Bien distinto de la sabiduría y la autoridad que emana del poder, de la fama y del tener. Más bien lo podemos llamar autoritarismo.
El Señor nos llama a servir diligentemente, a trabajar por ideales sublimes, importantes; sin despegarnos de Él, con su ayuda y para Él. Nosotros portamos la concupiscencia, la tendencia de hacerle caso al mundo y dejar de lado lo importante que es el espíritu y el alma. Ambicionamos lo del mundo y relativizamos lo eterno. De manera que es primordial permanecer con Cristo, con Él lograremos lo que queramos, pensando y obrando bien.
Nos dice el apóstol Santiago: “O si se lo piden y no lo reciben, es porque piden mal, para derrocharlo en placeres. Gente infiel, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?” “Humíllense ante el Señor y él los enaltecerá.”… No se amiste, no dialogue con el maligno, no haga lo de Eva, mas bien, “resistan al diablo y se alejará de ustedes.” Se alejara de nosotros el príncipe de este mundo y ”Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes.” Se acercara a nosotros el Rey de reyes, el Señor de señores, pleno de amor, quien todo lo puede, el dueño de todo, quien todo lo ve y lo sabe, quien nos conduce a la vida plena. Para mi suena un buen negocio. De manera que falta nuestro reconocimiento, permaneciendo como niños sin emanciparnos, falta nuestra aceptación, nuestra obediencia, nuestra disposición, nuestra disciplina y nuestro respeto.
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