sábado, 1 de septiembre de 2012

Como has sido fiel en lo poco, entra en la alegría de tu Señor.


Parábola de los talentos. Si esta reflexión se hace bajo el concepto económico es muy fácil, y no es por demás ver que el hombre debe poner sus fuerzas para el progreso y bienestar sin distracciones. Se puede observar dos facetas una la de un campesino y la otra la de operaciones económicas, lo que pudiéramos llamar cualquier actividad del ser humano ha de ser con empeño a fin de que lo que Dios le concede pueda ser puesto al servicio para multiplicar lo recibido, para lograr un mejor nivel de vida y una sociedad mas justa. Sin embargo podemos notar que “no ha sembrado ni ha invertido”. En esta parábola no se ve ningún término de carácter religioso, pero también Dios evalúa el modo o el cómo se han hecho multiplicar sus talentos, y el pecado consiste en haber guardado para sí lo que se había recibido.

Esta gran falta se ve reflejada en las sociedades decadentes en las que se consume y se aniquila lo que se ha recibido: la formación humana y los conocimientos; los beneficios de una familia en la que los padres han sabido sacrificarse por sus hijos, las riquezas de la naturaleza y como primordial la Palabra de Dios que se debió poner en práctica para realizar el gran designio de Dios sobre el mundo.

En la parte espiritual nuestro Señor nos referencia el Reino de Dios, que se parece a. De manera que el hombre que se hace siervo de Dios debe cumplir su misión a cabalidad, produciendo para ese Reino. El Señor cuenta con nosotros para la construcción de su Reino. Dios se hizo hombre para salvar al hombre, pero este hombre salvado debe ser siervo fiel para salvar a otros hombres y esta labor es la que da verdaderos y trascendentes frutos _ “entra en la alegría de tu señor”. Las obras de Dios a través de su creación expresan algo de su naturaleza eterna, y no pueden fracasar. Por eso debemos ser conscientes de que Dios nos creo bajo sus designios (cf. Jer 1,5; Gál 1,15) esto nos anima a ser siervos útiles para recibir mas, o sea los premios celestiales. Pero esta de por medio la bondad de Dios al crearnos con libertad, la cuestión depende de nosotros; bien podemos comportarnos desobedientes y dejarnos llevar de la duda, de la desconfianza y de la perdida de la fe; entonces: “Al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará”. 


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