martes, 27 de marzo de 2012

La semilla es la palabra de Dios

“Morirán en su pecado”. Esto significa que habrán pasado al lado de la reconciliación, de la amistad con Dios que es personificada por Jesús. “Ustedes me buscarán”. Por un momento pensemos que ocurrió en los primeros días de la muerte del Señor, cuál sería el pensamiento de los que lograron entender quien era el Señor Jesús, después de haberlo rechazado. Al menos hoy tenemos los medios de la reconciliación, la manera de rectificar la cual la instituyo el mismo Señor Jesús. Pero también, ¿qué va a pasar cuando ya no haya quien nos administre los sacramentos?

El Señor Jesús viene a ser para nosotros, la verdad, camino y vida; y fue levantado para que no quitemos la mirada del que “Yo Soy” Él es alfa y omega, principio y fin. Somos conscientes que nos ha mordido la serpiente (el astuto). No tenemos otra posibilidad, para salvarnos, solo mirar a Cristo. Pero también no faltara que muchos crean en impostores, porque el enemigo no descansa, quiere nuestra perdición. El diablo fue el primer crucificado por Moisés como justicia, en un palo que representa el árbol del mal. Luego el Señor Jesús para redimirnos a la vida es levantado en un madero que representa el árbol del bien.

De abajo y de arriba. Jesús expresa la imposibilidad de franquear la existencia de un abismo, como no lo narro en la parábola, ”el rico epulón y lázaro”(Lc. 16, 26) Dicho de otra manera, “Ustedes juzgan con criterios humanos” (Jn. 8, 15) es decir estamos opacados a los criterios del Espíritu Santo. A una persona limitada de la vista es imposible darle pruebas de la variedad y la existencia de los colores. Puesto que no consiste en el raciocinio de algo justificable, sino que es una verdad espiritual que da a las cosas un sentido nuevo. De manera que la experiencia nueva y trascendente consiste en no quitar la mirada en Cristo y hacer la divina voluntad de Dios, por amor, no por criterios humanos.

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