jueves, 15 de mayo de 2014

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.


La primera lectura nos presenta a Pablo, llevando el kerigma a pueblos distantes de Jerusalén. Y la liturgia nos presenta a un santo muy humilde y sencillo que con su vida y ejemplo hace resaltar su santidad. San Isidro supo poner en la práctica estas palabras de Jesús: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”! san Isidro es bien venerado en muchas regiones de Colombia, especialmente los pueblo que viven de la agricultura. Lo recordamos por su sencillez y su actividad de labriego que realizaba todo con extrema fidelidad y oración constante, y de esta manera supo esconderse con Cristo en Dios.

El evangelio de hoy esta precedido por el relato del «lavatorio de los pies», donde Jesús da testimonio de servicio y con su ejemplo quiere que sus discípulos asuman con generosidad el verdadero sentido de servir y compartir. Nuevamente el Señor quiere resaltar su identidad “yo soy” y a la vez quiere poner en relieve los distintos escalones a manera de que nuestra soberbia no enaltezca frente a la voluntad de Dios. «No es el siervo más que su señor, ni el enviado más que el que lo envía». El mensaje es claro: quien sigue a Jesús no puede caer en el pecado de la soberbia, para sentirse superior o estar por encima de los demás; por el contrario, debe ser el servidor oportuno y humilde. Nuestro Señor enmarcaba todo dentro de la voluntad del Padre, quiso hacernos entender repetitivamente que El cumplía con fidelidad y agrado la misión encomendada.

“Como consecuencia, la Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz (cf. Jn 10,3).” (Papa Francisco . “Evangelii Gaudium)


No hay comentarios:

Publicar un comentario