jueves, 31 de mayo de 2012

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad


Para entender la trascendencia de la "visitación" entremos un poco en el significado, para caer en la cuenta que nos somos nadie que merezca de la visita de la santísima Virgen María, sin embargo ella visita a todo el que quiera invocarla y lo hace en forma inmediata, Dios la ha colmado de gracia y de poder para acudir ante sus hijos en toda la tierra y en todo tiempo; se queda el tiempo que nosotros queramos,de nosotros no se va cumplidos los tres meses. Quien soy yo o cada uno para recibir tan digna visita, es por el amor que la mueve para venir a nuestro rescate y protección. También es verdad que en el tiempo ha sido rechazada por muchos ¡que lástima por ellos!.

Santa Isabel inspirada por el Espíritu Santo, ha dicho «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor», hace un reconocimiento y le comunica a María el titulo “Madre del Señor” el nonato Juan salta de gozo al sentir la presencia de quien va ha ser su embajador y recibe desde ya la bendición divina para disponerlo a la misión a cumplir (cf.Lc.l,76). «Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.» (Je.1,5) lo mismo ocurre con muchos que han recibido mas de lo que se puede recibir por generación, de ahí la imperante necesidad de bautizar al niño recién nacido.

Dice María “Proclama mi alma la grandeza del Señor”… ¡Dichosa por haber creído!, dichosos nosotros también, que por haber creído la Madre del Señor, por haber dado el Fiat a Dios, el Hijo de Dios pudo venir a encarnarse a hacerse uno en nosotros para devolvernos la amistad y para enseñarnos a vivir en el amor.

La “Madre del Señor” y Madre nuestra nos ha dejado de esa “literatura oral” el bello cántico himno de alabanza “El Magníficat” María se ve en el centro de la obra divina, y también podemos ver un ejemplo de la manera divina de guiar al mundo. Anuncia una revolución ya empezada con la venida del Salvador, que continuará a lo largo de la historia (cf.Lc 6,19 s).no olvida la expectativa del pueblo de Israel, que clamaba por los pobres; hasta el fin del mundo será ésta una de las líneas directrices del esfuerzo humano. Afirma sin embargo que desde ya lo más característico de las intervenciones de Dios será la de mirar al que no tiene nada y que no es nada, en medio del mundo donde los que tienen cínicamente reniegan de la esperanza del pueblo. Dios cumplió las promesas y las seguirá cumpliendo en todas las generaciones.

Como María ¿si seremos, también, portadores de la alegría de la salvación?. Para serlo, tenemos que decir sí al plan de Dios, al plan del Evangelio; y permitir que el Espíritu nos fecunde. La maternidad que se nos comunica hoy debería ser concordante con la creación de Dios en el tiempo. Pero el sentido de maternidad se ha vuelto desafortunado para aquellas que le anteponen intereses superficiales, hedonismo, egoísmo y soberbia; pero no hay una sola madre que no sienta culpa de conciencia cuando falta a este gran designio de Dios.


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