sábado, 23 de junio de 2012

Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor


Nadie puede servir a dos patrones. Jesús quiere que nos mantengamos libres para servir mejor a Dios. Ya que la obsesión por dioses falsos esclaviza. Aunque hayan mas recursos y seguridades que en el pasado y mas oportunidades para optar por el dinero, también es cierto que no nos damos cuenta que esto es destrucción de todo lo que habría permitido el crecimiento de la persona, la familia y la justicia. Es la manera de descartar los regalos de Dios para meterse en la cultura mezquina y ruin del uso del presente en idolatría al falso dios dinero.

En hebreo, cuando hay una elección, lo que es “odiado” es lo que no es elegido; en español es más fuerte esta expresión. Nuestro Señor Jesús quiere recordar que Dios provee el alimento de cada uno, y que lo ha previsto para los que saben arriesgarse por él, o si se quiere, para que su vida sea bella y se oriente bajo la influencia del Espíritu Santo.

Si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen!” en verdad nuestra fe es demasiado débil, La fe no la aumenta Dios, pero hay que establecer el dialogo pertinente y sincero con El para poder crecer a una fe madura.

Antes que las seguridades de nuestras propias fuerzas. "Busquen primero su reino y su justicia". El Reino de Dios. Dicho de otra manera, la transparencia de Dios en nuestra vida. Y la justicia de Dios. De igual manera, es un ordenamiento bajo su mirada de todo lo que somos y hacemos.

Es propio del hombre la búsqueda de seguridades, además se le considera algo normal entre los que no han recibido la revelación. La experiencia de abandonarse en manos de la Providencia divina será el signo distintivo de aquellos a los que el Padre se ha revelado. Es preciso pensar que el futuro es incierto, cada novedad nos puede rescatar; pero también nos puede confundir y extraviar. Muchas veces fallan nuestras seguridades; que queda entonces, emplazar nuestras propias convicciones, reconocer el valor de nuestras experiencias, particularmente de nuestra experiencia espiritual. Reconocer la grandeza y la misericordia de Dios y ser agradecidos de hecho.


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