miércoles, 2 de mayo de 2012

Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Para nosotros los católicos seria un despropósito no creer en el Padre, en el Espíritu Santo y en la Madre de nuestro Señor Jesús.(Jn.14, 7) Lo que si hacemos a menudo es que no le obedecemos, que difícil se hace seguir la luz de Cristo y no dejar de ver la luz eléctrica o la luz del sol, que difícil obedecer las palabras Del Señor pero si se hace fácil oír y hasta creer la charlatanería de cualquiera que tenga esa habilidad, y que de algún modo no son mas que palabras. Además no solo Creer en el Señor también nos dice que debemos recibir a quien el Señor envía. (Jn.13,20 . Mt. 10,40) La luz de Cristo la necesitamos para poder crecer, así como las maticas necesitan la luz del sol. Sin la luz de Cristo que ilumina nuestro espíritu es como caminar con los ojos cerrados, nuestra estancia se volvería muy terrena y limitada. “Yo he venido al mundo como luz” Para que podamos caminar y trascender.

Si alguno escucha mis palabras y no las guarda” Si no las tiene presente en todos los actos de la vida, entonces ocurrirá que “la misma palabra que yo he hablado lo condenará el último día” porque es Palabra de Dios. A nosotros se nos ha dado dos alternativas, ¿por cual de los dos caminos estamos transitando?; el que es difícil acá en la Iglesia militante, pero digno o preferimos lo que se nos venga en gana para sentirnos bien y después nos tendremos que poner cara a cara con una realidad a la cual nadie escapa. (Jn.3,19. 8,12). Confrontados con la Palabra y que en todo es la voluntad del Padre, nos daremos cuenta de lo responsables que fuimos con nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra cultura donde vivimos y del entorno de su creación.

Nuestro Señor Jesús, a ejemplo de vida, como en efecto lo demostró, hizo solo y en todo la voluntad del Padre, para enseñarnos, pero somos testarudos. “yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre, al enviarme, me ha mandado lo que debo decir y cómo lo debo decir" Y nos lo aclara en (cf. Jn.5,19. 6,57. 7,17)

Yo sé que su mandato es vida eterna, y yo entrego mi mensaje tal como me lo mandó el Padre” nos lo dice y quiere de una manera solicita, a manera casi mendigante, para que le creamos, para que no sigamos engañados por la astucia del maligno; nos quiere decir que debemos vivir en obediencia para recibir amor y dar amor. Para adoctrinarnos en la pureza, empezando por la intención recta, la pureza de corazón, cultura de corrección y vida sacramental, dejándonos formar para (SER) y hacer la difícil pero entrañable misión para que los demás miren la luz de Cristo, lograr la justicia y la dignidad humana; y después poder llegar a disfrutar de la amistad eterna con Dios.(cf. Dt. 31, 26. Jn.6, 40. 17,2)

San Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».


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