jueves, 6 de septiembre de 2012

Desde ahora serás pescador de hombres


Nuestro Señor Jesús enmarca varios acontecimientos en el lago de Genesaret, rodeado de algunos pescadores de Cafarnaúm, su predicación sentado en la barca de Pedro, la pesca milagrosa y el llamado a los apóstoles. Acontecimientos que movidos por el Espíritu Santo impactan profundamente y tendrían poder para despertar en todos los tiempos a quienes quisieren ser sus discípulos.

La pesca milagrosa. Cuando la persona vive una vida centrada en Cristo aumenta su fe, y Dios hace maravillas, el producto de nuestro trabajo cotidiano se multiplica, emocionalmente llena nuestro espíritu y se despierta n las ganas de seguir sin dar pie atrás. Nuestro Señor Jesús nos quiere mostrar que todo eso es bueno pero también quiere que trabajemos por su Reino, nos indica que debemos hacer el trabajo adicional el apostolado, “No temas; desde ahora serán hombres los que pescarás”. Pero sin duda alguna que es solo con El, por El y con El. Dos se hizo hombre para salvar a los hombres y requiere del hombre actual para salvar a otros que están lejos donde esta sucediendo la pesca milagrosa. ¿Ante este llamado que esperas ser?

Soy un hombre pecador”. Un poder divino ha venido a trastornar las leyes del pequeño universo en que Pedro había siempre vivido. Era el encuentro personal con Jesús, movido por el Espíritu Santo reconoció su estado de vida en pecado. Era su primer paso de una aventura que aún no termina después de veinte siglos. Para nosotros es impactante puesto que muchas veces auto justificamos nuestra vida de pecado, nuestra soberbia nos impide verlo y determinar su gravedad, por continuidad o por impacto. Es necesario que pidamos a Dios que nos muestre nuestras faltas y nos de la gracia de corregirnos y de confesarlo para que quede sentado el precedente en esta vida haciendo testigo de ello al sacerdote.

Dejadas todas las cosas, le siguieron”. Era para ellos toda una vida, una cultura, experiencias, habilidad, trabajo, familia. Sin reparar cual seria su futuro y los medios para ganarse la vida y velar por los suyos. Para nosotros ese es el miedo a dejar nuestras seguridades, es normal porque el mundo se mueve en el consumismo y si estamos sumergidos en esa corriente, ello requiere un batallar que cuesta y que quita tiempo, tiempo que debería ser para Dios. Para cumplir sus mandatos y recibir sus promesas. (cf. Mt 28,20; Mt 4, 19; Jn. 14, 23; Mt.13, 39; Mt.24,3 s; Mt 8,11)


No hay comentarios:

Publicar un comentario