miércoles, 30 de mayo de 2012

Los ojos del Señor están puestos en sus hijos


Nosotros de alguna manera también queremos los primeros puestos, pero el Señor nos advierte que este caminar en pos del Señor nos lleva a “beber la copa y al bautizarnos” que en forma figurada son sacrificios, no nos ofrece un camino de rosas o de tapices, es preciso reparar para después obtener el premio. La reparación es por nuestra culpa y el premio es gratuidad de Dios. Pero que además seremos merecedores cuando vivamos para servir a imitación de Cristo “se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”(Fl.2,8). Pero el hombre dijo a su Creador: «Yo no te serviré» (Jr 2,20). ¿Porque no servimos como se debiera? Porque somos inútiles y necesitados de sabiduría y gracia divina, la cual la debemos pedir para actuar por amor, “Haz que descienda desde el cielo donde todo es santo, envíala desde tu trono glorioso, para que esté a mi lado en mis trabajos y sepa lo que te gusta”(Sb.9,10)

El Señor quiere enfatizar que es muy distinto a como lo hacemos los habitantes de la tierra al lograr algún tipo de superioridad sobre los demás, se adquiere la autoproclamación de jefes de los demás, sentimiento gobernante que lleva bien distinto a la santidad, mas bien a la opresión y se hacen llamar benefactores; se disputan las curules para obtener las ventajas. Es evidente en nuestro mundo económico la contabilidad y la estadística que mide todo en búsqueda del enriquecimiento a menos tiempo pero se lleva una línea que en la mayoría de los casos es por debajo de la justicia social y equitativa. Dios quiere la reconciliación del mundo por medio de la eliminación de las diferencias que enemistan a las personas entre sí, pidamos a Dios con humillad que nos ayude a cambiar.


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