sábado, 9 de junio de 2012

Mi boca, Señor, anunciará siempre tu salvación


San Pablo nos dice hoy que “anuncies la palabra; insiste a tiempo y a destiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría” “Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se rodearán de maestros que les halaguen el oído; se harán sordos a la verdad y sólo escucharán las fábulas” Si no hacemos nada acorde con las exigencias del Señor el día que lo veamos cara a cara estaremos con las manos vacías. No es lejano a usted como la humanidad se desvía por los senderos apartándose del camino de la verdad. Esto es señal de los últimos tiempos (cf.Lc. 12,51 (s); (Mt.16,2; Mt.24,33)

Hoy como en la época de nuestro Señor Jesús, hay personas que se preocupan mucho por aparentar, mirando solo a los católicos se ve en algunas personas que prima en ellas las comodidades y el logro de oportunidades pero faltando a la justicia y a la cridad.

La viuda de la escena dio todo lo que tenía para vivir, sabia que estaba ofrendado para Dios y de El lo esperaba todo. Nos personifica la inmersa mayoría de los pobres que no tienen prácticamente nada y que, sin embargo, se las ingenian para dar algo de lo poco o nada que tienen.

“¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.” (Santo Papa Benedicto XVI)

Que María sanísima nuestra Madre celestial medie para nosotros protección, fortaleza y fe verdadera para no declinar en estos últimos tiempos, donde aparecen ya muy a menudo las persecuciones; el Hedonismo; de moda la Ideología del genero; la globalización del consumismo sin equilibrio; el subjetivismo donde cualquiera o cualquier cosa es dios; el relativismo que impregna incluso el interior de la iglesia.


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