miércoles, 9 de abril de 2014

A ti gloria y alabanza por los siglos


La primeara lectura nos anima a fortalecer nuestra fe, a confiar plenamente en nuestro Dios, creador de todo lo visible e invisible, con poder, autoridad y inundado de un mar inmenso de amor. Sidrac, Misac y Abdénago son símbolos de una actitud fiel, alguien le pudiese llamar fanatismo. “El Dios a quien damos culto puede librarnos del horno encendido. Poseen fortaleza y audacia: Has de saber, rey, que no damos culto a tus dioses ni adoramos la estatua que has mandado erigir.” Estos personajes a quien Dios libro son símbolo de fe viva y de fortaleza audaz.

Para nosotros como cristianos católicos cuando nos faltan estos ingredientes, nuestro vivir se vuelve sombrío sin sabor ni alegría, sin razón ni luz. “Si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará? No vale más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente. Vosotros sois la luz del mundo.” (Mt.5,13-14) por eso el atrevimiento de los interlocutores del Señor en el pasaje del Evangelio según san Juan, le atribuyen indirectamente, un nuevo título deshonroso “Hijo de prostituta” el Señor no entra en discusión sino que les desarma sus teorías con un reproche “Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Y más adelante: Si Dios fuera vuestro padre me amaríais porque yo salí de Dios y aquí estoy.”

Y que era lo que dejaban de hacer, precisamente el cumplimiento del mandamiento del amor, por tanto estaban en pecado y por el pecado la esclavitud, a cambio del discipulado y la libertad. «Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» el Hijo de Dios nos ha liberado de la muerte y de la esclavitud, Él nos hace verdaderamente libres y aptos para vivir por amor. Si nos falta la libertad donada, puede ocurrir como cuando el Señor entro en Jerusalén el Domingo de Ramos, muchos cantaban “Osanaa” pero también muchos de estos, el viernes santo, pudieron gritar, ¡Crucifícalo! Nuestra fe puede ser como una palmera solitaria a la orilla del mar, que sus ramas se mueven en dirección del viento. Pero también, cuantas situaciones particulares con la misma similitud. Pidamos hoy al Señor, para que por medio del Espíritu Santo fortalezca nuestros corazones, nos aumente la fe, la lealtad y nos prepare como sus discípulos y que en esta Semana Santa, en vez de "Crucifícalo",  encontremos el camino para que el Amor sea Amado y gritar así con fe: ¡El Amor es Amado!


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