miércoles, 3 de octubre de 2012

Señor, danos la gracia de seguir tras tus huellas


En la cita que leemos del Evangelio de hoy encontramos que el primer caso es un voluntario que se ofrece a seguir a Jesús; la respuesta del Maestro es radical. El seguirle es una decisión libre; ir con Jesús no atrae ninguna ganancia humana, ni ninguna ventaja material ni social. Nuestro Señor Jesús quien siendo dueño de todo se hizo pobre entre los pobres y no encontró un lugar entre los hombres en su época, pero ahora quiere vivir en cada uno de nosotros.

En el segundo caso, antepone el enterrar primero al padre; la expresión evoca una figura muy familiar también para nosotros: «ver» por los padres, hacerse cargo de ellos hasta su muerte, luego sí, en libertad seguiría a Jesús. Pero para la misión no es excusa. “Deja a los muertos enterrar a sus muertos”; la desobediencia a Dios conlleva a la muerte, la sagrada Escritura lo muestra desde Gn.2, 17 en adelante muchísimas veces, por el pecado aunque estemos respirando ya estamos muertos. Si estamos vivos debemos trabajar para que Dios le devuelva la vida a los que aun todavía respiran. Para que se conviertan y vivan el Reino de Dios en sus corazones. Luego vendrá por añadidura la justicia, la solidaridad y la fraternidad.

En el tercer caso, también es Jesús quien llama y también hay de por medio una excusa aparentemente válida, este podía haber dicho (yo quisiera pero es que mi familia… ) A lo cual nuestro Señor Jesús nos esta diciendo es ya, si se distrae corre el riesgo de quedarse sin cumplir la misión, y lo prioritario es el trabajo por las conversiones y la aceptación del Reino de Dios. El seguimiento tras las huellas del Señor es una decisión libre, porque se sabe que al final esta la mejor parte, la mejor paga, el mejor beneficio. Dejemos las excusas; nuestros planes van en contravía de los planes de Dios. Si nos disponemos con libertad y decisión a Seguir al Señor, no podremos poner la mirada atrás, querer hacer lo que antes; la misión requiere toda la disponibilidad y toda entrega. Con Dios podremos trabajar de la mejor manera para el crecimiento espiritual y la dignidad familiar y social.


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