miércoles, 24 de octubre de 2012

También los gentiles son coherederos de la promesa


Nuestro Señor Jesús nos invita a centrar nuestra responsabilidad en la fe, la cual debe acompañarnos de instante en instante. Quizás nos paso o nos ocurre que la fe, sin darnos cuenta, la usamos por momentos como una camisa para fiesta, el calzado para el deporte, tampoco es pasar un puente al otro lado, o solo para el día festivo, (...); la fe no se puede abandonar para unas cosas y tomarla para otras. Por la fe nos permitimos estar vigilantes, preparados y dispuestos, prudentes y fieles a Dios, de quien podemos recibir lo mejor, las mejores riquezas.

Tampoco se trata de, los sentidos y la razón que nos permiten llegar al conocimiento de muchas verdades, y otras que aceptamos apoyándonos únicamente en la autoridad intelectual de los demás. A esta forma de conocer la llamamos fe humana. La fe humana es absolutamente necesaria para la vida; ni siquiera podríamos comer tranquilos si desconfiáramos de todo. Pero la sola fe humana también nos puede llevar a confiar solo en lo material y en nuestras propias capacidades, ocultando lo sobrenatural, la fe divina.

Como la fe es un don de Dios, y es la que nos dispone a Dios. Por ella recibimos y ejercitamos los demás dones (cf. Mt. 25, 15); La fe nos capacita para generar el bien propio y ajeno, sin la fe podemos caer en los peores errores con complicaciones funestas. Cuando la dejamos en la percha, nos disponemos a complacer nuestras sensaciones y todo lo que nos ofrece el enemigo.

(cf. Gn. 3, 8. Ap. 3,20) Nuestra esperanza está en la presencia de Dios ahora en este momento sin interrupciones. Luego vendrán el fin del mal y el fin del mundo muchos después. Lo importante es el ahora, en todo, con la confianza fiel en quien todo lo puede y de quien proviene todo bien. ¿Quién sabe lo que Dios nos reserva para mañana?

“¿Dices esta parábola por nosotros o por todos?” Como podemos ver la respuesta no es para un grupo o para unas personas es para todos, en todos los tiempos y para todos los momentos, sin descuidos sin excusas. No para que todas las cosas nos funcionen bien de acuerdo a nuestro capricho, Dios viene en cada momento a través de los acontecimientos que echan a perder nuestros planes. No solo es ver el buen funcionamiento de instituciones; en medio de todo es ver la presencia de Dios y sus favores que iluminan la vida y que nos capacita para poder dar nuestra respuesta generosa y diligente a la humanidad necesitada de Dios, hacia cada genero vivo; con amor y justicia como miembros de la santa creación de Dios.


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