miércoles, 7 de marzo de 2012

Señor, no me abandones, no te me alejes



El Señor Jesús ratifica lo que va a acontecer, con una descripción de su martirio desastroso, pero fue aun mayor de lo que nos narra la Sagrada Escritura; ratifica a sus Apóstoles lo que debía acontecer para el rescate de la humanidad. Pero en la mente de los suyos estaba el deseo de un rey que fuera capaz de acabar con la dependencia extranjera, y no un Rey que fuera capaz de restarnos de las garras del demonio. Querían sentarse con Él en un trono terreno, mientras que su oferta es un lugar privilegiado en el cielo. Los profetas ya habían anunciado este camino de sufrimiento de Cristo, y los que le escuchaban no comprendían que en la cruz está la salvación, la victoria; Dios lo quiso así. El dolor y sufrimiento son inherentes a la redención que va del misterio de la cena a la ingratitud, la falta de comprensión, el suplicio y su resurrección. Sabiduría de Dios, bien diferente del loco saber del mundo (1Co 1,20).

Pero no será así entre ustedes” 26. Serán grandes en el cielo si en la tierra sirven para la vida (Mt. 23, 11) “Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos.” (Mc. 9,35) La lógica de Dios es diferente al razonar que el mundo nos brinda. Debido a esto es muy difícil que en la opulencia, con el poder o con la fama se pueda transitar por el camino al cielo. De por medio estará el egoísmo, la soberbia, la falta de justicia, de caridad y se abusara de la libertad y de la dignidad humana. Se tendrá tiempo para atender lo del mundo mas no para prepararse y armarse contra las asechanzas del maligno quien siempre trata de impedir la amistad con Dios.

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