sábado, 11 de mayo de 2013

El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado.


En el común y además, entre nosotros mismos se manifiesta un cierto celo al creer que somos nosotros por propia habilidad lo que convierte a los demás; debido a nuestra soberbia desconocemos la obra del Espíritu Santo. Allí en el pasaje de los hechos, Apolo es bien acogido, como debe ser. Todos podemos ser artífices de la misión encomendada, desde la perspectiva de la intercesión y es Dios quien penetra al interior del converso y hace su obra. Tenemos la obligación de difundir la doctrina del Señor y permitir que otros también lo hagan, ya que Dios se vale de las personas para salvar a otras. Se vale de hombres y mujeres a quienes ha conocido su intención, su fe y su rectitud y de acuerdo a la fidelidad; y Dios acrecentara los dones. Todos como Iglesia, debemos ser evangelizados y evangelizadores. Otra cosa es el conocimiento, los métodos, la disponibilidad.

En la misma línea de conducta, alcanzaremos los dones, por intercesión. Nos valemos de intercesores para llegar a nuestro Señor Jesús quien intercedera por nosotros ante el Padre y el Padre no negara nada de lo que le pida. “el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado”. Por el amor y la fe que nos habilita para amar y servir; alcanzaremos la vida. “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo” (Jn 17,3). Contamos con la poderosa intercesión de nuestra Madre que implora a su Hijo y el nada le negara. También nosotros debemos ser intercesores por los demás y empleando el mismo conducto regular. Esto nos da la idea de cómo funcionan las cosas de Dios para con sus criaturas; lo cual debemos entender y emplear para nuestro bien.

Lo difícil es dejar de la idea de ser dioses sin Dios. Pensamos que lo material es lo que puede satisfacer nuestras necesidades y llenar nuestro vacío. Difícil reconocer nuestra pequeñez limitada, ante la grandeza y poder de Dios. Difícil entender que Dios trabaja todos los días para sostener nuestra existencia porque nos ama, aunque seamos ingratos. Difícil entender que Dios permite incluso el dolor para darnos a entender que el pecado siempre traerá sufrimiento y que la paz y el gozo pleno solo lo concede Dios; de manera que nuestra meta es llegar al Padre por medio de su Hijo, la luz del Espíritu Santo y la intercesión de los santos y la ayuda de los santos Ángeles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario