miércoles, 5 de marzo de 2014

“Misericordia, Señor: hemos pecado”


Miércoles de Ceniza – puerta de la cuaresma que nos lleva a la Pascua. Muerte y vida, ceniza y agua conviven en la Cuaresma. En el mismo rito de la imposición de la ceniza escuchamos alternativamente “Acuérdate de que eres polvo” y “Cree en la Buena Noticia”. Morimos al pecado. Las vestiduras de morado y enmudece el aleluya. Conversión y regreso al Padre, aunque no seamos dignos de llamarnos hijos suyos. El Evangelio de hoy nos habla respecto a tres actitudes, oración, ayuno y caridad – con un requisito indispensable para que sea agradable a Dios quien paga todo acto de amor, en secreto sin buscar vanaglorias sino es espíritu y en verdad. Ora ofrece a Dios y “Perfúmate, no desfigures tu cara, no estés cabizbajo”.

“Miremos hoy al Dios compasivo y misericordioso, rico en piedad y leal que proclamamos en el Salmo. Estemos seguros que El nos perdona porque es lento a la cólera y rico en misericordia, es un Dios preocupado por el sufrimiento de su pueblo, un Dios cercano a sus hijos e hijas. Bondadoso y compasivo que borra todas nuestras culpas. Descubramos en esta Cuaresma al Dios que nos reconcilia, siempre y cuando lo permitamos, cuando lo aceptamos y nos ponemos a su alcance. Acerquémonos al Dios de Jesucristo que nos llena, está sobre nosotros y camina a nuestro lado cuando aceptamos su gracia.

Hagamos el propósito en esta Cuaresma de practicar la justicia sin ser vistos, de rezar en lo escondido, donde sólo Dios nos oye, de ayunar de las cosas que nos hacen daño y no le gustan a Dios. Es un buen propósito de Cuaresma pero con cuidado, porque estas cosas, tan típicamente religiosas y apropiadas para este tiempo las debemos realizar según el estilo y las recomendaciones de Jesús.”


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