sábado, 29 de marzo de 2014

"Os digo que éste bajó a su casa justificado"


Esto es lo que el Señor quiere: misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos. ¿Qué significa “conocer” a Dios? Puede pensarse muchas cosas, pero se puede conocer a Dios sólo amándolo. Además en el lenguaje de la Biblia, “conocer” significa “amar”. Cualquier otra tesis puede resultar vana. Sólo desde el amor se pueden entender las expresiones poéticas de Oseas: “Su amanecer es como la aurora y su sentencia surge como una luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra.”

La parábola del fariseo y del publicano, que sólo Lucas cuenta, es elocuente e ilustrativa y sermoniosa. Como queriendo decir no mas, mírate a ti mismo y luego mira a los demás. Donde nos presenta la figura del personaje que se siente auto justificado y presumido y por otro lado la manera y la actitud del quien se siente pecador, se ha separado de Dios y por tanto apabullado por haber optado por la esclavitud, pero al mismo tiempo siente amor por Dios y con humildad implora su reconciliación.

El primero se compara con otros, es igual hoy día, (como los demás lo hace, como los demás lo pueden, como los demás lo consiguen, como los demás lo pasan bueno, (…). Y el abstenerse se le considera como una condición tonta, sin sentido. Por tanto a lo bueno hoy ya como que es lo malo y viceversa, lo que antes se le consideraba malo hoy como que es lo que se debe hacer. Se le ha cambiado la información al “chip” para ver si se puede considerar superior a los demás; en otras palabras queremos ser dioses. “Todo el que se enaltece será humillado” Y que difícil erradicar esas posturas puesto que estamos en el mundo que ha sido permeado por el relativismo. Somos más proclives a conquistar que a dejarnos querer y perdonar, pero a Dios le gusta más la humildad y el deseo del perdón, quiere una relación más personalizada.

La segunda postura, “y el que se humilla será enaltecido.” ¿Cómo poder asumir esta postura la cual aconseja nuestro Señor Jesús? Amando a Dios y al prójimo. Sabemos que estamos en medio del pecado, pero también Dios nos ha fundido en nuestra alma el conocimiento de lo bueno y de lo malo. Sabemos que todos somos pecadores, pero también sabemos de la misericordia de Dios, y como lo canta el Salmo: “Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias." De manera que la lealtad que le demos a Dios conlleva además, regalarle a Él toda nuestra mala vida. Así de manera providente recibimos la fortaleza para permanecer en el cumplimiento del mandamiento del amor y la voluntad de Dios.


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