jueves, 24 de mayo de 2012

Enséñanos, Señor, el camino de la vida


Para que el mundo crea que tú me has enviado” y pensar que para muchos el concepto que se tiene de nuestro Señor Jesús, es equivocado; pero también muchos aunque acertados,no les mueve la conciencia impedida.

Reconocer y creer en Jesucristo -- El mandamiento del amor -- Congregación en comunidad para lograr la unidad.

La historia de la Iglesia parece desmentir la oración de Jesús y su voluntad de edificar su Iglesia sobre la pequeña comunidad, haciendo de Pedro el testigo de la fe verdadera y la cabeza visible del grupo apostólico y de toda la Iglesia. Son varias las razones y uno ve que el Señor no se podía equivocar cuando su ejemplo de vida fue como lo hizo. Quienes fallamos somos nosotros los que creemos en Dios, de otros tantos que le creemos a Dios, pero muy poquiticos le obedecen en forma integral a Dios. Es nuestra condición humana, para unas cosas si, de acuerdo a la conveniencia, pero no cuando toca el compromiso, la entrega, el sacrificio, el hacerlo por amor a Dios y los demás. Sin palabras se deja esto a otras personas.

De ahí que damos mal ejemplo, nos falta el testimonio (por el seguimiento a dos señores) y por esto desde un principio aparecieron los que rechazaban la fe tal como la enseñaban los apóstoles; de ahí nacieron grupos o sectas; y luego por el reformismo infundado, hoy las hay por montones.

Nos esta faltando el apostolado ejemplar por amor. Para lograrlo se requieren ciertas condiciones enseñadas por el Señor y que hoy relativizamos con mucho facilismo. Quiero que hagamos memoria de san Pablo: “Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo. Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras… Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir” (Ef. 6, 10-13) No es en contra, sino a favor de las gentes, con ansias de almas, “El alimento que debo comer, ustedes no lo conocen”(Jn.4, 32) deja mucho que decir nuestro compromiso para ayudarle a Cristo a sustentarse, carecemos de misericordia para con nuestro Señor Jesús.

No hay que sorprenderse, pues, de que algunos aspectos del misterio revelado a veces se hayan captado mejor y se hayan expuesto con más claridad por unos que por otros, de manera que hemos de declarar que las diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras”(Unitatis Redintegratio -17) Pero no bastaría con nuevas formulas, si falta interlocución con Dios, ayuno para que no sea el barro quien domine sino el espíritu, el amor para quitar del medio los intereses mundanos; de esta manera será mas fácil llegar al testimonio vivo de Cristo.

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