sábado, 12 de abril de 2014

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.


Las lecturas de hoy proféticamente, como inspiración divina, anuncian la muerte de nuestro Señor Jesús, Dios lo sabe todo y sabe lo que debe hacer. En el evangelio, Caifás habló proféticamente anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. la liturgia de este último sábado del tiempo de Cuaresma nos ofrece una clave para interpretar la muerte de Jesús en diseño de globalización. Su muerte va a restañar las heridas, va a llevar a cabo el sueño que él mismo había presentado al Padre: Que todos sean uno. Jesús, el Hijo Unigénito de Dios, ¡en la Cruz muere por amor a todos! Muere para hacer realidad el plan del Padre, es decir, «reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos»

Lo que mueve a los miembros del Sanedrín, por una parte es el celo religioso y en segundo lugar lo mas se nota es miedo, terror a perder el medio externo que sirve como excusa para oprimir, controlar y explotar al pueblo, “Este hombre hace muchos milagros. Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»

Como sabemos, el Lugar Santo, el Templo judío, se había convertido en la excusa para mantener el absoluto dominio sobre el pueblo en nombre de Dios. las políticas del “lugar santo” habían generado una sociedad piramidal, que cada vez hacía más estrecha la punta de la pirámide y más amplia su base, conformada por aquellos que poco a poco iban siendo expoliados de su dinero, de sus bienes y, finalmente de su propia libertad, gracias al sistema tributario que no perdonaba a nadie, hasta quedar en miseria injusta. Que tl lo que nos ocurre hoy día, ¿se parece? o vivimos en unidad con Dios, con Él, para Él y por Él.


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