lunes, 17 de marzo de 2014

Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.


El seguimiento de Jesús, implica hacer el bien de la misma manera como se quisiera para uno mismo. Todos necesitamos y deseamos que nuestro Dios sea compasivo, frente a nuestro mal comportamiento de todos los días – (a diario pecamos de pensamiento – obra – palabra – u omisión) frente a esta realidad Dios se manifiesta como lo que es, amor. Es tiempo oportuno para reflexionar sobre nuestra permanente conversión - ¿si somos compasivos? Por supuesto que nos falta, porque la verdadera misericordia no depende de nosotros, es providente. ¿No juzgamos? Claro que si, porque vemos los defectos de los demás y ocultamos nuestro proceder. Somos incapaces de ponernos en los zapatos del otro, no razonamos, no reflexionamos.

Perdonar significa creer en la capacidad que los seres humanos tenemos de empezar de nuevo. El perdón no es un simple armisticio para hacer tolerable la vida, sino una nueva creación que nos aproxima al plan de Dios. Nos cuesta mucho identificarnos con Dios, nos falta llegar a la verdadera identidad. Por eso se nos hace fácil condenar. Y se hace difícil perdonar. Pero mucho más difícil dar y darnos a los demás. Solo Dios es bueno. La misericordia y la justicia como norma que nos pide nuestro Señor hoy, solo la podremos poner por practica mediante una verdadera conversión y adhesión a Jesús y de Él nos vendrá la gracia para acercarnos a lo que Él mismo nos pide.

«Perdonad y seréis perdonados»; «Dad y se os dará». Y seremos recompensados de manera abundante. De lo contrario tanto individualmente como colectivo seremos juzgados y condenados; seremos revisados en todos los campos de nuestro vivir, en materia de amor: familiar, social, económico, administrativo, político y humano. ¿Quién podría sostenerse ante el tribunal supremo? Cuando vemos al hombre de hoy tan necesitado de amor y de perdón. Ese proceso ha de comenzar en cada persona, en cada familia, en cada pequeña comunidad que puede ir dando pasos hacia la reconciliación, para una renovación ejemplar tanto personal como colectiva.


No hay comentarios:

Publicar un comentario