jueves, 5 de septiembre de 2013

El Señor da a conocer su victoria.


San Pablo nos habla hoy sobe nuestra conducta basado en el conocimiento y las buenas obras. Nosotros los católicos estamos llamados a servir, pero es indispensable la luz, la sabiduría que proviene del Espíritu Santo para poder hacer la voluntad de Dios y es Él quien nos da "la fuerza para soportar todo con paciencia y alegría".

Y en el pasaje del Evangelio encontramos realizada la profecía: (Eze 47:10) “y junto al Mar se establecerán los pescadores, y desde En-Guedí hasta En-Eglaim habrá un lugar para extender las redes” aunque se prometía una pesca abundante, en este caso se han pasado la vida en oscuridad y no han pescado nada; símbolo de no haber producido nada. Y el Señor hoy nos está llamando a escuchar su Palabra y acto seguido a responder a la vocación, a hacer visible nuestras aptitudes, mediante la obediencia «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» nos hemos pasado la vida bregando y dentro de nosotros hay una voz que nos dice que no hemos hecho lo debido, que no hemos atendido al llamado, que hemos desviado nuestra vocación original predispuesta por Dios en cada uno de nosotros.

Nos dice el Señor si haces lo que quiero actuaras con la luz, producirás mucho fruto y cuyo resultado te servirá para un gozo placentero. Te servirá para reconocerte pecador, para reconocerte como niño necesitado, dependiente. Te servirá para que cambies la manera de pensar y dejes las intenciones que tienes para que siempre estés bajo mi protección, pensando y haciendo con migo a fin de agradar a Dios. La pesca milagrosa se hace remando mar adentro dejando las aparentes seguridades de la arena que en muchos casos suele ser movediza. La pesca se hace dónde están los peses y la obra para el Reino de Dios se hace dónde están los pecadores, «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»


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