miércoles, 28 de marzo de 2012

Señor, haz que seamos fieles a tu palabra

“La verdad los hará libres” dice el Señor, quien vive en la verdad, aunque duela, se siente libre. Es la verdad la garantía de la libertad; si se vive en la verdad del Evangelio, entendida como la manera correcta de nuestro proceder, se recibe por don la libertad que produce gozo. Lo que propone el mundo se enmarca en la tenencia, el poder y la fama que nos facilita la manera incorrecta, es lo que causa libertinaje que esclaviza y por ende es causante de injusticia, violencia, menosprecio e indiferencia. Quien está en vida de pecado se hace servidor del diablo, su condición lo limita para mamar, ha retirado, por su desobediencia, a Dios de su corazón; no siente paz en su conciencia y esta intranquilidad y desasosiego enceguece y le incita a ahondar más en la oscuridad y al abismo.

Por falta de libertad y de la verdad, en nuestro medio hablamos mucho de la paz, pero también nuestro medio está viciado por el engaño, la mentira, la manipulación y la corrupción, lo cual lleva a la ilegalidad. Y lo peor, somos permisivos, por lo tanto el ambiente atrapante nos mueve solo a criticar pero sin denunciar, débiles para fomentar las virtudes y frágiles para escuchar a cualquier cuentero.

Nos dice nuestro Señor Jesús, que cada uno valemos por lo que somos de cara a la vista de Dios. Quien quiera ir en pos del único que nos puede conducir al Padre, requiere de una conversión permanente, un examen diario y de rectificación al instante; todos somos pecadores, pero el Señor nos dio los medios para rectificar y huir del pecado, para comportarnos como verdaderos hijos de Dios.


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