En ese momento nuestro Señor Jesús nos dice que falta algo mas por revelar, como es lo que decimos cuando oramos el “credo”, aquello que el Padre ha dado a conocer al Hijo; y que el Espíritu Santo toma para iluminarnos en la verdad plena a las generaciones de hoy. Que fuera sin Él, hoy con tanto relativismo, pluralidad e interculturalidad religiosa, “el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad”. La "llave del conocimiento"(Lc 11,52) que había sido otorgada a los consagrados del pueblo de Israel, es ahora en persona el Espíritu Santo, que hace presencia nos lleva y nos abre la puerta, “Cristo” y quien no entra por esa puerta no puede tener alimento ni vida, (Jn. 10,3-5).
El Espíritu Santo, es quien ilumina nuestra alma, por él y en él podemos ser iluminados en la verdad plena, y viéndonos como somos podremos ser purificados. Primero en el bautismo concediéndonos la gracia santificante y devolviéndonos la disposición de llevar a cabalidad los planes que Dios tiene para cada uno, (que por el pecado se truncan, porque interviene la tentación y se pierde la gracia). Pero que luego podemos recuperar la amistad con Dios mediante la acción del Espíritu Santo y la gracia merecida por nuestro Señor Jesucristo.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde siempre y en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, es cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona en particular, con un obrar propio y un carácter personal.Del mismo modo como mediadora la Santísima virgen, nuestra Madre celestial. Como vemos tiene una misión y una permanencia, todo esta dicho y hecho, no podemos entender, falta la aclaración, la luz para nuestros ojos cegados y el oído sordo por la culpa. “El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes” (Jn. 14, 12-14). Nosotros seguimos desconociéndolo fríamente, ¡que indiferencia!
Es tanto el amor que tiene Dios para con nosotros que se vale de mil y mas maneras para que nos dejemos amar y aprendamos a amar y para que caminemos bajo la tutela de la guía, quien nos conducirá por el camino de la rectitud hasta llegar al destino que nos tiene preparado.
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