sábado, 26 de mayo de 2012

El Espíritu del Señor está sobre mí


Cuando Juan terminó su evangelio, Pedro ya había muerto en Roma, durante la persecución de Nerón, en el año 64 ó 65. Y Juan todavía vivía en el año 90. Era el último de los testigos de Cristo y algunos pensaban que no iba a morir hasta que volviera el Señor. El último párrafo fue añadido como conclusión por los que rodeaban a Juan cuando murió.

Pedro y Juan: la diversidad en la unidad. El Señor Jesús, quiso escoger a los suyos con diversa personalidad, esto lo vemos y es para que nosotros por mas diversos que seamos tengamos como único referente a Cristo e iluminados por el Espíritu Santo. Que no importa quien este en comunidad lo que interesa es que permanezca y lo haga con rectitud, para dar testimonio con su vida; y cada quien con el único referente, !Cristo! Nosotros también preguntamos ¿este que? Y el Señor nos responde, “¿a ti qué te importa? Tú sígueme.» (No es necesaria otra aclaración)

Llega el acontecimiento de la presentación oficial del Espíritu Santo en medio de la Iglesia estando presente la Madre del Señor y nuestra Madre, legado de amor para la humanidad. Nuestro Señor Jesús nos lo anuncio y que venia como el “Paráclito”. Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Y nos diría que será quien después de su partida, mantendrá la misma verdad que Él ha anunciado, y que dará claridad en el tiempo.(cf.Jn. 14, 26) Como percibimos el Espíritu Santo es una persona, tiene una misión y una permanencia, no viene con algo nuevo, sino que todo esta dicho y hecho, solo que falta es claridad para nuestros ojos cegados y el oído sordo por la culpa. 

Desde hace dos mil años esta en medio de todas las generaciones, con disponibilidad para quien quiera requerirlo, permanece en medio de quien reúna las condiciones para ser templo vivo para El; sin medida dispuesto a iluminarnos y a santificarnos. «Y el Paráclito vino del cielo: el custodio y santificador de la Iglesia, el administrador de las almas, el piloto de quienes naufragan, el faro de los errantes, el árbitro de quienes luchan y quien corona a los vencedores» (San Cirilo de Jerusalén).


No hay comentarios:

Publicar un comentario