sábado, 12 de mayo de 2012

Alabemos a Dios todos los hombres

Mañana domingo se celebra en Colombia el día de las madres, es oportuno manifestar que merecen todo nuestro afecto y gratitud; exhortándolas a que a ejemplo en el hogar de Nazaret permanezcamos junto al Señor, preocupados por El, aunque tengamos que ir a buscarlo, lo hallaremos en el templo explicando las Escrituras, para que compartamos sus pensamientos, para que le hallemos el sentido a sus mandamientos porque nos ama, por esto merecemos ser sus amigos y por su gracia podremos dar frutos. “Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo, y la victoria en que el mundo ha sido vencido es nuestra fe” (1 JN.5,4).

El caso de san Pablo, el perseguía nuestra iglesia fundada por nuestro Seños Jesús; precisamente porque no conocía al Señor; pero Él si conocía quien era Pablo y cuales sus intenciones. Esto da pie a que le encontremos sentido a la conversión, para conocer y amar verdaderamente a Dios; y dejar el camino paralelo que queremos pero sin cruz.

No se entiende que el mundo sea malo, sino muchas cosas malas se esperan de los que no conocen a Dios y muchas críticas y controversias de los que viven en el relativismo. Cuando el creyente se encamina en el seguimiento de Cristo, empieza a experimentar cambios en su vida por la gracia y que los que no conocen a Dios no pueden asimilar o catalogar porque están alienados y el príncipe de este mundo sabrá siempre aprovecharse de éstos por no haber aprendido a amar a Dios y puede llegar a influir para descargar su odio, tal como lo hizo con Jesús.

La humanidad no ha creído en la lógica del amor, en el Reino de Dios, aunque se haya manifestado de tantas maneras hasta su anonadamiento, para hacerse accesible por amor, aunque sepamos que nos dio la vida temporal, que la sostiene para que hallemos la sobrenatural. Se hace difícil para los que estamos en el mundo, porque es mas fácil hacer el mal, causar la injusticia, hacer lo que nos parece sin importar la creación incluido el mismo hombre; se hace mas fácil vivir en la cultura que el maligno ha incubado en el mundo por medio de los que no aman a Dios, la cultura de la muerte.

Karol Wojtyla: «que esta luz nos haga fuertes y capaces de aceptar y amar la entera Verdad de Cristo, de amarla más cuanto más la contradice el mundo». Ni el católico, ni la Iglesia, ni Cristo, se han de adaptar a los criterios del mundo. Somos los habitantes de este planeta quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. « Cristo Jesús permanece hoy como ayer y por la eternidad» (Hb. 13, 8). Es el hombre quien tiene necesidad de estar en comunión con Dios. Y la gloria del hombre está en permanecer y perseverar con valentía en el servicio de Dios».

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