sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?


Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: Que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero” nos dice san Pablo. No hay otro diferente a nuestro Señor Jesús que vive y que nos pueda salvar, es por él que podemos ir al Padre, al Reino de los cielos. Jesucristo «Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo». Y el mismo nos lo dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida -- nadie va al Padre si no es a través de mí.” (Jn 14:6)

Nuestra confianza que afianza nuestra fe, ha de estar puesta en el Señor, “Roca firme” por tal, debemos formarnos bien, para saber en quien confiar. “Cada árbol se conoce por su fruto” con nuestra buena formación podemos dar buenos frutos. La fe debe hacerse vida en todos nuestros actos, estados y lugares para reflejarla; y los hijos de Dios estamos hechos para vivir en compañía de nuestros hermanos en el Señor Jesús. De manera que la convivencia comunitaria hace crecer dentro de sí una buena manera de ser que la lleva al creyente a practicar el bien. “Del buen tesoro de su corazón saca lo bueno”, pero la persona que descuida de su formación tendrá dificultad en producir cosas buenas. Porque “del mal saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca". La verdadera seguridad no viene del poder, del tener o de la fama. ¡Viene de Dios! Y Dios se vuelve fuente de seguridad, cuando tratamos de practicar su voluntad. Será la roca que nos sustenta en medio de nuestras dificultades y en medio del relativismo del mundo contemporáneo.

Lo contrario llegara a ser como aquel hombre que construye su casa sobre arena, cuando escuchamos la Palabra de Dios y no la llevamos a la práctica, esta se olvida fácilmente, no se le encuentra el sentido, se cae fácilmente por carecer de cimientos. Como nos lo explica el Señor en la parábola del Sembrador: “A vosotros se os ha concedido el misterio del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera todo se les anuncia con parábolas” – “Los que están junto al camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos" (Mc. 4: 11. 15)


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