lunes, 5 de marzo de 2012

Marzo lunes 05

«Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti” (Je. 31,3) no hay quien le gane en misericordia a Dios. Pero si amamos nos pareceremos a Él. «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso»

Por haber caído en pecado nos volvimos imperfectos, se nos hace difícil amar y en cabio si fácil juzgar, pero el juzgar es muy grave, interfiere la acción altruista, le damos a Dios la medida con la que él nos juzgará.

Esta medida consiste en que si amamos, Dios nos seguirá amando, pues nos ha amado desde antes de nacer y nos amara hasta nuestro regreso a la casa del Padre. (cf. El hijo prodigo Lc. 15,11 s), En la cátedra el Señor nos hace ver que amando, siendo misericordiosos, si procuramos por todos los medios la salvación de las alamas, “No seréis juzgados” - “No seréis condenados” – “seréis perdonados” – “Dad y se os dará” – “Recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante”. Aunque nos debe mover es el amor, el amar al Amor.

Misericordia, mansedumbre, generosidad, compasión. Significa asumir la deprimente realidad del próximo para comprender su situación y aunque haya que sacrificar lo nuestro, ayudarle a salir de ella. Dando para saciar la necesidad humana pero sobre todo enseñándole a aceptar el dolor como medio para aceptar la cruz camino de salvación; que la fe no es precisamente para evitar el dolor sino para saberlo asumir unido al sacrificio redentor de Cristo, como valor supremo.

Doctrina que debemos ponerla por vida; es haciendo, es practicando como se puede progresar en el amor; sin olvidar que tenemos responsabilidad frente al próximo, a la familia, a la sociedad, la cultura que estemos fomentando, al medio donde vivimos, a los destinos de nuestra patria y al del mundo entero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario