lunes, 30 de septiembre de 2013

“El más pequeño de ustedes, ése es el mayor”


Lo que piensan y discuten los discípulos de Jesús en el Evangelio de hoy. Quieren actuar en concordancia con lo que el mundo propone la fama, el poder y el tener, y estando en las filas del Señor en ese momento donde se entendía una liberación distinta, por tanto se esperan puestos de categoría, los discípulos sueñan con la escala jerárquica, que sin darse cuenta iban en contravía de lo que les quiere enseñar nuestro Señor
Jesús.

Para ellos lógico, normal y natural; se trataba de una lucha por la libertad de la vida; donde debería salir a flote los fuertes, los mejor preparados, los habilidosos. Pero Jesús encuentra una manera gráfica para su cátedra. Pone delante a un niño para que vean la manera correcta del servicio, acogida y entrega como camino para ser importantes. Suena ilógico para nuestra manera de ver las cosas, cuando en apariencia el servicio a cabalidad esclaviza. Nosotros entendemos el poder como dominación, Jesús lo entiende como decisión de servicio, capacidad de amar, de darse de donarse.

Es la humildad el ingrediente indispensable para lo que el Señor quiere; virtud que hoy en día para muchos no tiene validez, por tanto lejos de poder ser servidores, no cuenta la misericordia, el sacrificio, la solidaridad, el testimonio, la vida en comunidad, la ternura (...) para hacer frente a lo que ofrecen las culturas mundanas, la injusticia, la exclusión, la violencia y el individualismo. "No se lo prohibáis, pues el que no está contra vosotros con vosotros está". Como antes, también hoy hay quienes se opongan al cumplimiento de la labor apostólica a la manera de Jesús. 

No podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos negamos a conducirnos fraternalmente con algunos hombres, creados a imagen de Dios (Gn 1, 27). La relación del hombre para con Dios Padre y con los demás hombres sus hermanos están de tal forma unidas que, como dice la Escritura: "el que no ama, no ha conocido a Dios" (1 Jn 4,8). Así se elimina el fundamento de toda teoría o práctica que introduce discriminación entre los hombres y entre los pueblos, en lo que toca a la dignidad humana y a los derechos que de ella dimanan” (Concilio Vaticano II)


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