viernes, 9 de mayo de 2014

Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio.


Al leer el pasaje de los Hechos, todo nos damos cuenta de lo sucedido, pero es necesario destacar algunos detalles, «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» si el Señor ya había sido crucificado si ya no estaba en el medio de manera física visible – Saulo perseguía a los del “Camino” es decir perseguía la iglesia católica incipiente, fundada por Cristo. “Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie.” Estos fueron testigos, no fue un invento de Saulo. “Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber” Saulo vive su “triduo pascual”. Saulo tuvo que hacer penitencia, tuvo que reflexionar, llorar su pecado, ayunar tres días. “Ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre.» Dios conoce la intención del hombre, el sondea nuestro interior y conoce toda nuestra intimidad. Sabía que Saulo perseguía a quienes pretendían conformar una nueva manera de ver la revelación de Dios. Toma a Saulo le cambia el nombre por Pablo y lo envía a dar a conocer el nombre de nuestro Señor Jesucristo a todas las naciones. Por eso es llamado el Apóstol de los gentiles. La conversión de Pablo ¿tendrá algún parecido con nuestra conversión?

En estos días hemos reflexionado sobre el "Pan de vida" que es el mismo nuestro Señor Jesús, pero hoy la lectura se vuelve aquí más profunda y se hace más sacrificial y eucarística. Se trata de hacer un espacio específico a la persona de Jesús en su dimensión eucarística. Él como Dios hace la transustanciación de las especies para convertirse para nosotros el "pan de vida", y no sólo por lo que hace, sino también y especialmente el sacramento eucarístico, que es el momento y el lugar de unión del creyente con Cristo. De tal manera que para nosotros debe ser vivido de manera centrada, con atención, donación y profundo reconocimiento y recogimiento. Ese momento Jesús es víctima sacrificial que se dona al hombre por amor.

No podremos a esta altura que alguien todavía se pregunte « ¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?» con una mentalidad carente de fe y de pecado contra el Espíritu Santo, que es dudar del poder de Dios. Como no entender la insistencia del Señor que nos exhorta a consumir el pan eucarístico para participar de su vida: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros» mas aun nos dice por medio de su santa Palabra que es la verdad, que Él nos paga con creces sobrenaturales por comer, ¿quién otro puede hacerlo? ”El que me come vivirá por mí.” Loco de amor quiere participarnos de su propia vida, no podemos perdernos semejante Dádiva.



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