«También a los gentiles les ha
otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.» Dios en su infinita misericordia nos conceda la
gracia de la conversión verdadera, una es nuestra intención y otra es la
voluntad santa de Dios. “En aquellos días Derramaré mi Espíritu sobre mis
siervos y mis siervas, y profetizarán. Haré prodigios arriba en el cielo y
señales milagrosas abajo en la tierra. (Hch. 2, 18-19) Por eso, la comunidad,
después de escuchar el relato de Pedro, prorrumpe en una alabanza: “También a
los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.” Nosotros hoy
día debemos cuidarnos del egoísmo, no somos los únicos, Dios hará salir hijos
de Abraham de las piedras, si es preciso. “También
tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que
conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.”
Nuestro Señor Jesús dice “yo soy” El buen
pastor”. Término
griego significa tanto “bueno” como “hermoso y noble”: Jesús es el pastor bello.
El evangelio de Juan nos va a
proponer una catequesis sistemática sobre la identidad de Jesús, usando varios
símbolos precedidos por la fórmula enfática “Yo soy”, que es una manera de manifestar
la condición divina de Jesús. Yo soy la
puerta: quien entra por mí se salvará. Es una manera de hablar de Jesús como
“camino de salvación”, como verdadero acceso a Dios. Jesús, es pues el único medio
para llegar al Reino de los cielos. No habría futuro sin Él. Comparando con la computación
Él es “acceso directo” al disco duro de Dios?
Jesús utiliza la imagen de la
puerta. Se constituye en la puerta que salva al entrar por ella. Esto nos quiere
indicar que debemos utilizar los medios que ha puesto Dios para nuestra salvación,
lo extraordinario es que Dios nos haya dirigido su palabra. No podemos pretender entrar al corral como
salteadores, el cuento de que yo no mato ni robo, no vale. Se requieren otras
condiciones, otras responsabilidades y otras actitudes. No podemos pretender
que todo es fácil, que ya todo está dado. Pero también, como las ovejas debemos
permanecer donde Dios lo dispone para hacer su voluntad. Muchos al no encontrar
soluciones inmediatas o fáciles a sus problemas, al no entender los misterios
de la voluntad de Dios, prefieren dispersarse, abandonar el aprisco - la
iglesia; en búsqueda de una puerta más amplia, más cómoda, el facilismo, el
individualismo, el materialismo.
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