y testimoniarla, mediante la gracia y la acción del Espíritu Santo.


martes, 29 de abril de 2014

“Todos pensaban y sentían lo mismo”


En los Hechos encontramos una manera de agradar a Dios con la tenencia de los bienes materiales, donde se reconoce que todo es de Dios y que por su bondad y providencia todo ha sido puesto para el servicio del hombre. Una manera de compartir sin que haya ventajas y sin que hayan desposeídos. Dicho de otra manera todo estaba para beneficio comunitario.

En el Evangelio esta la continuación de de la lectura de ayer. El jefe del grupo de los fariseos ha decidido hacer esta visita por la inquietud de saber quién es Jesús, debido a los prodigios que realizaba. Es para nosotros hoy actual y valido tomar este tipo de decisiones, querer saber quién es nuestro Señor Jesús. Solo así es posible el encuentro con Dios; debido al respeto que tiene por nosotros, es verdad que lo mueve el amor a estar dispuesto, pero solo con nuestra decisión viene a ser morada en nosotros por que respeta nuestra libertad dona.

Jesús con la paciencia que lo caracteriza como Maestro, le da explicaciones sobre el bautismo, sobre la acción del Espíritu Santo, como actor que hace posible el advenimiento del reino, y porque sólo mediante su acción podemos entender las cosas de Dios, ser capacitados para apartarnos de las prácticas desagradables a Dios, apartarnos de las cosas contarías a su divina voluntad, como es el egoísmo, de la soberbia, de las ansias del tener, del poder y la fama o vanagloria; que son actitudes generadoras de opresión y muerte para nuestros hermanos. Complementa el Señor su lección con una explicación incomprensible e impracticable para nosotros, describe el verdadero sentido de la Cruz, como signo y medio de vida eterna.

Creo en mi nuevo nacimiento sin comprenderlo, y en mi fe guardo lo que escapa a mi comprensión. Sé que tengo el poder de renacer, pero no sé cómo esto se realiza. El Espíritu no tiene ningún límite; habla cuando quiere, y dice lo que él quiere y donde quiere. La razón de de su partida y de su venida permanecen desconocidas para mi, pero tengo la profunda convicción de su presencia.”(san Hilario. 315 -367)


lunes, 28 de abril de 2014

Dichosos los que se refugian en ti, Señor.


La primera lectura nos trae como síntesis de la capacidad conferida por Dios a los Apóstoles. Y ellos al darse cuenta, al reconocer la mano de Dios y lo reconocen recitando el salmo como alabanza a Dios, de tal forma que debió haber salido de lo más profundo de sus corazones, con gratitud por las proezas de Dios quien no les había abandonado. Y por tal encontramos que Dios no se deja ganar en generosidad, les llena de dones, o sea reciben la visita del Espíritu Santo para llenarlos de valor y entendimiento.

¿Nacer de nuevo? ¿Es esto posible? Podría resumirlo en una exhortación: ¡Aprendamos a vivir en el Espíritu! – “Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn.4, 23) habilitados por los dones que hemos recibido en el bautismo. El bautismo es para vivirlo; y si caemos volver a la gracia donada para un renacer de nuevo. Nos dice san Pablo: “Así, pues, si hay una muerte para el pecado que es para siempre, también hay un vivir que es vivir para Dios. Así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.” (Rom. 6, 10-11)

Entonces si hay una manera nueva de vivir según el espíritu, también hay una manera vieja de vivir según la carne. Y esta es a la que nos mueve con facilidad, porque se refiere a lo que el cuerpo percibe y a lo que el mundo ofrece. Al reflexionar nos damos cuenta en que pequeñas o grandes cosas hemos obedecido a la carne o al espíritu. Según la carne satisface sensaciones pero deja al final un mal sabor, no hay paz y se percibe un vacío. Según la carne impide hacer la voluntad de Dios. Según el Espiritu, exige renuncias mundanas, pero que llena de gozo y de paz.


Al parecer, Nicodemo representa a los fundamentalistas, que leen la Biblia al pie de la letra, sin interiorizar, sin ponerla en contexto. Nicodemo va donde el Maestro porque la Escritura no le ha llenado, le falta algo, va de noche para evitarse problemas con sus colegas, (para no contradecir su honor frente a los demás). Estaba inquieto por lo que hacia nuestro Señor Jesús, pero carente de fe. Por tanto el Señor le invita a nacer de nuevo, a dejarse invadir del Espíritu Santo para ser donado de la gracia, para poder sumergirse en la persona, la vida y la práctica enseñada por el Maestro.

“El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” El Bautismo. Pero en nuestros días suele suceder que nos quedamos en el sacra-mentalismo que echar a perder el bautismo sin el Espíritu Santo. Podemos quedarnos con el agua, las fotos, la fiesta, un acto de presencia sin Dios; un ritualismo que mata el espíritu. De paso, sera bueno y necesario reconsiderar el sentido del misterio del bautismo y abandonar tanto ritualismo. La verdadera celebración es permitirle al Espíritu Santo hacer su divina presencia para que actué en el espíritu. Es solo el Espíritu Santo quien hace nacer de nuevo y hace nuevas todas las cosas.


sábado, 26 de abril de 2014

"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"


http://es.catholic.net/celebraciones/120/302/articulo.php?id=16783

La primera lectura nos demuestra el poder del testimonio. Pedro y Juan, eran hombres sin instrucción (aparente) ni cultura. Hacía solamente tres años que Pedro y Juan estaban reparando sus redes a la orilla del lago como pescadores. Pero esos tres años los han pasado en la familiaridad de Jesús, recibieron sus enseñanzas y vieron la resurrección del Maestro. No podía ser otra la respuesta «¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.» La expansión de la fe no se hizo sin dolor y sin dificultades. Por eso ellos tuvieron la valentina de refutar la orden de los que se creían los dueños de la doctrina de Dios. Estos valientes son testimonio veraz de la persona de Cristo quien está obrando en ellos. La fe y la aceptación permanente de la Palabra de Dios son capaces de transformar a quien se decida, proyectándolo a un nuevo plan de vida con valentía y seguridad, capaz de testimoniar al autor de la vida, como mandato divino.

El Evangelio de este sábado nos hace un resumen de la Palabra escuchada en esta Semana Grande de la Pascua. Y nos deja un mensaje final: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Es pues, la misión encomendada, vigente para todos los bautizados. Hoy mas que antes, debido a la cultura del modernismo, se hace apremiante ser testigos de Cristo. Sin embargo vemos como nosotros los católicos, como por antonomasia somos egoístas, creemos que la salvación corresponde solamente al campo individual, pero el Señor dice otra cosa, «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»

Recae sobre nosotros la responsabilidad de no haber dado un paso, de no decir una palabra, de no testimoniar a Cristo con nuestras actitudes. ¿Cuantos se salvarían si todos los católicos asumiéramos una postura diferente? Pero nos desgastamos planeando lo material (importante para el progreso y un mejor nivel de vida) pero lo primordial es lo espiritual, aunque haya que perder: placeres, emociones, corrientes, (…) porque no está solo en juego unos pocos años de vida terrena sino toda una eternidad. Están asegurados para todos los novísimos, cosas que sucederán a todo hombre al final de su vida: la muerte y el juicio; y como destino eterno: el cielo o el infierno. La salvación como realización suprema es la aspiración más profunda y definitiva del hombre. San Pablo lo escribe así: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por pensamiento de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman" (1Cor 2, 9).


viernes, 25 de abril de 2014

"Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado"


El actor principal de los «hechos de los apóstoles» es el Espíritu Santo, como también lo es hoy día rigiendo la iglesia de Cristo. Al leer estos acontecimientos puede uno imagina a los apóstoles como hombres extraordinarios, pero su condición era más sencilla de lo que parece. Hombres comunes instruidos por el Maestro pero inspirados por el Espíritu Santo. Ellos en un principio tenían dudas y temores, y lo que nos narran las Escrituras son precisamente la fuerza que los movía para ser elocuentes y para superponer las dudas y el temor.

El hecho realizado en un enfermo es lo aprendido por el Señor cuando les decía "vayan y anuncien el Reino de Dios, inviten a la conversión, sanen enfermos y expulsen demonios". Pero siempre actúa el “Dedo” de Dios; ni ellos ni nosotros somos capaces de hacer milagros, de sanar o expulsar demonios, si se da es porque se hace en nombre de Dios y dependiendo de la fe y de la intensión de quien lo pide y del receptor, quien debe, en primer lugar conducirse a un estado de conversión verdadera.

El Señor estará siempre atento a invitarnos a su banquete, depende de nosotros aceptar la invitación o rechazarla. Grande es la obra del Maestro y también es grande la obra del Espíritu Santo quien ve el interior de las personas y cuanto deseo sentirá de poder ser huésped de todas las almas, para que con sus pensamientos, palabras y obras agraden y glorifique al Padre y al Maestro. El Señor se hace presente para invitar de nuevo a una comida, como símbolo de fraternidad y de amor, Ha preparado las brasas y el lugar. Sólo falta el pescado. Por eso les pide a sus amigos que hagan lo que saben hacer: pescar. Aunque en adelante, como les había dicho, serán “pescadores de hombres”. Su ocupación y preocupación ya no serán los peces, sino las personas. Pero esta labor enseñada de Palabra le faltara la infusión en el alma por parte del Espíritu Santo; por eso a partir de Pentecostés cambia radicalmente la vida y la aptitud de los discípulos y apóstoles.

En la Eucaristía, es el mismo Jesús quien da como alimento, haciéndose presente de una manera misteriosa. Como los discípulos a nosotros también nos produce asombro el misterio divino. Es una invitación a la comunidad eclesial de todos, por todos para encontrarle el sentido y la vocación; para que Jesús sea Señor de la vida y de nuestra vida; para que el Espíritu Santo nos habilite para obrar conforme a la voluntad de Dios. Y liberados de nuestras ataduras, seremos libres, llenos de buenas intensiones y sin temores para ejercer la misión encomendada desde nuestro bautismo ya que el Señor nos invita a ser “pescadores”




jueves, 24 de abril de 2014

“El Mesías padecerá y resucitará”


El Evangelio de hoy sigue introduciéndonos en ese misterio de la Pascua. Los discípulos han vivido la experiencia de la Resurrección. Quien no reconozca al Resucitado en comunidad no ha asumido la realidad plena de ser un cristiano individual. Para los discípulos era difícil entender los misterios que estaban contemplando, pero a medida que acontecen se van desvaneciendo sus dudas y temores, poco a poco van comprendiendo que el Maestro vive porque ha resucitado, es decir, cada vez que el Señor se manifestaba con su presencia, sentían temor y dudas. Tampoco es distinto para nosotros debido a la falta de fe, para nosotros hoy se hace difícil reconocer la presencia divina de Dios, su manera de actuar y de manifestarse, por medio de la Eucaristía, de su Palabra y de sus obras.

Por la fe podemos creer en su Palabra, Jesús Resucitado se hace presente en la Palabra. La Palabra nos lo revela y nos lo hace presente. Desde el Antiguo Testamento estaba anunciado literalmente con toda exactitud. Cumplido el tiempo el Resucitado se hace presente en su Iglesia que será enviada al mundo. La vida de Cristo se percibe en el corazón por la fe y quien sabiéndole presente, pasa del miedo a la confianza, de la angustia a la Paz. Para entonces desvanecerse esa duda y temor; y a través de Jesús, podemos conocer al Dios Padre para ser sus testigos de su vida y de su Reino.

Permitamos que el Señor sea nuestro Rey y Señor de señores; de la experiencia individual va germinando la colectiva, sin destruir la personal, y es cuando Dios nos va capacitando para ser sus testigos del proyecto de vida y de justicia que nos ofrece el Resucitado. De manera singular nos capacita, nos alimenta con su propio ser, como lo acontecido con los discípulos de Emaús, cuando el Señor realiza su primera Eucaristía después de su crucifixión. Toda la Escritura se entiende desde Él y en Él se cumple todo. Lo humano y lo divino. Él es el principio, guía y meta del mundo entero.


martes, 22 de abril de 2014

Conviértanse y bautícense en el nombre de Jesucristo.

“Ve a buscar a mis hermanos”
"La oscuridad reinaba en el exterior, todavía no era de día, pero aquella pequeña cavidad estaba llena de la luz de la resurrección. María vio esta luz por la gracia de Dios: su amor por Cristo creció, y tuvo la fuerza para ver ángeles… que le dijeron: " ¿Mujer, por qué lloras? Lo que ves en esta pequeña cueva es el cielo o más bien un templo celeste en lugar de una tumba cavada para ser una prisión… Entonces ¿Por qué lloras? "… En el exterior, el día permanece indeciso, y el Señor no deja ver este resplandor divino que le habría hecho que lo reconocieran en el mismo corazón del sufrimiento. María no lo reconoce… Cuando habló y cuando se dio a conocer, hasta entonces, aún viéndolo vivo, no tuvo ni idea de su grandeza divina y se dirigió como a un hombre cualquiera… En un arranque de su corazón, quiere echarse sobre sus rodillas, y tocar sus pies.

Pero Jesús le dice: "No me toques, porque el cuerpo del que ahora estoy revestido es muy ligero y más volátil que el fuego; puede subir al cielo, hasta muy cerca de mi Padre, a lo más alto de los cielos. Yo todavía no he subido a mi Padre, porque todavía no me he mostrado a mis discípulos. Ves a encontrarlos; son mis hermanos, porque todos somos hijos de un solo Padre " (cf Ga 3,26)…

La iglesia donde estamos es el símbolo de esta cavidad. Es el mejor símbolo: es por decirlo así otro Santo sepulcro. Allí se encuentra el lugar donde se deposita el cuerpo del Maestro; allí se encuentra la mesa sagrada. Así pues, el que corra de todo corazón hacia esta divina tumba, morada verdadera de Dios, aprenderá allí las palabras de los libros inspirados que le instruirán a manera de los ángeles sobre la divinidad y la humanidad del Verbo, la Palabra de Dios encarnado.

Y así verá, sin error posible, al mismo Señor … Porque el que mira con fe la mesa mística y el pan de vida depositado sobre ella, ve allí en su realidad al Verbo de Dios que se hizo carne por nosotros y estableció su morada entre nosotros (Jn 1,14). Y si se muestra digno de recibirlo, no sólo lo ve sino que también participa de su ser; lo recibe en él para que se quede allí."
San Gregorio Palamas (1296-1359), monje, obispo y teólogo

lunes, 21 de abril de 2014

Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo


¡Felicidades! Estamos en la Semana Grande para los cristianos. Jesucristo ha resucitado. Acontecimiento sublime, grande, sin igual. Sello de autenticidad de las promesas de Dios para la humanidad. Por ello estamos alegres, “Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.” Nos canta el Salmo.

Alegría por la fe de saber que Jesús ha resucitado. La fe no se trata de un conocimiento, sino que es una experiencia de la presencia, de la misericordia, del poder y la autoridad de Dios. La fe en que, ese Jesús que fue crucificado ha resucitado, es un don de Dios, que exige una respuesta y obliga a una tarea. Que nos hace vivir en la alegría donada que llena, que da gozo. Hoy en medio de este mundo donde se habla de estrés, de depresión y de muerte, debido al distanciamiento con Dios.

El Evangelio de hoy lleva a desbordarnos de alegría. Dios está por la vida, la muerte no tiene la última palabra y todos tenemos en este peregrinar una tarea. Un sepulcro vacío da es pánico; pero El Resucitado dice: “Alegraos” y “no tengan miedo”. Las mujeres se van alegres, a contárselo a los discípulos. ¡Ya es primavera… en el mundo! Esto es la Pascua: el mundo tal como Dios lo soñó. Dios nos rescata del secuestro atroz y nos devuelve la vida. Por tanto solo hay motivo para alegría, gozo y esperanza, por sabernos que Dios quiere participarnos de su vida.

Otra escena que es bueno tenerla en cuenta es el soborno a los soldados. Soborno para apresarlo como también para negar su resurrección, las artimañas del maligno que cala en las personas que están alejadas de Dios. Los hilos de la corrupción no paran, eso lo vemos hoy día por todas partes y en la mayoría de las personas, se compra y se venden conciencias, sin importar el mal causado.

Sin embargo la verdad, tarde o temprano, imprime poder ante la mentira y el engaño. El Crucificado es ahora exaltado junto al Padre. “Dios resucitó a Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos” (lo anuncia San Pedro). Como sus discípulos debemos dejarnos transformar para anunciar el Nombre sobre todo nombre, anunciadores de un Nombre y de una esperanza. La injusticia se quedó muda. La muerte trajo nueva vida. La creación ha sido recreada y se nos ha dado el Espíritu prometido. ¡Verdadera maravilla que llena de alegría y gozo!


miércoles, 16 de abril de 2014

Salve, Rey nuestro, solamente Tú te has compadecido de nuestros errores.


Las lecturas de hoy nos incitan a reflexionar sobre la situación del Señor, a mirarle su sagrado rostro, en vísperas de los acontecimientos sacros, en medio de la tristeza, en medio de la traición. "Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro". Esta es la súplica que brota en este día cuando nos disponemos a vivir el triduo sacro. Mientras que millones de almas se ponen en camino hacia los lugares donde van a pasar estos días asumidos como vacaciones, donde acontecerán diferentes sucesos como manera de tranquilizar conciencias, diferentes a lo que verdaderamente nos invita la liturgia a mirar el rostro sacrificado de Jesús. Y a la vez el rostro sufriente de muchos desfavorecidos y alejados de Dios.

Ayer nos referíamos a la traición de Judas, como acto miserable, donde tuvo en cuenta solo sus interés personales e interés por el dinero; pero tampoco podemos dejar de pensar que paso con los demás: por miedo se esparcieron despavoridos, solo Pedro dándoselas de valiente sigue los acontecimientos, hasta tanto no se topa con el peligro de correr la misma suerte del Señor, por tanto lo niega y por eso debió llorar amargamente. Pero frete a esta situación podemos relacionar nuestra vida: existe mucho miedo a seguir al Señor, existe demasiado interés por lo material, y a Dios lo vendemos por un precio muy bajo y a escondidas, cuando creemos en nuestras propias capacidades, cuando creemos que Dios no tiene poder ni autoridad, cuando desconfiamos del su verdadero amor, su verdad y sus designios.

Negamos a Dios con mucha facilidad, cuando omitimos ser sus testigos estamos negado conocer al Señor, y con eso negamos también el sentido profundo de su existencia, de ser discípulos y apóstoles capaces de testimoniar la vida de Cristo, confesar que Jesús es el Hijo de Dios vivo. Faltamos a la honradez, negamos, también las esperanzas que Dios ha depositado al mundo, negamos nuestro pasado, nuestro futuro trascendente. Negamos el sentido de la venida de Dios en medio del hombre y su significado, se nos hace fácil manifestar con nuestro vivir, ¡no conozco a ese hombre!. Da tristeza la realidad del mundo en que vivimos; pero solo puede sacarnos de ese estado de oscuridad, suciedad, de mentira y negación, la conversión. “Amor con amor se Paga” debemos reconocer a las persona de la Santísima Trinidad, como también nuestra miseria, llorar nuestra culpara para retomar la cruz y seguir al Señor. Lo negro se percibe en contraste con lo blanco, la oscuridad con la luz, la suciedad con la limpieza, la mentira y engaño con la verdad, el pecado con la santidad.

El Señor nos dirá: “No temas; desde ahora serán hombres los que has de pescar” Misión, consigna de Dios, pero cuánto cuesta cumplirla. Pedro se demoro algún tiempo considerable para caer, pero un instante para levantarse al reconocer su falta. Lo mismo debe ser para nosotros porque Dios siempre está dispuesto a perdonarnos a recibirnos con sus brazos abiertos como sus hijos pródigos. La iglesia peregrina está llena de pecadores –arrepentidos. La iglesia purgante está llena de pecadores que no alcanzaron pero están purgando y logrando su santidad. Y la celeste está llena de pecadores que lucharon minuto a minuto con valentía el combate espiritual.


martes, 15 de abril de 2014

Mi boca contará tu auxilio


"Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos". Sentido del oído. El verdadero arrepentimiento consta del acto de contrición acompañado del propósito de la enmienda. Miremos hoy como se desenvuelve la escena que Juan describe y que está llena de confidencias que sólo pueden percibirse con un oído fino: la pregunta del discípulo amado, la respuesta de Jesús, la admonición a Judas, el diálogo entre Jesús y Pedro.

“El martes santo es un día ideal para el silencio y la escucha, para caer en la cuenta de un par de verdades que sostienen nuestra vida. Primera: existimos porque el Señor nos ha llamado en las entrañas maternas, porque ha pronunciado nuestro nombre. ¿Te sientes un don nadie, producto del azar, poco querido por tus padres o por las personas que te rodean? ¡El Señor sigue pronunciando tu nombre! ¿Te parece que tu vida es una sucesión de acontecimientos sin sentido? ¡El Señor sigue pronunciando tu nombre! ¿Crees que no merece la pena confiar en el futuro? ¡El Señor sigue pronunciando tu nombre! Segunda: el Señor quiere hacer de nosotros una luz para que su salvación llegue a todos. ¿Te parece que tu vida no sirve para nada? ¡Tú eres luz! ¿Tienes la impresión de que nunca cuentan contigo para lo que merece la pena? ¡Tú eres luz! ¿Atraviesas un período de oscuridad, de desaliento, de prueba? ¡Tú eres luz!

No quisiera olvidar ese ejercicio de diálogo a cuatro bandas que se da entre Jesús, el discípulo amado, Simón Pedro y Judas, en una cena trascendental en la que Jesús se encuentra "profundamente conmovido".
El discípulo amado y Pedro formulan preguntas: "Señor, ¿quién es?", "Señor, ¿adónde vas?", "Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora?". Quién, adónde, por qué. En sus preguntas reconocemos las nuestras. Por boca del discípulo amado y de Pedro formulamos nuestras zozobras, nuestras incertidumbres.
Judas interviene de modo no verbal. Primero toma el pan untado por Jesús y luego se va. Participa del alimento del Maestro, pero no comparte su vida, no resiste la fuerza de su mirada. Por eso "sale inmediatamente". No sabe -no puede responder al amor que recibe.

Jesús observa, escucha y responde a cada uno: al discípulo amado, a Judas y a Simón Pedro. La intimidad, la traición instantánea y la traición diferida se dan cita en una cena que resume toda una vida y que anticipa su final. Lo que sucede en esta cena es una historia de entrega y de traición. Como la vida misma” la traición no es solo patrimonio de Judas, también nosotros lo hacemos cotidianamente, de un modo o de otro. Pensemos por un momento, cuanta tristeza sentirá Dios por nuestro comportamiento.


lunes, 14 de abril de 2014

El Señor es mi luz y mi salvación.


Ayer con la celebración del Domingo de Ramos iniciamos la especial Semana "Santa”. Durante esta "semana" se conmemora el triduo sacro centro de nuestra fe cristina. Tal como lo rezamos en el Credo, confesamos que “creemos en Jesucristo que nació de Santa María la Virgen, murió (viernes santo), fue sepultado y resucitó al tercer día (domingo de resurrección). Con dimensiones muy diferentes al hecho de desempolvar un álbum de recuerdos y acontecimientos, sino que en la liturgia, por la fuerza del Espíritu Santo, experimentamos su realidad y su energía y su donación salvadora. Es una conmemoración viviente que se hace presente para los que estamos en esta iglesia peregrina, Dios se hace presente ayer hoy y siempre.

¡Por eso es necesaria la preparación, el reconocimiento, el examen interior, la confrontación intima y personal, el arrepentimiento, el deseo de pedir perdón con el propósito de la enmienda. De lo contrario caemos fácil en el juramento falso como le ocurrió a “Pedro” o la soberbia, la avaricia y el delito cometido por “Judas” No puede ser un simple recuerdo como muchos lo quieren hacer ver. Como la sociedad de consumo lo impreca, lo que muchos hacen ver una película. Tampoco es "semana" de pantaloneta, de playa, de paseo, de pecado.

De tal manera que implica para nosotros los católicos durante toda la “semana” un acercamiento y una receptividad dócil al Espíritu Santo, quien nos purifica hoy lunes el sentido del olfato, para oler el significado del perfume con que María ungió al Señor; en contraposición de los sentimientos de “Judas” que pretende exhibir una actitud calculadora y un aparente interés por los pobres, pero mas bien tenia el interés por el dinero – idolatraba al dinero, es el representante de la mayoría de la gente de hoy, que en vez de amar y adorar a Dios se desvela e idolatra el dinero, es el afán primario. Habría que examinar el para qué, a que lleva y que huele. Frente a los personajes del Evangelio reunidos en una cena familiar: María, lázaro y Jesús. Donde la casa se lleno de fragancia. Donde el amor toma valor supremo frente a los defectos y el pecado.


sábado, 12 de abril de 2014

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.


Las lecturas de hoy proféticamente, como inspiración divina, anuncian la muerte de nuestro Señor Jesús, Dios lo sabe todo y sabe lo que debe hacer. En el evangelio, Caifás habló proféticamente anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. la liturgia de este último sábado del tiempo de Cuaresma nos ofrece una clave para interpretar la muerte de Jesús en diseño de globalización. Su muerte va a restañar las heridas, va a llevar a cabo el sueño que él mismo había presentado al Padre: Que todos sean uno. Jesús, el Hijo Unigénito de Dios, ¡en la Cruz muere por amor a todos! Muere para hacer realidad el plan del Padre, es decir, «reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos»

Lo que mueve a los miembros del Sanedrín, por una parte es el celo religioso y en segundo lugar lo mas se nota es miedo, terror a perder el medio externo que sirve como excusa para oprimir, controlar y explotar al pueblo, “Este hombre hace muchos milagros. Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»

Como sabemos, el Lugar Santo, el Templo judío, se había convertido en la excusa para mantener el absoluto dominio sobre el pueblo en nombre de Dios. las políticas del “lugar santo” habían generado una sociedad piramidal, que cada vez hacía más estrecha la punta de la pirámide y más amplia su base, conformada por aquellos que poco a poco iban siendo expoliados de su dinero, de sus bienes y, finalmente de su propia libertad, gracias al sistema tributario que no perdonaba a nadie, hasta quedar en miseria injusta. Que tl lo que nos ocurre hoy día, ¿se parece? o vivimos en unidad con Dios, con Él, para Él y por Él.


viernes, 11 de abril de 2014

En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó.


El pasaje Evangélico nos dice que nuestro Señor Jesús estuvo nuevamente, a puno de ser apedreado, atribuyendo una razones equivocadas. No escucharon la exposición de los más grandes ideales: verdad, libertad, justicia, fraternidad, amor. Pero Jesús se va, no se atreven a lanzar la primera piedra porque en su interior hay pecado y porque Dios a pesar de ser omnipotente no está solo. Si sucedió lo de la crucifixión fue porque El lo quiso, "Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.» (Jn. 10, 18) ¿para que? ¿Por qué? pregunta que debemos responder con claridad. Nosotros hoy día no podemos intentar contra El, pero atentamos contra el próximo y queremos utilizarlo a nuestro antojo, que resultaría siendo un poco parecido. Jesús no está al alcance de nuestra mano. Es un don gratuito, pero no una baratija que podamos manejar a nuestro antojo.

«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad.» al repasar la vida del Señor encontramos su dinamismo extraordinario y su gran entereza por cumplir fielmente la voluntad divina. fue tan grande lo que Jesús dijo que no pudieron y hoy nos cuesta entenderlo, solamente lo podrán comprender los pequeños y sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos. Nos dice san Pedro: “Jesús de Nazaret fue consagrado por Dios, que le dio Espíritu Santo y poder. Y como Dios estaba con él, pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en la misma Jerusalén.” Hch. 10, 38-39)

“Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán”, se fue de donde no hay fe. El Antiguo Testamento algunos textos llaman “hijos de Dios” a los ángeles, y Jesús recuerda que también los dirigentes en unos pocos lugares son llamados “dioses”, en el sentido de representantes divinos. Por esta misma razón Jesús no se proclamaba Hijo de Dios, sino que se define con más fuerza diciendo: “el Padre está en mí y yo en el Padre” (38). Como queriendo decir ¡Qué extraordinario es que Dios les haya dirigido su palabra!. Qué bueno que podamos entenderlo de esa manera. Muchos versículos bíblicos no son tenidos en cuenta, como que no nos dice nada, por no saber profundizar porque no encajan con nuestra manera de pensar.




jueves, 10 de abril de 2014

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.


La lectura del Génesis nos muestra la alianza que Dios hizo con el viejo Abran y que por su fe y obediencia, Dios la llevo a cabo, el beduino del pasaje recibió dos promesas: una descendencia numerosa “Serás padre de muchedumbre de pueblos” y una tierra a perpetuidad “Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, como posesión perpetua”. A cambio, este contrato tan original pide del otro socio una sola cosa: Guardad mi alianza, tú y tus descendientes, por siempre. Fue para abran como la formula de de un buen negocio “dos por uno” sellado con el cambio de nombre, “Abrahán”.

En el pasaje del Evangelio se lleva a cavo un diálogo conflictivo entre Jesús y los letrados, que se consideran hijos predilectos de Abrahán y los más puros herederos de su tradición. Nuestro Señor Jesús manifestó a los judíos un estilo provocativo, que para ellos suena como una patraña: “Os aseguro que antes que naciera Abrahán existo yo” ante esta afirmación para la cultura judía no era extraño tratar de apedrear a quien se trajera un afirmación como esta. Ellos no caían en la cuenta que el Señor les estaba revelando su verdadera identidad como Dios eterno sin principio ni fin, «Perfecto Dios y perfecto Hombre» y que ponía como testigo al viejo beduino muerto. “Al padre de la fe” y que en Jesús se llegaba a la plenitud de los tiempos con un pueblo numeroso que ocupa la tierra como propiedad.

La concordancia que hacían los interlocutores era ¿cómo podía hablar de ausencia de muerte, si Abrahán había muerto? ¿Cómo podía hablar del testimonio de Abrahán en su favor, si él era un campesino joven para la sociedad judía? El Señor quería aclarar que ser hijo de Abrahán significaba tener las cualidades espirituales de Abrahán y su bella utopía de un pueblo libre. Sólo los practicantes de la justicia y de la libertad podían llamarse de verdad hijos del patriarca elegido por Dios. Por supuesto que los judíos no entendían el cuestionamiento que Jesús les hacía por sus irreflexiones. Quería que entendieran que era aquello de que: “quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» para nuestro tiempo actual hay muchos que aun no conocen el significado de esta afirmación del Señor; si se ve que todos mueren y no se vuelve a saber nada de ellos. Por eso es tan necesario el anuncio con fuerza, sin descanso para que brille la verdad y haya justicia y paz, y que surja un pueblo con fe, lleno de esperanza en Dios y en sus promesas.


miércoles, 9 de abril de 2014

A ti gloria y alabanza por los siglos


La primeara lectura nos anima a fortalecer nuestra fe, a confiar plenamente en nuestro Dios, creador de todo lo visible e invisible, con poder, autoridad y inundado de un mar inmenso de amor. Sidrac, Misac y Abdénago son símbolos de una actitud fiel, alguien le pudiese llamar fanatismo. “El Dios a quien damos culto puede librarnos del horno encendido. Poseen fortaleza y audacia: Has de saber, rey, que no damos culto a tus dioses ni adoramos la estatua que has mandado erigir.” Estos personajes a quien Dios libro son símbolo de fe viva y de fortaleza audaz.

Para nosotros como cristianos católicos cuando nos faltan estos ingredientes, nuestro vivir se vuelve sombrío sin sabor ni alegría, sin razón ni luz. “Si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará? No vale más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente. Vosotros sois la luz del mundo.” (Mt.5,13-14) por eso el atrevimiento de los interlocutores del Señor en el pasaje del Evangelio según san Juan, le atribuyen indirectamente, un nuevo título deshonroso “Hijo de prostituta” el Señor no entra en discusión sino que les desarma sus teorías con un reproche “Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Y más adelante: Si Dios fuera vuestro padre me amaríais porque yo salí de Dios y aquí estoy.”

Y que era lo que dejaban de hacer, precisamente el cumplimiento del mandamiento del amor, por tanto estaban en pecado y por el pecado la esclavitud, a cambio del discipulado y la libertad. «Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» el Hijo de Dios nos ha liberado de la muerte y de la esclavitud, Él nos hace verdaderamente libres y aptos para vivir por amor. Si nos falta la libertad donada, puede ocurrir como cuando el Señor entro en Jerusalén el Domingo de Ramos, muchos cantaban “Osanaa” pero también muchos de estos, el viernes santo, pudieron gritar, ¡Crucifícalo! Nuestra fe puede ser como una palmera solitaria a la orilla del mar, que sus ramas se mueven en dirección del viento. Pero también, cuantas situaciones particulares con la misma similitud. Pidamos hoy al Señor, para que por medio del Espíritu Santo fortalezca nuestros corazones, nos aumente la fe, la lealtad y nos prepare como sus discípulos y que en esta Semana Santa, en vez de "Crucifícalo",  encontremos el camino para que el Amor sea Amado y gritar así con fe: ¡El Amor es Amado!


martes, 8 de abril de 2014

Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.


Sabréis que yo soy” (“El que Soy” Ex.3,14) sin embargo lo catalogaron de muchas cosas, y este pasaje se sospecha que tiene inclinaciones al suicidio. Los comentarios no dejan lugar para entender ni para reconocer quien es Él. Ese fenómeno de la crítica negativa, ¡cuánto daño hace! El juzgar a la ligera trae equívocos funestos. Hace progreso nuestra ceguera y sordera espiritual. Por tanto nos dice el Señor “donde yo voy no podéis venir vosotros”? ni sabemos de dónde viene, a que vino ni a donde va, tampoco a donde nos quiere llevar. El mensaje de Jesús, se hace difícil de entender, de obedecer y de seguir. Choca con la manera humana de conducirnos.

Ante la incapacidad para entender el sentido de la Palabra de Dios, Jesús establece la diferencia que hay entre sus interlocutores y él: “ustedes son de aquí abajo, pero yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, pero yo no soy de este mundo”; es decir, hay una enorme distancia cualitativa. Por eso el mismo Dios vino para fuésemos con El.

El Señor vino como luz, no para condenar, sino para salvar y para cumplir la voluntad del Padre.(Jn. 12, 44-50) Por eso Jesús experimenta una frustración: "¿Para qué seguir hablandoos? Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él” El levantamiento se refiere a la cruz, pero a una cruz que es, al mismo tiempo, el trono de la manifestación plena del misterio de Cristo (sabréis que Yo Soy), una cruz, por tanto, que es también fuente de salvación – relaciona el texto del evangelio de Juan con el del libro de los Números, que aparece como trasfondo: “Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado” era el antídoto contra el veneno de la serpiente. Ahora Jesús es sometido a ese levantamiento cruento por amor y para ser el antídoto del veneno del pecado que causa la muerte eterna. “Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy” En este tiempo de cuaresma el Señor nos invita a mirarle previamente para redimirnos desde la Cruz: "Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo precioso es nuestro sacrificio que Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres» (San Juan Fisher).

A cambio de las espinas del pecado,
que para nosotros la maldición cultivó (Gn 3,18),
en tu cabeza una corona de espinas ha sido colocada
por los obreros de la vid de Jerusalén (Mt 21,33s).

Arranca de mí las espinas del pecado
que mi enemigo plantó en mí,
y cura en mí la herida de la mordedura
para que los estigmas del pecado sean suprimidos.  --- (fragmento - San Nersès Snorhali)


lunes, 7 de abril de 2014

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.


Las lecturas de hoy nos presentan el pecado del adulterio y al mismo tiempo la misericordia de Dios. ”No quiero la muerte del malvado- dice el Señor-, sino que cambie su conducta y viva” Salvando los relatos de la pasión que leemos en Semana Santa, me parece que la historia de Susana, es el texto más largo de la liturgia de la palabra. Con esta lectura Es una manera de enfatizar el mensaje contenido en el nombre del profeta. Pues Daniel significa, “Dios hace justicia”. Y cae bien para nosotros hoy, cuando vivimos en medio de un mundo injusto, cuando estamos necesitados de la “justicia divina”. Un mundo necesitando de esa Luz que es Jesús, manifestada en sus enseñanzas y sus obras. Y para eso tendríamos que estar ahí, los que por el bautismo hemos sido incorporados a su vida.

La leyenda de Susana es como un símbolo de muchas historias actuales de explotación económica, de abuso sexual, de acoso psicológico, de negación de la libertad de expresión. La justicia de Dios es luz en la oscuridad de nuestros caminos. No es un ajuste de cuentas sino una lámpara que nos ilumina para poder ver. Pone la verdad al descubierto para que todos, los que producen las injusticias y los que las padecen, podamos ver con claridad y, de esta manera, emprendamos el camino que conduce a la vida. Jesús dice: "El que me sigue no camina en tinieblas". Y el salmista canta: "Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo".

Todos nos parecemos a la mujer del Evangelio. Todos merecemos la muerte para que no prolifere el mal. Pero la reacción del Señor es llevarnos a todos a la penitencia y a la conversión; por esto el sentido de la Cuaresma que nos convoca a dar la cara ante Dios, capaces de enfrentar nuestra realidad débil para mirar al Señor en el madero de la Cruz, para exponerle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Su respuesta será: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más». Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que relativizamos su divina voluntad y su infinita misericordia.


 

sábado, 5 de abril de 2014

Señor, Dios mío, a ti me acojo


La cita que nos trae el Evangelio de hoy no nos ofrece palabras del Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía y hacia, los efectos de su ejemplo de vida. Inicia los defectos de la soberbia y autosuficiencia que pueden darse en los que acostumbran a criticar y los que se consideran estar al corriente o expertos. Los fariseos replican: “¿también vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Lo mismo ocurre hoy día, son muy pocas las personas que confían plenamente en Dios. Pero si hay muchos que al ver la conversión de alguien, dicen también este se volvió un fanático. Se cumplen las consecuencias por lo que Él decía. “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María (cf. Lc 2,34).

Fue y es motivo de contradicción no solo sus palabras sino también sus obras, provocan muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio, (...) No debería ser criticada la caridad sin embargo lo es, Jesucristo habla el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifiestan el profundo amor que siente hacía todos, especialmente hacia los más necesitados. Pero no falta quien se sienta incomodo cuando alguien se manifiesta como testigo de Cristo por medio de la caridad. Mas no por eso haya que abandonar ser su testigo para dar ejemplo de vida y para ello contamos con la acción y la sabiduría del Espíritu Santo. La vocación católica comporta una respuesta radical, tan radical como fue el testimonio de entrega y obediencia de Cristo a Dios Padre. “Todo está consumado

Aunque escandalice a muchos, es nuestro deber hacer la obra porque actuamos con fe, para hace eco de lo que le oímos a nuestro Señor Jesús: “Te glorifico, Padre, señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a sabios y entendidos y las revelaste a la gente sencilla. Sí, padre, porque así te ha parecido bien” (Lc 10,21; par. Mt 11,25-26). Ese beneplácito divino, que no se entiende bajo los criterios elaborados por la sabiduría humana. «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre» (v.46). La fe verdadera que nuestro buen Dios nos pide involucra una opción. Dios no se nos imponer; “vino a la Tierra de manera discreta; murió empequeñecido, sin hacer alarde de su condición divina" (Flp 2,6). Es lo que expresa santo Tomás de Aquino en el Adoro Te devote: «En la cruz se escondía sólo la divinidad, aquí [en la Eucaristía] se esconde también la humanidad».


viernes, 4 de abril de 2014

El Señor está cerca de los atribulados.


La sabiduría es providente, no es precisamente de propiedad. Como nos lo narra el santo Evangelio, presumían de conocer a nuestro Señor Jesús, guiados solo por la visión que tenían de Él. Comparemos, si conocemos a alguien de vista, le juzgamos por su manera de vestir porque sabemos donde vive, porque miramos que bienes posee; pero jamás podremos saber su intensión, sus pensamientos, su intimidad con Dios, (…) si esto ocurre con una persona con mayor razón nuestra presunción resulta siendo desafortunada al tratar de definir con nuestros criterios a Dios, incluso no somos capaces de estimar el grado de su amor que es la característica más visible y destacada de Dios, se quedaran cortos nuestros cálculos. “Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; nadie sabe quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera dárselo a conocer.» (Lc 10,22)

Por el contrario, Dios si tiene el poder y la facultad de conocernos hasta lo más intimo como son nuestros pensamientos y nuestras intensiones. Dios lo sabe todo.— «todo está descubierto y abierto a la vista de aquel a quien tenemos que rendir cuentas» (Hebreos 4,13).

Sal 139 8138) "Señor, tú me examinas y conoces,… tú conoces de lejos lo que pienso… eres testigo de todos mis pasos. Aún no está en mi lengua la palabra cuando ya tú, Señor, la conoces entera…Me supera ese prodigio de saber, son alturas que no puedo alcanzar. ¿A dónde iré lejos de tu espíritu, a dónde huiré lejos de tu rostro? Si escalo los cielos, tú allí estás, si me acuesto entre los muertos, allí también estás. Si le pido las alas a la aurora para irme a la otra orilla del mar, también allá tu mano me conduce y me tiene tomado tu derecha. Si digo entonces: «¡Que me oculten, al menos, las tinieblas y la luz se haga noche sobre mí!» Mas para ti no son oscuras las tinieblas y la noche es luminosa como el día. Pues eres tú quien… quien me tejió en el seno de mi madre".

Estaremos locos cuando pretendamos juzgar a Dios. Cuando decimos que su doctrina es de antaño, que las cosas deben modernizarse y actualizarse a nuestro grado de cultura. Es una tentación cuando pretendemos cambiar su Ley. Porque la gente quiere ser dios sin Dios. Pero también es un pecado de omisión cuando nos quedamos callados, cuando nos comportamos como “perros mudos” como decía san Pablo. La humanidad pretende ir en contra de Dios y a nosotros no nos dice nada, no hablamos de Dios lo suficiente para ilustrar la ignorancia de la gente. Tampoco alabamos y glorificamos a Dios porque no le conocemos, porque no dialogamos con Él.



jueves, 3 de abril de 2014

“Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo”.


Hoy las lecturas nos develan nuestra idolatría y nuestra falta de fe. Es verdad que no fundimos bueyes para creer en ellos pero creemos y ponemos nuestros sentidos y nuestra confianza en lo material o en personas, olvidándonos o dejando a Dios en un segundo plano. Recrimina el Señor nuestra ceguera y sordera al testimonio de Juan, por Dios como testigo de la luz. Tampoco prestamos atención al testimonio de las propias obras de Jesús, de su Palabras que enseña y orienta para tener vida, permaneciendo en su iglesia y comportándonos como sus discípulos con fe íntegra y comunal. Además nos falta escuchar el testimonio del Padre, por tanto si no reconocemos al Dios verdadero, nos incapacitamos para conocer a su enviado. Todo esto nos ocurre cuando no vivimos el mandamiento del amor, es decir no nos dejamos amar por Dios, que nos capacita para dar amor. Así lo afirma nuestro gran san Pablo: Cuando éramos enemigos de Dios, nos reconcilió con él por la muerte de su Hijo (Rm 5, 10). Si no hubiese amado a sus enemigos no los tendría por amigos; como tampoco existirían aquellos a quienes amó de esta manera, si no los hubiese amado antes.

ES verdad que es duro vivir este peregrinar terreno por la injusticia y la falta de paz en el mundo, pero también es verdad que la justicia y la paz la hacemos o la dejamos de hacer cada uno de nosotros. Si solo buscamos nuestra propia gloria sin ver, ni percibir la gloria que procede del único Dios, por falta de la fe verdadera, porque entrañamos es nuestra autosuficiencia y nuestra supervivencia. Como discípulos del Señor tenemos la obligación de creer en el testimonio de Dios, de nuestros antepasados y dar testimonio de vida a los demás. Si esto no sucede en nosotros es porque se está cumpliendo las palabras en el pasaje donde Abraham dice: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.» (Lc. 16, 19-31)

Nosotros contamos con un valioso recurso para alimentar nuestra experiencia de fe: la Biblia y la vida sacramental. En la Palabra de Dios esta su testimonio y el del pueblo de Dios. Y en la vida sacramental esta el sustento anímico para el alma que nos impulsa a permanecer en la vida donada y a dar testimonio de fe.


martes, 1 de abril de 2014

Al instante aquel hombre quedó sano


Hoy en el pasaje del santo Engalió nos encontramos con situaciones propias para pensar en nosotros. Nuestro Señor Jesús habla, “ordena”. El enfermo toma su camilla y comienza a andar; pero ahora, los defensores del “orden” y de las prácticas religiosas, los que vigilaban que las normasa externas se cumplieran; y notan que aquel hombre enfermo desde hacia treinta y ocho años, se pone en pie toma su camilla y echa a andar. Eso si les inquieto, pero antes durante tanto tiempo no había sido objeto de atención. No es diferente tal situación hoy día; la falta de caridad, de sentido humano hoy día conmueve menos; es tan del común la situación del que no posee nada y del necesitado espiritualmente, que para nosotros ya se volvió común, eso no nos mueve.

Nuestro Señor Jesús quiere que la gente cambie la idea de esa sucesión inmutable de cosas. Como el “procedimiento” es meter al enfermo en la piscina, eso no tiene sentido, a no ser que sea como un protocolo, o como lugar simbólico. Para el Señor es la fe y la lealtad son suficientes para que logremos el verdadero remedio para nuestros males morales y físicos. Teniendo en cuenta que los que padecen enfermedades físicas son una pequeña minoría frente a los que sufren el flagelo de la invalidez, la sordera y la ceguera espiritual. Esperamos que vengan a comportarse como mendigos, mas no acudimos a su búsqueda como una aptitud altruista, como un propósito obediente y misionero, porque esto ya conlleva un poco de sacrificio, que choca con nuestra cultura de goce.

«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.» y como reflexión a esta expresión del Señor podemos añadir que muchas personas y en muchas ocasiones pasamos por un ladito de las advertencias que se nos hace. Nuestra obstinación de estar tan metidos en nuestro propio cuento y alejados del cuento de vida y salvación. La advertencia del Señor es gravísima, si nuestra conversión no es intrínseca, si no está acompañada de la debida contrición, nuestra condición se va relativizando, enfriando y la vida futura será peor que antes. Porque nuestro corazón se va llenando de lo que se empeña nuestro interés. O bien esta Dios habitando nuestro “templo” o es el maligno que logra el vacio. Pidamos al Espíritu Santo que nos guíe en los pasos de nuestra conversión, para obtener la vida, la protección y la gracia para poder ser templos vivos y dignos para la morada de Dios.