sábado, 31 de marzo de 2012

Renueven su corazón y su espíritu

Los acontecimientos de la vuelta a la vida terrena de Lázaro, apresura en los que sentían complejos de inferioridad, el deseo de acabar con el Señor Jesús, veían en él un adversario peligroso para su estabilidad política y religiosa. Era una visión exterior como nos ocurre nosotros casi siempre, solo miramos lo que se puede palpar o razonar por medio de los sentidos; lejos de poder ver lo que el alma y el espíritu valen para Dios, y lo que verdaderamente tiene valor en nosotros.

Las palabras de Caifás, puede interpretarse de dos maneras. Acopladas al momento, pero también de acuerdo a lo que estaba en las Escrituras, para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos. Por obra de Dios aquella sentencia malévola seria convertida en una obra de amor redentora y atrayente y esta congregación sería el efecto de la resurrección de Jesús: “y yo, cuando haya sido levantado de la tierra, atraeré todo.» (Jn 12,32). Precisamente estamos en el tiempo en que debemos congregarnos en torno a nuestro Señor Jesús como cabeza y nosotros su cuerpo, es decir su comunidad universal. La próxima semana, se conmemora el sacrificio perpetuo del Señor.

Esta próxima semana debemos vivirla como la primera vez, para nosotros existe el trascurrir del tiempo y el espacio, pero para Dios no es lo mismo, es un eterno presente; El Señor Jesús por su esencia de amor, vive en permanente reparación por todo lo que hacen las criaturas en todos los tiempos; los misterios de su santa pasión son un eterno reparar por los que lo acogen, se hace victima ante el Padre por nosotros, para que tengamos vida, para restaurar nuestra amistad eterna con Dios. Nuestro deber es aceptar la invitación del Señor a unirnos en torno a Él. Es deber nuestro procurar que otros también se congreguen, «Id y enseñad a todas las gentes» (Mt 28,19).

El Señor está dispuesto para todos, de manera bondadosa y sin igual, anonadado, pequeñito no le podemos ver pero sabemos que está con nosotros, que vive en nosotros y de manera particular en las especies del pan y el vino transformados en su cuerpo y su sangre como alimento único y especial, agua viva que “salta hasta la vida eterna” Jn. 4,14). Es tempo propicio para agradecerle en forma particular en intimidad de amor y reconocerle todo lo que El padece por nuestra redención. Y dentro de ochos días cantaremos « ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!». – “¡Qué victoria tan grande! La muerte ha sido devorada. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? (1 Cor.15, 54-55)- (http://cantoscamino.wepes.com/cantos/ohmuerte.htm).

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