lunes, 24 de septiembre de 2012

El justo habitará en tu monte santo, Señor


Eso será un remedio para tu cuerpo. El “temor de Dios” y la disciplina hacen a menudo inútiles las visitas al médico y a los siquiatras. Las enseñanzas de la sabiduría aseguran vida y bienestar. Sus preceptos son para beneficio del hombre. (cf. Pv. 3,8 y 4,22).

¿Quién será grato a tus ojos, Señor? Quien practica y permanece en honestidad, justicia, sinceridad, quien obra en rectitud, amando a Dios y a los demás. Sin juzgar, sin juntarse con quien obra mal, sin aplicar el interés personal en perjuicio a los demás. Esto nos enseña el Salmo.

nada hay escondido… que no acabe por conocerse” - El gran problemas para nosotros es que escuchamos lo que queremos escuchar, vemos lo que queremos ver, decimos lo que queremos decir, nos agrada lo que nos parece y sentimos lo que queremos, todo a nuestro antojo sin tener en cuenta lo que Dios quiere, ordena y le es agradable; porque Dios es amor y quiere nuestro bien trascendente.

Quien haya recibido las enseñanzas que nos trae la Palabra de Dios, esta enseñanza ha de asumirla como un consejo precioso, debe hacerla suya de tal manera que pueda transmitirla a otros y ser luz para el mundo; “para que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos” (Mt.5, 15-16) De esta manera merecerá recibir una comprensión más profunda de las cosas de Dios y por gracia podremos dar frutos.

Es preciso meditar en el silencio, acallar la mente que esta llena de estrellas fugases, no es fácil ya que requiere sacrificar su propio ego para recibir el amor de Dios; En el silencio se escucha a Dios en persona. De ahí que muchos no progresan en este caminar porque se aplica lo que nos dice el Señor: »Porque a todo el que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. En cuanto al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes». Mt.25,29-30)


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