sábado, 19 de mayo de 2012

Anunciemos las maravillas del Señor


Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre” Salí del amor y vuelvo al amor. Dios es amor, nos lo dice San Juan y lo demuestra el mismo Dios todos los días en su actuar. Ya sabemos, tenemos una idea del misterio de la Santísima Trinidad, “Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes” (Jn. 14, 20)

La Palabra de Dios es tan elocuente que no es necesario comentar, sencillamente dejémonos guiar por las citas para entender de la mejor manera. “Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo; con mucha más razón ahora su vida será nuestra plenitud” (Rm. 5, 10).

Quiso donarse por nosotros como víctima, el Cordero inmolado. Las ofrendas que el pueblo ofrecía no eran dignas, tampoco lo es hoy cuando estamos en pecado, o cuando es solo una asistencia a un rito, o un formalismo (calentar asiento) pero desde entonces nuestra ofrenda hecha en espíritu y en verdad, es agradable a Dios. “También ustedes, como piedras vivas, se han edificado y pasan a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Cristo Jesús” (1 Pe. 2, 5). “Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa” (Jn. 15, 11).

La gente se preocupa mucho mas por ignorar que por aprender. Nuestro Señor Jesús, nos ama sobre manera no se quedo en la tierra, subió al Padre por muchas razones y una de ellas para estar de manera presencial intercediendo por los que lo aman. Nuestro Señor Jesús siendo Dios vino del Padre y del Espíritu Santo al mundo, haciéndose hombre y una vez consumada su misión redentora, era preciso regresar en cuerpo glorioso triunfante para dar parte de su victoria ante la corte celestial, para bien de la humanidad, y permanecer actuante en medio de su iglesia por medio del Espíritu Santo, y haciendo presencia amorosa en el alma de quienes lo aman; hasta el fin de los tiempos cuando venga de nuevo en cuerpo visible pero para ejercer la justicia.


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