miércoles, 29 de febrero de 2012

Miércoles 29

Pues Jonás era un sirviente, pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino” (san Juan Crisóstomo)

Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás” – “Se levantó Jonás y fue a Nínive, como se lo había ordenado Dios” Todo el pueblo creyó, y “Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.”

Para todas las generaciones el Señor Jesús es la mejor señal, para que cambiemos de vida perversa. El Hijo de Dios, se hizo hombre y habito entre nosotros (cf.Jn.1,14); “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.” (Jn. 6, 51); “Renuncien a su mal camino y crean en la Buena Nueva.” (Mc.1, 15); Que Él es “Él camino, la verdad y la vida” (Jn.14, 6); “Habrá un solo rebaño con un solo pastor.” (Jn.10, 16); señal del increíble amor de Dios por nosotros, Jesús dio su vida para rescatarnos de la muerte eterna, para darnos la vida “El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo” (Jn. 10,17). En el Credo recitamos: “fue crucificado, muerto y sepultado… al tercer día resucitó entre los muertos".

El Señor resucito. Es la señal más poderosa y conmovedora; baluarte de nuestra fe, nuestra esperanza que da sentido a la vida. “No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea” (Lc.24, 6). “Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes.” 1 Co.15, 14). — Difícil por creer que ya estamos convertidos, pero faltaría que en espíritu y en verdad reconozcamos y optemos por una radical conversión, como la de los ninivitas, acoger el Evangelio.

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