Todo cambia cuando nos dejamos educar por la Palabra de Dios! Aunque
llenos de defectos pero siempre luchando para ser mejores, para ir acogiendo lo
bueno y desechando lo malo, eso es conversión. Cada vez más obedientes a Dios,
cada vez más diligentes, cada vez mejores servidores. Ahora bien, todos pecamos,
no es válido que alguien crea que no comete pecado – de palabra – de obra- de
pensamiento – de omisión. Pleno consentimiento, o sin él. Y si llegamos a una
verdadera conversión no se podrá lograr por nuestra propias fuerzas en
necesaria la misericordia de Dios. Y Dios actúa en nosotros conforme a nuestra
voluntad, nuestra intensión, no es fácil
la conversión, hay que pedírsela a Dios.
En el presente pasaje del Evangelio Pedro manifiesta al Señor el
sentirse entre los que dejan todo para seguirle. No era muchas las pertenencias
que dejaba, solo su familia y su medio de trabajo donde se ganaba lo para el
sustento de los suyos. Sin embargo el Señor le dice que quienes dejaron familia
y bienes por El y por la Buena Noticia recibirán mucho mas. Quien deja todo
para ser discípulo misionero de Jesús sufrirá también persecuciones en el
seguimiento pero encontrará en la comunidad cristiana lo necesario para vivir y allí
encontrara bienes materiales y afectivos. “En la generosidad de los misioneros
se manifiesta la generosidad de Dios, en la gratuidad de los apóstoles aparece
la gratuidad del Evangelio” (Documento de Aparecida 31). La cantidad de amor la
paga Dios, con sobre medida, Dios no se deja ganar en generosidad. Quien da
amor al parecer queda como el ultimo, para servir y estos recibirán la gracia
de Dios para ser mejores que aquellos considerados los primeros, sabios o con mejores
atributos.
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