sábado, 26 de abril de 2014

"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"


http://es.catholic.net/celebraciones/120/302/articulo.php?id=16783

La primera lectura nos demuestra el poder del testimonio. Pedro y Juan, eran hombres sin instrucción (aparente) ni cultura. Hacía solamente tres años que Pedro y Juan estaban reparando sus redes a la orilla del lago como pescadores. Pero esos tres años los han pasado en la familiaridad de Jesús, recibieron sus enseñanzas y vieron la resurrección del Maestro. No podía ser otra la respuesta «¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.» La expansión de la fe no se hizo sin dolor y sin dificultades. Por eso ellos tuvieron la valentina de refutar la orden de los que se creían los dueños de la doctrina de Dios. Estos valientes son testimonio veraz de la persona de Cristo quien está obrando en ellos. La fe y la aceptación permanente de la Palabra de Dios son capaces de transformar a quien se decida, proyectándolo a un nuevo plan de vida con valentía y seguridad, capaz de testimoniar al autor de la vida, como mandato divino.

El Evangelio de este sábado nos hace un resumen de la Palabra escuchada en esta Semana Grande de la Pascua. Y nos deja un mensaje final: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Es pues, la misión encomendada, vigente para todos los bautizados. Hoy mas que antes, debido a la cultura del modernismo, se hace apremiante ser testigos de Cristo. Sin embargo vemos como nosotros los católicos, como por antonomasia somos egoístas, creemos que la salvación corresponde solamente al campo individual, pero el Señor dice otra cosa, «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»

Recae sobre nosotros la responsabilidad de no haber dado un paso, de no decir una palabra, de no testimoniar a Cristo con nuestras actitudes. ¿Cuantos se salvarían si todos los católicos asumiéramos una postura diferente? Pero nos desgastamos planeando lo material (importante para el progreso y un mejor nivel de vida) pero lo primordial es lo espiritual, aunque haya que perder: placeres, emociones, corrientes, (…) porque no está solo en juego unos pocos años de vida terrena sino toda una eternidad. Están asegurados para todos los novísimos, cosas que sucederán a todo hombre al final de su vida: la muerte y el juicio; y como destino eterno: el cielo o el infierno. La salvación como realización suprema es la aspiración más profunda y definitiva del hombre. San Pablo lo escribe así: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por pensamiento de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman" (1Cor 2, 9).


No hay comentarios:

Publicar un comentario