miércoles, 8 de febrero de 2012

Miércoles 8

En la religión judía, Estas leyes de pureza eran útiles para proteger la fe de los judíos que vivían en medio de otros pueblos. Pues, ¿cómo podrían conservar su fe en el Dios único, si se les permitiera convivir con esos pueblos, tenerlos como amigos e imitarlos en todo? Llevaba un tipo de vida distinto. El Señor Jesús también observaba las leyes de pureza como el pueblo, pero sin los mil detalles añadidos por la tradición.

Pero también, el Señor Jesús afirma claramente que no hay pecado sin mala intención; los alimentos no afectan al mundo interior de nuestras relaciones con Dios; y quita a estos rituales su carácter sagrado. Todo lo que Dios hizo vio que era bueno, es nuestra mala y torcida intención lo que no corresponde a la relación espiritual con nuestro Creador.

Y así es que muy poco tiempo los rituales dejan el carácter espiritual, para centrarse en la verdadera fe que es la relación directa del hombre con Dios. “Pedro se puso en pie y dijo”: «Hermanos: ustedes saben cómo Dios intervino en medio de ustedes ya en los primeros días, cuando quiso que los paganos escucharan de mi boca el anuncio del Evangelio y abrazaran la fe. Y Dios, que conoce los corazones, se declaró a favor de ellos, al comunicarles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No ha hecho ninguna distinción entre nosotros y ellos, sino que purificó sus corazones por medio de la fe. ¿Quieren ustedes mandar a Dios ahora? ¿Por qué quieren poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que nuestros padres no fueron capaces de soportar, ni tampoco nosotros? Según nuestra fe, la gracia del Señor Jesús es la que nos salva, del mismo modo que a ellos.» (He 15, 7-11).

En nuestro mundo moderno persisten con beneplácito la lista de pecados que da el Señor Jesús y que contiene los vicios de nuestra sociedad, ya sea la corrupción que se denuncia casi en todas partes, o los diversos aspectos de la vida fácil y sin obligaciones morales que tanto alaban los medios de comunicación y a lo que pocas personas quisieran renunciar.

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