lunes, 31 de marzo de 2014

“¿Si no veis signos, no podéis creer?”


La inspiración de Dios, sus deseos, sus planes se cumplen, sencillamente porque “para Dios no hay imposibles”, “porque de Él es toda autoridad y todo poder”, “cuando Dios decide algo hasta los demonios obedecen”. Ahora bien cuando se ¿cumplirán las Palabras de Dios por medio del Profeta? No lo sabemos. Lo cierto es que para que llegue el fin de los tiempos, (que no es el fin del mundo) falta que se cumplan algunas de las señales que también nos lo van indicando; pero de lo que si podemos estar seguros es que estamos cerca porque la mayoría de las señales ya se han cumplido y las estamos percibiendo y lo que falta de tiempo, para la iglesia católica será de mayor tribulación.

En el pasaje de Evangelio encontramos que Dios hace lo que quiere y sin tener que ir, simplemente lo hace cuando hay un poquito de fe en nosotros, el padre del muchacho tubo una pisca de fe pero para creer verdaderamente en Dios tubo que confrontar la hora de la recuperación de su hijo. Nuestro Señor Jesús nos dice: «Como no veáis signos y prodigios, no creéis.» Digo yo, a pesar de la señales, las profecías y los prodigios, es tal la falta de fe del mundo actual que no creemos, nos parece que todo sucede porque simplemente eso tenía que suceder. Una costumbre que se ha calado en nuestro medio es que Dios es amor y que sin que hagamos nada – tampoco ocurrirá nada que nos cueste, nada que nos confronte con la acción del maligno, en otras palabras, que para nosotros no es la cruz, que a nosotros no nos corresponde luchar contra el pecado, porque ya el Señor ha pagado por nosotros y por tanto podemos continuar comiendo y bebiendo sin preocupaciones espirituales, lo que traduce en la poca fe. “tanta será la maldad, que el amor se enfriará en muchos” (24,12). ¿Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?». (Lc. 18,8)

Mensaje de la Reina de la Paz - del 25 de marzo de 2014: “¡Queridos hijos! Los invito de nuevo: comiencen la lucha contra el pecado como en los primeros días, vayan a la confesión y decídanse por la santidad. El amor de Dios fluirá al mundo a través de ustedes, la paz reinará en vuestros corazones y la bendición de Dios los llenará. Yo estoy con ustedes y ante mi Hijo Jesús intercedo por todos ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.” Conforme a lo que hemos leído hoy, nos apremia la necesidad de orar, la necesidad de dialogar con el Señor, decirle y escucharle, para que nos trace una vida nueva en fidelidad constante al dueño de todo, quien lo puede todo, lo sabe todo, (…).


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