“Ustedes están muy equivocados.» puede que no sea tan difícil entender pero si obedecer para lograr la salvación, pero mas difícil trabajar para alcanzar la santidad, que no es un privilegio sino un mandato de Dios, (cf. Lv.11,44; 1 Pe.1,16; Mt. 5,48; 1 Ts.4,3; Ef.1,4).
Del Señor no proviene el temor, sino la fortaleza, el amor y la prudencia, que nos habilita para lograrlo; seremos llevados a la presencia de Dios y tendremos parte en Dios mismo, por la eternidad. Es esto lo que debe llenarnos de un profundo gozo. Tampoco pretendamos que se vayan a trasferir preocupaciones y anhelos de la manera como los vivimos en vida terrena.
Los Saduceos eran los jefes de los sacerdotes y los administradores del pueblo de Dios; no creían en cosas espirituales ni en la resurrección, ideas aciagas según ellos, que debilitaban el respaldo del pueblo y el poder del aparato central. Solo se ocupaban de los cinco primeros libros (pentateuco) de la Biblia donde se habla de los sacerdotes.Por tanto solo ven (cf.Dt.25,5)
No entienden el poder de Dios, y menos el misterio de la resurrección. No entienden las Escrituras, cuando hablan de la resurrección, en estos libros se manifiesta un Dios vivo que hace de los hombres sus amigos0, (Cf.Ex. 3,6). “Yo soy el Dios de Abraham”... Si Dios se comprometió con ellos de tal modo, ¿cómo podía permanecer indiferente a su muerte y dejar que desaparecieran para siempre mientras él goza de su Gloria?
Mientras estemos en este mundo absorbidos en la materia y el tiempo es difícil entender los misterios de la eternidad, por eso nuestro Señor Jesús quiso de una vez por todas dar claridad a las dudas sobre nuestro propio destino. Ningún razonamiento tiene fuerza cuando miramos de frente la partida definitiva y la reducción al silencio total que significa la muerte;solo en la esperanza de lo que Dios ofrece puede hacer la diferencia donde vamos a renacer de Dios mismo (confronte,Jn. 11,25; Lc 20,36; Is 65,17; Ap 21, 1-4).
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