miércoles, 30 de abril de 2014

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.


Dios es puro amor. Su voluntad es solamente comunicar una vida que supera la muerte. Dios no juzga, no condena, no manda a nadie al infierno. Es la libertad humana la que determina la propia suerte. La luz está encendida y hay quienes cierran los ojos. En verdad no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y no queremos ver porque nuestras obras no son del todo buenas; aunque creamos auto justificarnos faltaría la cruz. Este texto es una radiografía propia de los que conformamos la sociedad actual. Con solo escuchar y notar como actúan algunos dirigentes y poderosos nos escandaliza el cinismo con que hablan de la pobreza como costo social. Se nota la dureza de corazón, los catalogamos de insensibles. Podemos notar que son ciegos que no quieren ver porque notamos que sus obras son malas. Pero tampoco nosotros queremos reflexionar y caer en la cuenta que también nos parecemos unos a otros porque tampoco somos valientes para obedecer a Dios y cargar la cruz, hacer a obra, desear la salvación de los demás, testimoniar la luz de Dios que es la verdad y que es lo que puede anteponerse a la violencia, a la injusticia, al desamor, al relativismo, al materialismo.

Vemos como grave lo que notamos en los demás sin darnos cuenta que debemos dar testimonio de vida para que el mundo cambie, Sin darnos cuenta seguimos sepultados en las tinieblas y presos de las sombras de muerte (cf. Mt 4,16; Is 42,7), nuestra dejadez es aun mas grave porque en siento modo lo que reflejamos es oscuridad. Como católicos nos hemos dejado invadir por la ceguera y hemos cerrado los ojos ante la injusticia, el engaño, la corrupción y la mala administración del mundo que en que nos corresponde vivir a todos. Por eso Dios nos llama a vivir en comunidad, en fraternidad y el cumplimiento del mandamiento del amor. Quizás no decimos ni hacemos nada por el acomodamiento, por la indiferencia que nos está carcomiendo. Por no llevar la contraria a las corrientes del modernismo, que nos quiere hacer creer que está superando a la ciencia, la luz, la verdad, la autoridad y el poder de Dios. Con urgencia necesitamos volvernos a Jesús. Cuánta falta nos hace abrir los ojos y volver a ver la luz y testimoniarla, mediante la gracia y la acción del Espíritu Santo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario