viernes, 20 de septiembre de 2013

Tú, en cambio, hombre de Dios, practica la justicia


El evangelista Lucas menciona con detalles concretos la presencia de mujeres en la vida de Jesús, quiere devolverles la dignidad como personas e hijas de Dios, acepta su presencia no hace diferencia alguna entre hombres y mujeres, ni en su mente ni en sus actitudes concretas. No se alude a cualidades especiales, ni a títulos de ningún tipo.

Pero en la sociedad judía la mujer era marginada. Ningún maestro espiritual se hubiera atrevido a hablar con una mujer en público; las mujeres ni siquiera entraban en las sinagogas. Una oración muy común rezaba: “Te doy gracias, Señor, porque no soy pagano, ni ladrón, ni mujer…” Lo que indica claramente que la mujer no podía adquirir los conocimientos religiosos ni participar del culto como los hombres.

Lo que se vuelve cultura va sometiendo a las personas. Se habla en nuestra época de liberación femenina, sin embargo, se ha empleado sistemáticamente métodos para denigra de la mujer, y uno de los medios más populares es la música, que incluso complacidas escuchan, se lo creen y por tanto se rebajan, creen que se lo merecen, cuanto quieran deshonrar de ellas.

El Señor hoy le está diciendo a la mujer que no hay diferencias ante Dios, que la mujer de hoy debe volcarse a una verdadera liberación, consistente en encontrar con Cristo su verdadera identidad y dignidad y a partir de allí desplegar todos sus potenciales para el seguimiento de Cristo y para el Servicio en su iglesia, para el Reino de Dios.


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