jueves, 31 de enero de 2013

La luz y la medida


Nuestro Señor Jesús, hoy a manera irónica nos indica que debemos dejar nuestro egoísmo para darle sentido a su Palabra y a la realidad del Reino de Dios. Sería absurdo poner una luz debajo de la cama, para impedir que irradie, para imposibilitar la visión. Asimismo al tener la luz providente, sería un acto egoísta negarla a los necesitados, que lo somos todos. Como hemos podido comprender a pesar de que la ley de Dios esta infusa en nuestro ser, es necesario que el Evangelio sea luz para los que están en la oscuridad por la vida de pecado, para que hallen el conocimiento de Dios, para que se conviertan optando por una vida nueva tras las huellas de nuestro Señor Jesús.

Dios quiere que nuestra voluntad y nuestro deseo se dirijan a él, a nuestra familia, y a los que nos rodean. Aunque seamos instrumentos inútiles, Dios se vale de los hombres para salvar al hombre. Quiere cristianos católicos con luz encendida para ponerla al servicio del conocimiento de Dios para llegar a la fe, para recibir el amor de Dios que hemos de dar a los demás; para recibir los dones divinos que nos hacen virtuosos; y a medida de nuestra entrega el Señor nos va concediendo la fortaleza para vivir en conformidad a la voluntad de Dios.

“Prestad atención a lo que oís.” Lo que traduce en un acto sincero con Dios, con disposición de dialogo espiritual, en intimidad con Dios, para reflexionar sobre nuestra condición y conducta. Es posición indispensable para poder optar por una nueva manera de pensar y de vivir. “al que tiene se le dará; y al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará.” Podemos adquirir muchos conocimientos diversos, pero si no los ponemos al servicio, estos se olvidan, y el ilustre se dispone al retroceso. Cuanto mayor será si no vivimos, ni hablamos, ni damos testimonio de Dios. El Evangelio ha de comunicarse, necesita “decirse”, necesita ser escuchado. El Evangelio en si enlaza una exigencia de crecimiento personal, de madurez interior, y de servicio. El testigo del evangelio esta para expandir la buena noticia, ponerla en el candelero y dejar que alumbre a todos los de la casa. Los dones que Dios pone en cada uno de nosotros deben producir; y san Palo nos presenta una lista en su carta a los cristianos de Roma Cap.12 del 6 en adelante.


miércoles, 30 de enero de 2013

Los misterios del Reino de Dios.


El Reino anunciado por nuestro Señor Jesús, no se presenta grandioso y avasallador según suponían muchos contemporáneos del Señor. Nace con la persona y la predicación de Jesús, pero sus frutos dependen de las disposiciones y de la acogida de los hombres. La escena es totalmente actual para todos los bautizados Cristo nos ha otorgado una participación en su misión sacerdotal. Cambian los escenarios pero Jesús es hoy el mismo de ayer. Tampoco ha cambiado el hombre y su necesidad.

El que tiene ojos para ver no puede dejar de constatar cuántas cosas han nacido del Evangelio y nacen aún hoy donde es recibido. El reino se lee en la vida y en los ejemplos de los santos conocidos o desconocidos. En todas partes del mundo el Evangelio ha inspirado un sinnúmero de esfuerzos para crear comunidades y despertar la conciencia de los pobres y explotados, para que se hagan responsables de su suerte y que se liberen de las presiones. Esas y muchas otras realidades han nacido de la Palabra, pero han tenido que madurar en el corazón de las personas de fe.

Dios se dirige a un pueblo rebelde que no quiere escuchar ni entender. Felices los que acuden al llamado, los que entienden que esa decisión no viene de ellos, sino que les ha sido dada. Hoy la Palabra llega por medio de”parábolas”, es decir, a través de intermediarios y de limitaciones humanas. La Palabra que es un llamado a conocer, a encontrarse con Cristo y a dejarse amar de Cristo. Esa chispa que el Espíritu Santo enciende en cada corazón, debe ser animada permanentemente, no debe perderse o dejársela quitar; y a medida que se baya inflamando, creciendo dará frutos.

Como siempre, van a existir aquellos para quienes todo llega en parábolas sin entenderlas y aquellos que han entrado en los secretos (los misterios) de Dios. Y la comprensión de los misterios del Reino nunca es cosa hecha; la frontera entre discípulos y “gente de afuera” pasa a través de cada uno de nosotros; somos a la vez, según los momentos, lo uno y lo otro. Pero el Espíritu Santo nos revelara poco a poco el querer y el modo de actuar de Dios.

Quien se aleja del Espíritu Santo aunque escuche no oye, aunque oiga no entiende, porque viene el príncipe de este mundo y ofrece espejismos que aunque tangibles son pasajeros, todo esto tiene fin y no trasciende; el espíritu de la muerte impide vivir la voluntad de Dios. El Reino de Dios se basa en la acogida de la Palabra de Dios y como es un misterio no se puede palpar. Por tanto se duda y se desconfía y en estas condiciones jamás habrá sostén en la fe. El problema está en el terreno, no en la simiente.

El misterio de Reino de Dios, se hace efectivo mediante la obra y la gracia dada por el Espíritu Santo, de lo contrario por cualquier pequeño obstáculo, que no faltaran, se abandona su rumbo. Es también para quienes quieren llevar a otros el mensaje del misterio del Reino; en cualquier caso deben persistir sin claudicar. La meta es la cosecha, el fruto, es lo que se presentara al patrón para que mida la paga. “Los que invocáis al Señor no os toméis descanso. No le deis descanso hasta que restaure y haga de Jerusalén la alabanza de la tierra.” (Je.62, 6-7) Llegara hasta el final feliz, quien haya aprendido el olor de Cristo, para poderlo seguir.


martes, 29 de enero de 2013

quien hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.


Los hebreos aun recordaban los ritos religiosos que se hacían, estaban como en la duda de lo nuevo y lo antiguo. Por eso san Pablo les hace la aclaración que la Ley dada a Moisés ya toma un rumbo distinto en la persona de Cristo. Por los sacrificios de animales no podían obtener el perdón de pecados; en cambio con el sacrificio del mismo Dios en la persona de Jesús, era la redención para todos, antes en el presente y en el futuro. Que el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo sacerdote y a la vez nuestra víctima, se renueva todos los días en la celebración de la santa misa. Para que tengamos vida.

Con respecto a la lectura del santo Evangelio. Algunos lo tratan con una ligereza que a veces raya con la mala intención, sin considerar siquiera textos bíblicos perfectamente claros. Ante todo digamos que en hebreo se llama hermano a cualquier pariente, y es preciso notar que la Biblia griega, cuyo vocabulario adoptaron los evangelios, nunca reemplazó la palabra hermano cuando se trataba de un primo, un pariente o alguno del mismo clan. En el idioma del momento cuando quiere precisar que alguien es un hermano carnal, usa la expresión hijo de su madre o, si se trata de un medio hermano, hijo de su padre (Dt 13,7; 27,22...). En el caso presente, si estos “hermanos” fueran hijos de María, al nombrarlos junto con su madre, la única manera correcta de expresarse habría sido: “llegaron su madre y los hijos de su madre”.

Por otra parte, es sabido que, en la primera comunidad cristiana, había un grupo importante integrado por la parentela de Jesús y sus vecinos de Nazaret que eran llamados, en forma global, «los hermanos del Señor» Estos hermanos de Jesús son nombrados cuando Jesús pasa por Nazaret (Mt 13,55); son Santiago y Joset (Mateo dice Josef), Judas y Simón. Ahora bien, entre las mujeres que estaban al pie de la cruz, Marcos menciona a una tal María, “madre de Santiago el menor y de Joset” (Mc 15,47 y 16,1). Juan nos precisa que esta María era hermana (o pariente) de María, madre de Jesús (Jn 19,25). Santiago y Joset eran los hijos de esta otra María (Mt 28,1) que formaba parte del grupo de las mujeres de Galilea (Lc 23,55). Simón y Judas, por su parte, eran primos más lejanos, pues de no ser así Marcos no los habría nombrado después de ellos. En el contexto judío, María, viuda de José y dejada sola por Jesús, sólo podía vivir al lado de ellos, y eso debió ser una buena parte de su cruz hasta el día en que Juan la tomó a su cargo.

Los que muchas veces ponen en tela de juicio la virginidad de nuestra Señora María santísima, la que sí hizo la voluntad de Dios. En cambio, estos no miran la segunda parte de las palabras del Señor: “el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Si creyendo es difícil, solo por nuestra entrega y la gracia de Dios, podemos hacer su divina voluntad, y eso que en forma interrumpida debido a nuestra concupiscencia y a lo que nos ofrece el mundo. Por eso la inclusión aquí de la Madre de Jesús es muy significativa ya que Ella, más que nadie, «acogió las palabras con las que el Hijo, exaltando el Reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios como ella lo hacía fielmente» (C. Vat. II, Lum. gent. 58). Encontramos, entonces, en las palabras de Jesús una exaltación a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.


lunes, 28 de enero de 2013

Aclamad al Rey y Señor nuestro.


«Belzebul» es el nombre de un dios pagano, con que los judíos designaban al jefe de los demonios. (cf 2 Rey. 1. 2.) El «hombre fuerte» representa a Satanás. Jesús lo derrota expulsando a los demonios, no por complicidad con él, sino porque sabe el daño que hace la sus criaturas y porque es más poderoso. La actividad del Redentor aparece a los ojos humanos como una locura (v. 21). Así se presenta también en otros lugares del Nuevo Testamento (cfr 6,3), de modo semejante a como fue vista muchas veces la actuación de los profetas. O como cualquiera que tenga un verdadero sentimiento por la conversión de sus próximos.

Los escribas bajados de Jerusalén reconocen el poder de Jesús sobre los demonios, pero llegan a imputar al diablo lo que son obras de Dios. Jesús explica, con unas comparaciones, la contradicción de la acusación de los escribas. Ante la ceguera de sus corazones, Jesús, que había mostrado su misericordia perdonando a los pecadores y comiendo con ellos, advierte cuán difícil será el perdón para quienes voluntariamente se cierran al conocimiento de la verdad.

Jesús rechaza la acusación de los fariseos malintencionados (v. 24) señalando que las expulsiones de demonios que realiza son prueba de que ha comenzado el Reino de Dios, y demuestra la identidad divina de su persona. Pero nos hace una amonestación cuidadosa: “se les perdonará a los hijos de los hombres: los pecados y cuantas blasfemias profieran; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás tendrá perdón, sino que será reo de delito eterno.” Es decir quién negué el poder de Dios y sus obras, y el rechazo a la salvación que ofrece Dios a los hombres por medio del Espíritu Santo, que actúa en virtud del sacrificio de la Cruz. Estos no tienen perdón.

¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable? ¿En qué sentido hay que entender esta blasfemia? Santo Tomás de Aquino responde que se trata de un pecado “irremisible por su misma naturaleza porque excluye los elementos gracias a los cuales se concede la remisión de los pecados”. Y Juan Pablo II nos dice: “La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre que presume y reivindica el “derecho” a perseverar en el mal –en el pecado, cualquiera que sea su forma- y por ahí mismo rechaza la Redención. El hombre permanece encerrado en el pecado, haciendo, pues, por su parte, imposible la conversión y, por consiguiente, también la remisión de los pecados, la cual él no juzga esencial ni importante para su vida. En este caso, hay una situación de ruina espiritual, porque la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de la cárcel en la cual él mismo se ha encerrado.” 



sábado, 26 de enero de 2013

Dios es el rey del mundo. Dios reina sobre las naciones


Más que las curaciones fueron las expulsiones de demonios lo que inquietó a los fariseos y a los maestros de la Ley. Las autoridades viajaron desde Jerusalén para ver más de cerca quién era Jesús.- Siempre la gente se ha inquietado unos por celos con los que ayudan a la liberación en nombre del Señor; otros porque piensan que no cierto lo de las acciones del maligno, quizá crean que es inocuo; otros porque se hacen servidores del mal, por la vida en pecado.

Sobre todo, el mundo no reconoce quien es Dios, no es consciente de su obra y de su actuar, dudamos del poder de Dios, Desconfiamos de sus promesas y nuestra fe es demasiado pequeña. No nos dejamos amar de Dios, somos incapaces de amar y de amarnos. Somos incapaces de reconocer la trascendencia y la necesidad de del crecimiento espiritual y del actuar con la sabiduría providente.

En el momento en que Jesús se crea una nueva familia, la de sus discípulos, el escritor sagrado resalta la incomprensión de su familia carnal, vemos cómo se atreven a decir de Él que «está fuera de sí» Pero esta lamentación no viene de María Santísima, porque desde el primero hasta el último momento, cuando ella se encontraba al pie de la Cruz, se mantuvo sólidamente firme en la fe y confianza hacia su Hijo.

Tampoco es ajeno este criterio con quien opta por una verdadera conversión para configurarse con Cristo, sus amigos y su familia le van a decir lo mismo; bien nos lo dice nuestro Señor Jesús: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). Mediante sus burlas esconderán su miedo; mediante sus descalificaciones harán una mala defensa de su ignorancia y necedad que llevan al odio. Pero sin saberlo este que se ha convertido va a encontrar la paz que desconocen lo que le critican. Pensando en todo esto el Santo Padre nos habló de “radicalismo evangélico” y de “no tener miedo”: «En la causa del Reino no hay tiempo para mirar atrás, y menos para dejarse llevar por la pereza» (Juan Pablo II).


viernes, 25 de enero de 2013

¡Ay de mí si no evangelizara!


Hoy con la Iglesia celebramos la conversión del "maestro de las naciones" (1Tm 2,7) es momento de alegría puesto que vemos como Dios obra maravillas en sus hijos. “El Apóstol de los gentiles” fue obediente al señor de que manera… es un referente para nuestra tarea, para nuestra esperanza y nuestra fe. Pablo se hizo instrumento de la conversión, a través de su ejemplo nos lleva a compenetrarnos en el Señor de manera que ya no sea el creyente quien vive sino que es la representación de Cristo quien vive el cada uno de nosotros.


Anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. La historia está en camino, el universo entero se dirige hacia un final que no es de nuestro conocimiento y que solo con la esperanza y la fe, llegaremos a ese final feliz de gozo a participar de las promesas; y es el Evangelio el fermento sin el cual esa aventura no lograría su objetivo.


Quien se niegue a creer indica que una persona que al escucha el mensaje, y que al mismo tiempo ha visto y recibido signos tan elocuentes como para que pueda reconocer en ellos la mano de Dios. Recibirá sobre este punto “una” condenación: deberá reconocer y confesar que ese día había cometido una falta. De manera que permaneciendo en la fe y en el bautismo, sin pecado, se salvara y goza de los dones que Dios concede. Dios nos hace aptos para participar en la labor apostólica, obra que ha de cumplirse siempre porque los poderes del infirmo no podrán destruirla, sin el trabajo encomendado a los bautizados toda la humanidad caminaría a la perdición.


Los Hechos de los Apóstoles relatan algunas de estas señales y milagros en los primeros años de la Iglesia. Hoy se siguen verificando de manera diversa, en todos los lugares donde los católicos concretan la tarea evangélica. ¿Qué quieres que yo haga Señor? El nos responde: “ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Desde luego a uno no le alcanzaría el tiempo y los medios para ir a todo el mundo, pero si todos hacen lo propio a partir de su familia hasta donde alcance, “Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.” el mandato del Señor se cumplirá a cabalidad.



jueves, 24 de enero de 2013

Aquí estoy para hacer tu voluntad, Dios mio


Nuestro Señor Jesús va y lleva su mensaje y la invitación a la conversión a todas las gentes y a todos los pueblos, traspasando las fronteras, no se queda en un solo sitio, sino que va en busca del necesitado, para hacer su obra liberadora, sanadora y para dar ejemplo de vida apostólica y comunitaria. Se congrega junto a Jesús las multitudes de toda Palestina: “es un preludio de la universalidad del Evangelio. Las gentes se agolpan en torno al Señor” (vv.7-10) sería una imagen de lo que se repite en todos los cristianos de cualquier época, porque la Humanidad Santísima del Señor es el único camino para nuestra salvación y el medio insustituible para unirnos con Dios. “Al oír esto los gentiles se alegraban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna” (Hch.13, 48). Nosotros estamos llamados a llevarle la Buena Nueva a los demás, para ello que nuestro Señor nos abra los ojos para verle, los iodos para escucharle y nuestra boca para anunciarlo, así seremos como un reflejo de Él.

Es lo que nuestro Señor desea, pero en nuestra realidad habría que preguntarnos como estamos como grupo cristiano, ¿Somos realmente unidos caminando en una sola dirección? ¿Si hay en nosotros un verdadero deseo de conversión para poder invitar a los demás? ¿Cómo nos vemos frente a Cristo? Puede ser que todavía estemos llegando con actos de religiosidad para tratar de tocar al Señor en busca de nuestro propio beneficio, sin hacer nada por los demás y sin una verdadera conversión, sin haber dejado el egoísmo y la mezquindad. Quizás todavía con peticiones de bienes terrenos para apegarnos a ellos.

Como no es fácil debemos pedir a Dios sabiduría divina, aquella que no se puede recibir en lo planteles educativos o por la cátedra o la ciencia, que no la adquirimos con las practicas del mundo o en los distintos estamentos ni estados. Es aquella que procede de Dios y que para el hombre es un “tesoro inagotable” nos dice el Libro Sagrado en sabiduría (7,15-16): “Que Dios me conceda hablar juiciosamente y tener sentimientos dignos de los dones recibidos, pues Él es el guía de la sabiduría y el que dirige rectamente a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, el ser prudentes y el saber obrar”. Entonces podremos cantar con el salmista: “No quisiste sacrificio ni ofrenda, pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación; entonces dije. «Aquí estoy -como está escrito acerca de mí en el Libro- para hacer tu voluntad, Dios mío». Ése es mi querer, pues llevo tu Ley dentro de mí. He anunciado la justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien” (Sl.40,7-10)


miércoles, 23 de enero de 2013

Libera a los oprimidos por el diablo, porque Dios està con Èl.



La docencia de nuestro Señor Jesús, contradice los criterios de los fariseos y herodianos. San Marcos quiere ante todo poner de relieve la actitud de Jesús respecto del sábado. Es así como vemos que Jesús permanece fiel al criterio que dio sobre las leyes del pueblo, asiendo ver hasta dónde nos obligan las leyes. A partir de allí aun que sea en contra de criterios mundanos, debemos proporcionar a los demás lo que les trae la vida, cumplir el mandamiento del amor.

Estas palabras podrían ser mal interpretadas en un mundo consumista; para Jesús, la primera necesidad no es el nivel de vida, ni la conveniencia personal, ni las mil y una cosas que se compran. Muchos toman pretexto de semejantes objetivos para desobedecer leyes sin las cuales no hay sociedad, y fácilmente olvidan otros valores mucho más importantes, como son el respeto que se debe a cada uno, la confianza mutua dentro de la sociedad y el ejemplo del sacrificio. Según los fariseos estaba permitido faltar al descanso sabático para salvar a alguien de un peligro de muerte. Jesús va a ampliar esta regla: para él no hacer el bien es hacer el mal, y no sanar el cuerpo y el alma es matar.

Jesús podía muy bien haberle dicho a ese hombre: “Hace mucho tiempo que estás impedido; espera un día más y te sanaré”. Enfrentó sin embargo el conflicto, liberando así a los suyos del apego desordenado a reglas mucho menos importantes que la del descanso semanal dada por Dios en la Biblia. Los fariseos se callan y Marcos hace notar un detalle significativo que se repetirá a lo largo de todos los tiempos: los enemigos en política (fariseos y herodianos) se unen cuando se trata de atacar a los testigos del Evangelio.

Este episodio viene a ratificar que Jesús es «señor del sábado». Es el Mesías con poder divino y lo manifiesta con hechos. Pudiéramos pensar que Dios tan pronto hizo la creación, puso el un piloto automático a todo y no volvió a hacer nada, pero no es así, todos los días Dios trabaja para sostener su santa creación. “Mi Padre no deja de trabajar, y yo también trabajo.” (Jn.5,17). Los que no reconocer su obra, no saben leer la evidencia; de ahí la falta de fe. La actitud hipócrita de fariseos y herodianos (que hoy día están por montón) justifica la indignación y la tristeza del Señor.

Más adelante san Lucas nos lo recordaría en Hechos de los Apóstoles 10, 37-38: «Vosotros sabéis lo ocurrido por toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo a Jesús de Nazaret le ungió Dios con el Espíritu Santo y poder, y cómo pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hch 10,37-38).


martes, 22 de enero de 2013

"El dueño del sábado": la liberación aportada por Cristo


A la gente le parecía normal que un transeúnte arrancara espigas o tomara frutas cuando tenía hambre (Dt 23,26). Sin embargo los fariseos se escandalizan porque los discípulos de Jesús hacen eso en día sábado, día en que estaba prohibido cualquier trabajo. Jesús recuerda que las leyes más santas sólo tienen una finalidad: la vida y la salvación de los hombres. El olvido de esta palabra liberadora se ha pagado a veces con el alejamiento de pueblos enteros que querían un Evangelio sin las “santas leyes” promulgadas por la Iglesia en tal o cual época. Hoy vemos como la gente vive apegada a costumbres que deforman la Ley, nos quedamos en pequeñeces y nos olvidamos de la presencia del Espíritu Santo que es Dios, y quien quiere habitar en nuestro ser.

Pero también es una esperanza poco vista, se trata de entender que Jesús es más que la ley y más que la creación, es “por quien todo fue hecho”. San Pablo nos dice: “Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.

Se puede destacar la total libertad del Señor quien no está sometido a ninguna ley religiosa y actúa como “Señor” de la ley de Dios._  “La fórmula de san Ignacio —“vivir según el domingo”— subraya también el valor paradigmático que este día santo posee con respecto a cualquier otro día de la semana. En efecto, su diferencia no está simplemente en dejar las actividades habituales, como una especie de paréntesis dentro del ritmo normal de los días. Los cristianos siempre han vivido este día como el primero de la semana, porque en él se hace memoria de la radical novedad traída por Cristo. Así pues, el domingo es el día en que el cristiano encuentra aquella forma eucarística de su existencia que está llamado a vivir constantemente. “Vivir según el domingo” quiere decir vivir conscientes de la liberación traída por Cristo y desarrollar la propia vida como ofrenda de sí mismos a Dios, para que su victoria se manifieste plenamente a todos los hombres a través de una conducta renovada íntimamente” (Benedicto XVI).

«El orden social y su progresivo desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés. El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (cf. Mc 2,27)(Concilio Vaticano II).


lunes, 21 de enero de 2013

"El novio está con ellos"


“Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna”. Una vez más una pequeña cuestión abre puertas a divergencias y criterios. El ayuno: una práctica religiosa muy tradicional y vigente; Jesús no dice nada no la contradice, lo más importante es Dios uno y trino, luego vendrán las prácticas penitenciales. Todo lo que Jesús hubiera podido decir al respecto sólo habría contribuido a debilitar su mensaje, porque la salvación que anuncia es un don de Dios y no depende de tales culturas. El ayuno como signo de penitencia, apoyaba las súplicas dirigidas a Dios para que viniera a salvar a su pueblo. Pero precisamente Dios viene en Jesús: conviene más la alegría que el ayuno. Los profetas habían anunciado las bodas de Dios con su pueblo cuando viniera a visitarlos (Is 62,4-5); por eso, al presentarse Jesús como el novio, no insinúa una comparación, sino que sugiere su identidad. La imagen del novio, insinúa que Él es más que un maestro -es el Mesías (cf. Jn 3,29)

La novedad nueva y absoluta que Jesús trae, no se presenta con ayunos, y más adelante se le verá violar la ley sagrada del sábado. No digamos que Jesús sólo condena formas decadentes de piedad o a personas que aparentan ser lo que no son. Quiere el Señor mostrar la importancia de poner en segundo plano las tradiciones para que nos impongamos en primer lugar el reconocimiento de Dios por medio de sus obras por amor, el mandamiento del amor y el cumplimiento de la voluntad de Dios. Nos quiere indicar más que religiosidad, es la relación mutua y confiada del Padre con sus hijos. La disposición para obtener la dignidad de ser súbditos del Reinado de Dios de nuestras vidas.

Lo que debemos proclamar frente a quienes buscan ante todo la seguridad “espiritual”, es el Evangelio, el tejido nuevo, el vino nuevo que renueva los corazones a una vida nueva; luego y por complemento vendrán, renovadas, las prácticas penitenciales, como deben ser. De esta manera la evangelización alcanza su objetivo mediante estas conversiones. Es como nos dice nuestro Señor Jesús en otro pasaje: “Pero llega la hora, y es ésta, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre busca. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad”(Jn. 4, 23-24).


sábado, 19 de enero de 2013

Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia


Una de las novedades que trae Jesús es la supresión de las barreras sociales. En el mundo en que se mueve Jesús, las barreras más fuertes son de orden político y religioso, y de ahí proceden los comportamientos sectarios. Levi el de Alfeo, era un empleado público, que dependía del gobernador. De otra parte los maestros de la Ley se desempeñaban como catequistas y consejeros y muchos escuchaban las orientaciones del Señor y estaban junto a los discípulos; era muy comprensible que los maestros de la Ley se sintieran mal en casa de un impuro y su comportamiento apático con sus vecinos de mesa. Jesús, sin embargo, les enseña que sólo encontrarán a Dios Padre si están dispuestos a aceptar a los pecadores.

Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas”. Nuestro Señor Jesús vino a corregirnos de nuestros extravíos y diferencias de unos con otros, no excluye a nadie en su llamado a la salvación. “Acerquémonos, por tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno”. Atendamos su llamado que es diáfano, a todos nos está diciendo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Y todo somos pecadores, solo Dios puede justificarnos, probados en el amor y la obra. Reconozcamos nuestro pecado, confesémoslo, entremos con El a la casa de la misericordia y Cristo comerá con nosotros.

Vemos como acudían a las enseñanzas de nuestro Señor Jesús, multitudes acudían a escucharle; esto nos hace ver la necesidad de la doctrina, todos sentimos esa hambre pero las distracciones y las preocupaciones que el mundo nos ofrece, nos impide escuchar la Palabra y ponerla por vida; por tanto seguimos en la ignorancia que nos hace odiar. El relato de hoy nos invita a negociar con Jesús quien nos trae la mejor propuesta. Levi tenía su futuro económico asegurado, sin embargo opto por la propuesta del Señor, deja su seguridad por ir a la aventura bienaventurada con Cristo para asegurar la eternidad.

viernes, 18 de enero de 2013

No olviden las acciones de Dios


“Que ellos también lo cuenten a sus hijos para que en Dios coloquen su esperanza, cumplan los mandamientos del Señor y no echen al olvido sus hazañas” – “…daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”. ¿Quien en el mundo y en el tiempo ha hecho cosas tan imposibles para el hombre? A no ser, con engaños y por dinero, que una persona se haga el enfermo. Como lo suelen hacer las sectas. Para que la gente entre en el engaño. Dios solo puede hacer el bien en forma completa y fidedigna. Por eso cuando uno hace algo bueno es por la gracia de Dios, sin su gracia siempre será incompleto y para gloria del hombre.

Con este milagro del paralítico perdonado y sanado, Jesús da tres respuestas a la vez: al enfermo, a sus amigos y a los fariseos. El premio a la fe operativa, del paralitico y de sus ayudantes. El perdón de los pecados, solo Dios pudo saber la causa de su parálisis, algún pecado le había arrebatado su paz y le había llevado al quebranto de su salud. «El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo, quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Ésta es la finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los enfermos» (Catecismo 1421).

Para los oyentes “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. ¡Qué palabras tan extrañas! ¿Cómo podría perdonar Jesús los pecados si el hombre no es consciente de falta alguna y si, al mismo tiempo, no está arrepentido y en espera del perdón? Sin duda el evangelista no puede narrar lo que acontece en el interior de este hombre y el conocimiento de nuestro Señor Jesús. Por eso le perdono antes de sanarlo. Se escandalizan por las palabras de Jesús; por supuesto que sólo Dios puede perdonar los pecados. Pero los fariseos no le reconocieron como Dios. Esperaban la venida de Dios pero se lo imaginaban de otra manera, no como Dios Amor. Estas palabras y hechos de Jesús revelan quién es su persona y una manera nueva del sentido salvador, de la actuación de Cristo.


jueves, 17 de enero de 2013

Anímense unos a otros, mientras dure este "hoy"


“Ojalá escuchen ustedes la voz del Señor, hoy”. Que no seamos motivo actual para que el Espíritu Santo asuma esta decisión: “Es un pueblo de corazón extraviado, que no ha conocido mis caminos”. Por eso juré en mi cólera que no entrarían en mi descanso” Que reconozcamos sus obras y creamos en el Señor nuestro Dios. Si confiamos en El, en su misericordia, en su poder, en infinito amor, en su divina voluntad, nos dará la gracia de una verdadera conversión y una decidida voluntad en obediencia para permitirle su divina presencia protectora donándonos la paz, el gozo, nuestra liberación, sanación y amistad con El.

Nos dice el Evangelio que “Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio” ¿Qué pudo haber en este enfermo para que Dios obrara de tal manera? Confianza, reconocimiento de su divinidad, de su poder y demás atributo de Dios, por lo tanto tuvo fe. Una fe que no fue de momento, sino que sin duda lo había meditado profundamente y en forma decidida opta por el Único que tenía el poder de sanarlo. Este acontecimiento nos mueve a profundizar en nuestra fe. Como es nuestra fe. En qué consiste nuestra fe. Cuando, donde y como. Resaltando nuestro tiempo del año de fe, a donde podremos llegar cada uno de nosotros con respecto a la fe, con respecto a la relación intima con Dios.

Nuestro Señor Jesús ha logrado algo más importante aún que la curación: que este leproso salga de su marginación. La Buena Nueva no se queda en palabras sino que donde haya sido recibida ya no habrá personas marginadas. No cuentes esto a nadie. Con mucha frecuencia, sobre todo en el Evangelio de Marcos, Jesús da esta orden a los que acaba de sanar de su mal (1,25; 1,34; 1,44; 3,12; 5,43; 7,36; 8,26; 8,30). NO quiere una popularidad al estilo de los que se dicen llamar poderosos; quiere una relación espiritual íntima.
Harás tu declaración. Jesús observa la ley, que pedía que los casos de lepra curada fueran confirmados por el sacerdote (Lev 14).

Debemos reflexionar, también, en la labor de la iglesia a ejemplo de Cristo caridad, solidario y generoso; aunque haya habido momentos de receso. La Iglesia ha sido siempre fiel en acción social, la acción apostólica y cultural, con gesto concreto de misericordia solidaria para con los más pobres, los últimos; en favor de los que viven golpeados por el peso de las enfermedades. La historia cuenta el hecho de que los cristianos han sido siempre los primeros en preocuparse de los problemas más agobiantes de la humanidad.


miércoles, 16 de enero de 2013

El Señor nunca olvida sus promesas


Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo” De manera sutil Dios quiere hacerse muy familiar del hombre, por amor, por el deseo de su salvación, habiendo creado en libertad. Se hace uno como nosotros para darnos ejemplo y no le tomemos como una imposición, sino que sea una decisión nuestra el seguirle y con el obtener la vida. “Recurran al Señor y a su poder y a su presencia acudan” Del Señor obtendremos todo lo que queramos incluso algunos imposibles para nosotros, aun en el peregrinar de esta vida.”Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca”. Como dice el refrán popular: el que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”

Con la narración del santo Evangelio situémonos en Cafarnaúm, aldea a orillas del lago, donde hoy día las excavaciones arqueológicas que se han efectuado en ese lugar han dejado al descubierto las ruinas de las casas del tiempo de Jesús. En un lugar donde se han ido construyendo iglesias sucesivas a lo largo de los siglos, estaban los restos de una casa, que ha sido identificada casi con certeza como “la casa”, la de Pedro y de su familia, junto con Andrés y su suegra. Nuestro Señor Jesús fue huésped de la familia sin galardones sino que vivía entre los hombres la verdad de Dios.

Al llegar a casa, como medico misericordioso y con poder devuelve la salud a la suegra de Simón y paz a la familia; no se deja ganar en generosidad. También es una manera de enseñarnos la manera de visitar a los enfermos demostrándoles un poco de cariño, lo que sin duda atrae favores divinos. Con su ejemplo nos enseña a ser agradecidos, a ser generosos y a interceder por los demás. Cuanta gratitud, cuanto cariño y cuanta intercesión le debemos a los que nos rodean.

La manera de actuar de nuestro Señor Jesús, sin duda sorprendió a todos y en especial a sus discípulos, nosotros descubrimos que hay algo excepcional en su persona. Especialmente la intimidad que existe entre él y el Padre, es especial unión estrecha y constante con el Padre. Esto nos mueve a la certeza que permitiendo la presencia del Señor, el nos va a revelar en nuestra alma la manera de conocer poco a poco, al Padre. También nos muestra que en vez de comodidades y prestigio esta primero la misión, el deseo de llevar su Palabra a los demás, para que ellos también alcancen el gozo de Dios.

Que nuestro Señor Jesús toque también nuestra mano, para que quedemos libres, nos cure nuestras heridas y calme nuestras dolencias...Así, agradecidos levantémonos, pongámonos en pie para servir en presencia de Dios. Pero, quizá alguien diga: “¿dónde está Jesús?” El vive y está aquí, en medio de nosotros, que quiere ser Rey de nuestro vivir. “En medio de vosotros hay uno a quien vosotros no conocéis” (Jn 1,26; Lc 17,21). Con la fe experimentaremos la presencia de Jesús que nos toma de la mano en nuestras debilidades y necesidades.


martes, 15 de enero de 2013

Enseñaba con autoridad


“¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que de él te preocupes?” Y “Al decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna excepción” Hoy, primer martes del tiempo ordinario, san Marcos nos presenta a Jesús enseñando en la sinagoga, nuestro Señor Jesús se da a conocer enseñándonos no como los escribas y fariseos sino como el único que tiene poder y autoridad - «En verdad les digo...»

Esta autoridad y el poder de Jesús, no quedan en palabras sino que lo explica, lo vive y hace ver por medio de sus obras; sus palabras realizan lo que ordenan. Es así como los espíritus del mal, se manifiestan para reconocerlo como el hijo de Dios, porque quieren gritar lo que Jesús no quiere que se diga; los reconocimientos y títulos, en ese momento causaban confusiones en torno a su persona y a su trabajo a realizar en este mundo. Aunque el demonio quiere acelerar las cosas para impedir nuestra “Redención”, este queda expuesto a su poder y sus órdenes. No hay otro que tenga poder sobre los demonios, pero al mismo tiempo nos da la gracia para que con su poder, podamos impedir que los demonios entren o permanezcan en nosotros. Lo cual se conseguirá por medio de una verdadera conversión y entrega a la vida sacramental y con disposición decidida a cumplir la voluntad de Dios y no la voluntad de los demonios. Se ha desfigurado tanto la presencia de los espíritus del mal, que en nuestro tiempo se cree que somos inmunes, que en un momento dado estemos poseídos de espíritus del mal. Y no del Espíritu Santo.

Hoy el enemigo actúa muy sutilmente, mas sigilosamente que antes, y penetra lo que más ama Dios, los nacidos del agua y del Espíritu mediante el Bautismo en la iglesia Católica, por el cual se nos da el Espíritu Santo. Y con más insistencia a los consagrados; y un consagrado cae y se lleva muchas almas que aun estaban alejados del demonio. Por eso hay que orar por nuestros hermanos consagrados para que el Señor los lave y los cubra con su preciosísima sangre y a María santísima nuestra mediadora, para que los proteja con su presencia. Nuestra alma es lo más preciado para Dios, muchos creen que somos descendientes del animal o que somos lo mismo que el animal, por lo tanto se sienten tan miserables y hacen cosas peores aun, que el animal no lo haría.


lunes, 14 de enero de 2013

+ El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Aleluya.


"En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo".(Hb.1) Y en nuestro tiempo nos habla por medio de su santa Palabra que es actual en el tiempo que es de Dios. Si los santos Ángeles le adoran porque no hemos de hacerlo nosotros parte de su creación. Una de las cosas que nos impide el reconocimiento de Dios, es que nos acostumbramos a vivir recibiendo injusticia y practicando la injusticia. A una persona dolida se le hace difícil amar; pero por eso nuestro Señor Jesús vino a tomar el camino de la cruz, para darnos ejemplo, a pesar de las injusticias de este mundo debemos practicar el mandamiento del amor.

Finalizaba la larga espera de la venida del Mesías al pueblo, “Los tiempos fijados por Dios han llegado (Gál 4,4; Ef 1,10) para anunciar el reino de Dios en nuestra alma, para corregir culturas que se bifurcaban del camino correcto, para enseñarnos a hacer el bien por amor y para hacer la única y grande obra para nuestra redención, a costa de su dolorosísimo sacrificio a precio de su sangre divina. Hoy, el Evangelio nos invita a la conversión, concepto un tanto poco preocupante, creemos estar justificados con el hecho de asistir con religiosidad. Aparte de lo sacramental que es importante, también debemos reconocer a Cristo como único Señor de nuestras vidas; en ese tiempo llamo a los que quiso, hoy nos está llamando a nosotros a cada quien, para que sigamos su camino, haciendo el bien, perdonando, alimentándonos del Él y sin mirar atrás caminar tras sus huellas por el camino que conduce a la vida.

Para ello debemos despojarnos de todo lo que impide verle y escucharle, es de la única manera cómo podemos aumentar nuestra fe, reconociendo su obrar actuante, su amor y su divina voluntad; por supuesto, por si solos no podemos, es con la ayuda e intercesión de lo que Dios ha dispuesto a nuestro servicio, la santísima Virgen María, los santos y los santos ángeles.

El Camino conlleva a un obrar con propósitos de unidad en torno a Cristo, ese seguimiento es compromiso para ayudar a los demás, con ejemplo de vida; y así todos vivamos gobernados por el Reino de Dios, que es el mandamiento del amor. Por tanto debemos entender que Dios no tiene necesidad de nosotros, sino que quiere nuestra salvación, quiere iluminarnos para que esa luz refleje en el caminar de unos y otros, cegados en oscuridad por el engaño y la mentira propiciada por el príncipe de este mundo. Dios no necesita nada, es dueño de todo; en cambio el hombre creado con el don precioso de la libertad, necesita de la comunión con Dios. La gloria del hombre consiste en perseverar en el servicio de Dios, son las obras por amor las que nos identificaran. “Le diré al norte: «Entrégamelos», y al sur: «No los retengas más. Devuelve a mis hijos y a mis hijas desde el lejano fin del mundo, a todos aquellos que llevan mi apellido y que yo he creado y formado en honor mío” (Is 43,6-7).

Un feliz año para todos y que el Espíritu Santo nos ilumine para vivir de acuerdo a la divina voluntad de Dios.